Sí, es así desde hace tiempo, pero este además lo produje y lo hice en una afinación 432 que es una afinación universal, completa, del corazón, de la felicidad. Después el disco se llama “Cuna de piedra” porque soy luna en capricornio. Así como a escorpio le dicen el ave fénix, a la luna en capricornio se le llama cuna de piedra porque es una infancia dura, venimos a aprender desde chiquitos. El concepto que se me ocurrió es jugar con esto de los instrumentos celtas; hay arpas, violines, flautas, mandolinas, gaitas. Los arreglos son de los músicos, algunas corregí, no porque toquen mal, y arreglamos un par de bases. Tardé un año pero eso pasa cuando uno es independiente, que hace lo que quiere, cuando quiere y cómo puede porque depende del dinero, pero hago lo que me baja, no lo que vende. Yo necesito hacer eso, gracias a Dios puedo vivir de eso y creo que soy un canal para sanar porque el 432 es la afinación de la curación. El 440 no estaría bueno, que es lo que están haciendo todos porque hay teorías que dicen que los nazis y Rockefeller cambiaron la afinación en su momento, aunque no lo puedo asegurar.
¿Cómo se te ocurrió esa instrumentación?
Empecé a averiguar qué instrumentos tiene la cultura celta, después cuando empecé a investigar sobre cuna de piedra, dice luna en capricornio y hay una rubia con unos cuernitos de ramas, aunque yo soy piscis con ascendente en escorpio. Se me van ocurriendo esas cosas. Después lo hablé con Baby (Bárbara Márquez), mi socia en lo creativo con la que hacemos las tapas y los videos. Ella es diseñadora gráfica y yo artista plástica y empezamos a hacer todo. Y por qué no sabemos... Sí sé que hace mucho tiempo Fernando Noy me dijo que yo soy una druida. A mi me divertía eso. Y dicen que a mi tataratataraabuela irlandesa, que era la mujer de Juan Martín de Pueyrredón, la enterraron afuera de bóveda los boludos porque era bruja... Yo desciendo de ahí, pero no comparto todo lo que hicieron mis antepasados, especialmente matar indios, pero qué voy a hacer, ahora vengo a arreglar todo (risas).
FABIANA CANTILO - Tiro de gracia (Video Oficial)
Sos un canal para sanar, como dijiste.
Exacto, eso soy, me lo dijo un médico también. A veces las ovejas negras somo las que venimos a sanar el árbol.
¿Te sentiste así, la oveja negra de la familia?
Sí, pero creo que somos una familia de ovejas negras (risas)... Por mi madre, que era una revolucionaria bastante piola; mi tío Vasquito Luro que no creía en nada, era un loco muy inteligente, el mayor de los hermanos de mi mamá. Era cantautor pero lo mandaron al campo porque hacía lío. Yo lo conocí cuando era chiquita y yo cantaba mientras él escribía las paredes con los versos. Hay una zamba de Vasquito que se llama “Hoy me acuerdo de tí”, es la única que no es mía. De ahí viene mi veta folclórica, de mi tío, de mi abuela y los tangos. Eramos muy musicales.
Todo el disco transmite optimismo. En “Tiro de gracia” decís “estuve viajando por el universo buscando el diamante detrás de la muerte”...
Algunas canciones se refieren a otras personas. “Dinosaurito” es para Fito (Páez), le decía así en una época, es un guiño entre nosotros y “La carta” es para Charly, que habla de Charly y yo, y lo demás a veces son licencias poéticas que me mando y que no tengo ni idea qué puse, pero me gusta (risas). Pasa que ya no sé cómo ni por qué lo puse. Sí se que “Tiro de gracia” tiene que ver con una terapia que hice de biodecodificación. En un momento el tipo me dijo salí de ahí, una situación fea de cuando era chica, y salí. Tendría 8 años y me fui a lo de mi abuela y me inventé otra vida que era mucho más linda que la que tuve. Es interesante eso de jugar con los tiempos, decir esto me pasó, pero yo quiero esto. Y es interesante pensar que detrás de la muerte hay un diamante. Yo soy medio budista. Creo en la reencarnación. A menos que seas San Francisco de Asís vas a volver y a corregir. El karma es lo que uno viene a saldar y el darma es lo saldado. No depende de nosotros. Esta rueda kármica la hizo el poder superior, para no decir Dios por si hay algún ateo. Como buena pisciana me fascina todo esto.
Uno es un compendio de todo lo que ha escuchado en su vida Uno es un compendio de todo lo que ha escuchado en su vida
¿Qué te inspiró la imagen de la guerrera?
Es una guerrera celta, y sí, no nos queda otra que seguir peleando. Pero ni siquiera lo pensé, pero yo soy eso, una guerrera celta, una druida. Lo que pasa es que todavía mis poderes están en el trabajo de desempolvarlos. Pero yo soy una soñadora, muy optimista, inclusive con la pandemia fui optimista y después de todo esto compuse un tema fuera del disco que se llama “La batalla”. Lo saqué, hice el video y ahí sigo peleando (ríe).
