"Estoy nuevo". A Federico Gut se le notaba muy bien del otro lado del teléfono, entero, ilusionado. Es que el piloto de San Lorenzo ya superó lo realizado el año pasado, cuando debió abandonar en la 6ª etapa antes de llegar a Arica porque se le incendió el cuatri. Y pudo disfrutar a pleno el día de descanso, al punto que por primera vez en la competencia "pude dormir en una cama de hotel y darme una ducha de agua caliente". Además, su equipo de mecánicos trabajó duro para poner el Polaris a punto. Por eso, ya está listo para las siete etapas que restan y confiado en poder llegar a Lima, su meta desde que partió el 1º de enero de Mar del Plata.
"No tengo otra pretensión que llegar", le dijo Gut vía telefónica a Ovación. "Voy cumpliendo todos los días una meta y haber alcanzado la mitad del recorrido ya es grandioso. Porque los tramos por Argentina, lejos de lo que suponíamos todos los pilotos, fueron durísimos, al punto que ya abandonaron muchos y todavía quedaban varias máquinas en las dunas", relató sobre los numerosos autos y camiones que ayer por la tarde, a la hora de la entrevista, aún buscaban el camino al vivac de Copiapó para poder largar hoy.
Los inconvenientes estuvieron a la orden del día para Gut. Muchos tuvieron que ver con las gomas pinchadas (ver "Aguanta con las gomas"), pero los hubo de todo tipo.
Uno de esos inconvenientes fue en la 2ª etapa de Nihuil, cuando penó con la alta temperatura del combustible (igual que en Fiambalá), y otro le pasó el sábado en el primer especial en Chile, cuando "rompí el caño de escape y me quedé sordo. Salía fuego debajo del cuatri y temía que me pasara lo mismo del año pasado. Por suerte sólo me quemó la bota de ese lado y nada más". Y prosiguió: "Por primera vez hice las arenas de Copiapó y la verdad fue impresionante. Había algunas que al bajarlas parecía que te ibas al precipicio".
Y en el camino del sábado, a Gut le pasó algo curioso. Se encontró con Marcos Patronelli de frente, viniendo de contramano. "Se había perdido y buscaba un control de paso. Me preguntó si lo había pasado, le dije que sí y volvió a buscarlo. Al rato me pasó, venía como una exhalación".
Sin Mauricio Jurado desde la 4ª etapa ("compartimos los vivac y fue una lástima lo que le pasó con el tanque de combustible, que lo reparó pero no llegó a tiempo para largar"), Gut es el único representante del Gran Rosario en carrera y está tranquilo ahora porque "los mecánicos (todos de su zona) hicieron un laburo bárbaro. El cuatri quedó como cuando salí de Mar del Plata. Se le cambió el escape, pastillas de freno, llantas, filtro, correa, en fin, está como nuevo".
Y el piloto de San Lorenzo también. "Me ilusiono con llegar a Lima. Me cuido más, tratando de no golpear nada porque el sacrificio es muy grande". Dos veces llegó tarde a la hora de cierre del vivac y por eso "me penalizaron con más de seis horas, pero estoy conforme igual porque persigo otro objetivo y me veo en condiciones de lograrlo".