La conformación de un cluster logístico portuario para Rosario es la meta más ambiciosa que se
trazó Pablo Ferrés, el presidente del Ente Administador del Puerto local (Enapro) al tomar las
riendas del organismo administrador de la concesión portuaria. Para el ahora funcionario del
gobierno de Hermes Binner —y un calificado interlocutor en estos temas por su trayectoria en
la actividad privada— es clave “unir todos los intereses de los actores (despachantes,
operadores, transportistas, depósitos fiscales, etcétera) con la idea de trazar líneas hacia los
mercados del interior para que éstos saquen sus cargas por Rosario”.
“Queremos que Rosario se convierta en la puerta al mundo para el centro y norte de la
Argentina”, resumió.
Aunque la intención no es nueva y fue pregonada por los distintos operadores que se hicieron
cargo de las fallidas concesiones de la terminal rosarina, Ferrés está convencido de que los nuevos
operadores de Terminal Puerto Rosario (TPR) —la firma Aotsa en la que tiene una fuerte
presencia el grupo Vicentín— pueden finalmente convertirla en hechos. “Tenemos una
terminal en un terreno provincial operada por Aotsa que está a cargo del puerto de Barranqueras y
son chaqueños y por Vicentín que son absolutamente santafesinos con lo cual, la realidad es que si
hay algo que sea argentino y auténtico es el puerto de Rosario”, dijo.
También consideró que los actuales operadores de la terminal, tras la traumática salida de la
administración comandada por Guillermo Salazar Boero que derivó en una convocatoria de acreedores,
tiene futuro. “Pusieron mucho esfuerzo y tiempo y no creo que ninguno de ellos, que son
hábiles comerciantes, venga a perder tiempo y dinero”, concluyó.
Mientras el armado del rompecabezas financiero posterior al concurso de acreedores va tomando
forma, Ferrés adelantó que la intención es que el Enapro actúe como “facilitador” en la
gestión de TPR para que crezcan las cargas. También adelantó que el Ente tiene en elaboración un
proyecto que estará listo en un par de semanas para el relleno de las dársenas en el extremo sur de
los terrenos portuarios que presentarán a la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, organismo
que ya les aseguró tiene el presupuesto para esa obra.
Para Ferrés, Rosario es una ciudad que se olvidó de su puerto “quizás porqué éste no hizo
mérito” y recordó que la concesión de la terminal local atravesó una sucesión de
“escándalos” que arrancó con la salida del grupo filipino Ictsi y finalizó con un
“gran desorden” durante la gestión de Salazar.
-—¿Cómo está el puerto?
—El puerto venía girando en descubierto sobre activos ya gastados en la última gestión. Si
las cosas se hacen mal terminan dando malos resultados. Eso trajo la caída de la empresa, la salida
de Salazar y la posiblidad del ingreso del grupo Vicentín. Cuando me hice cargo del Enapro lo bueno
fue que estaba la idea de que había que hacer lo posible para salvar la concesión, porque hacerla
caer iba a ser muy traumático y complicado.
—¿Qué cambió desde la época en que Ud. salió en duros términos a cuestionar el traspaso de
acciones y la conformación accionaria de Aotsa?
—Primero hay que decir que no era el afán estatizar. Pero el Enapro no podía dejar en
ningún caso que no se prestara el servicio. Es un servicio público y no se puede dejar de prestar.
Además no se podía dejar sin trabajo al personal que depende del puerto. Cuando llegué al Enapro
teníamos un Aotsa que tenía un patrimonio neto de 500 mil dólares, dos millones de pesos y Vicentín
estaba, pero no estaba. En ese momento quisieron forzar que se les dijera que sí a algo que no
estaba contemplado dentro de ninguna de las condiciones del pliego. Entonces mandamos una nota
diciendo que todo eso era abstracto, porque el comprador debe manifestar su intención también. A
partir de ahí empezamos a trabajar y les exigimos que cumplieran con las condiciones del pliego.
Quien compre la mayoría tiene que necesariamente parecerse a la que hubiese sido adjudicataria. De
acuerdo a eso, expresamos que cada punto valía 200 mil dólares y les dijimos: «Si ustedes desean
tener el 51% eso significa que tienen que mostrarnos que tienen 10,2 millones de dólares».
—¿Cómo fue el proceso de traspaso accionario donde ingresa Vicentín a la concesión?
—Encontré la posibilidad de tener un diálogo diferente con el presidente de Aotsa, Carlos
Bello, y empezamos a tratar de resolver todas las desprolijidades. Fue creciendo un diálogo y
trabajo conjunto hasta que un día Bello me informa que Vicentín decidió capitalizar Aotsa, una
firma chica, pero que pudo evidenciar que tenía activos que conformaban valores como los que se le
pedían. Además, Vicentín manifestó su intención de comprar el 20% de Aotsa y desembolsar 10,5
millones que valorizarían a 50 millones (12 millones de dólares). En el momento que aparece
Vicentín y pone el 20% en Aotsa me dije: «estamos en el buen camino». Además, Vicentín ya dijo que
una vez terminado el proceso concursal prometió entrar más en el negocio y poner mucho más
dinero.
—¿Cómo ve el proceso concursal de cara a resolver esas trabas?
—No lo sé. Lo último que ocurrió fue que la Sindicatura de la quiebra desestimó un crédito
por obras que teníamos argumentando que no podía evaluar cuánto significaba eso. Nosotros hicimos
una presentación por eso y vamos a ver cómo nos va.
—¿Hay deudas de TPR con el Enapro por canon?
—El canon una de las primeras cosas que acomodamos. Les hicimos saber que el día 5 de cada
mes el canon tiene que estar pagado. El Enapro es un organismo financieramente muy endeble.
Prácticamente se maneja con lo que recibe de los distintos cánones de concesiones portuarias y el
de TPR es el más importante.
—¿Cómo están en materia de proyectos?
—Estamos muy satisfechos, porque hace dos fines de semana entró un buque de dos líneas
importantísimas. También un barco que vendrá todos los fines de semana. Lo importante con la carga
de containers es la regularidad, eso es lo que genera el tráfico. Lo que nos preocupa es la
intención que las autoridades de la Administración General de Puertos (AGP) de que los containers
de Rosario vayan a Buenos Aires.
—Respecto del relleno de la dársena, ¿quién lo financia?
—Ricardo Luján (subsecretario de Puertos y Vías Navegables) dijo que el dinero lo ponen
ellos. Me dijo que tenía el presupuesto pero no el proyecto, por eso el Enapro encaró un proyecto
que va a estar listo dentro de dos semanas.