¿Cuál fue tu mayor pelea y tu mayor triunfo en todos estos años?
Ganarle a la cocaína y mantenerme viva y con la voz bien, pero era obvio que venía a eso. Se me presentó, porque en la vida se te presentan los monstruos y uno tiene que salir a pelear y después de 20 años de ir a Narcóticos Anónimos tengo nueve años y 20 días limpia. Todos los días 7, el próximo se va a cumplir en Rosario, cumplo un mes. Esto es lo que me mantiene. Además tuve maestros que me ayudaron, como el prior de la Orden Templaria, en el sur, son los sucesores de los guerreros templarios. Y seguimos guerreando (ríe).
Son solo dos opciones: o te entregás o peleás.
No. No te entregás. No hay posibilidad. Yo no sé cómo lo hice. Mi abuelo, Richard Pueyrredón, fue el fundador de Alcohólicos Anónimos en Argentina y el escribió “Yo estuve en el infierno”. El ahí dice que el hombre que se levanta es más fuerte aún que el que no ha caído. De todo te tenés que levantar. La humanidad se enferma y este es un plano-escuela, venimos a aprender. Lo último que yo aprendí es que todo lo que se me presenta es un desafío. No empecemos con “ufa... y ahora qué hago...” (risas). Hay que acordarse porque con eso algo vas a aprender. Si no, uno siempre vive protestando.
Esa idea de independencia, de autocontrol, de decir puedo sola, ¿está presente en “Shadows”?
La historia de esa canción es en el 2001 cuando conocí a un muchacho que después me relacioné con él, pero ese día no. Era un grupo de música electrónica muy conocido que ahora me olvidé. Un día fui a la casa de ese chico y tenía una base electrónica y yo canté todo eso que dice la letra de pe a pa, una zapada en inglés, y la dejé. La cadencia del rock es más amiga del inglés. Entonces si vas a hacer una zamba no es lo mismo. Eso fue una zapada y me di cuenta que había dicho algo semicoherente y después de mucho tiempo decidí ponerla acá. Dije voy a cantar un tema en inglés, ¿por qué no? La independencia que ves sería en decir “señores, canto esto”. Y era música electrónica, que la hacía como Bjork, lo que pasa es nunca se la mostré a nadie.
¿La Fabiana más rockera aparece en “La huella”?
Sí, así es. Es un rock con una situación littonebbiana porque uno es un compendio de todo lo que ha escuchado en su vida. Pensá que yo a los 17 años escuchaba a Yes y los Beatles, fanática. Cada tema tiene su cosita y ahí pusimos violín.
FABIANA CANTILO - Shadows - Video Oficial
Formaste parte de Las Bay Bicuits, fuiste voz de una de las bandas líderes de los 80, como Los Twist. ¿Te sentís parte de la vanguardia, hoy que la presencia de la mujer se hizo mucho más visible en el escenario social en general?
Yo estaba ahí y era partícipe de unos genios que ya estaban ahí. Una era Viviana Tellas, la exmujer de Alan Pauls que ahora es directora de teatro, porque en ese momento estábamos delirando. Gracias, y lamentablemente, a que Galtieri le hizo la guerra a los ingleses y sellaron toda la música inglesa en los 80. Nosotros, que estábamos ahí y que teníamos talento, los Soda, los Virus, los Twist, los Abuelos... Yo no sé qué pasó porque terminé el colegio, hice Bellas Artes y de golpe me encontré con (Miguel) Zavaleta (de Suéter), que me presentó a (Daniel) Melingo, a Pedro Aznar y así a todos. Yo estaba ahí y me dijeron “¿querés venir a hacer una banda que se llama Los Twist?”. Melingo y Viviana eran los que llevaban la cosa. ¡Y Diana Nylon! pobrecita, que vino después que la echaron de Holanda, te tienen que echar de Holanda... (risas). Sergio Einsenstein era el dueño de Nave Jungla, yo vendía artesanías en la plaza de San Isidro y Sergio me dice “acabo de llegar de Holanda, con Diana (Nylon), me echaron”. Se me acercaban todos, es decir, formaba parte y también se me acercaron. Ahí Viviana hizo Las Bay Biscuits. Ella estaba fascinada conmigo porque yo bailaba, cantaba, pintaba, me disfrazaba, era perfecta para ella y yo le hacía caso en todo, como un robotito (risas).
Sos parte de la historia del rock. ¿Qué está pasando con el rock frente a otros estilos que dominan la industria?
¡El pobre rock no tiene la culpa de nada! (ríe) Yo diría que no avancen más lo reggaetoneros ¡por favor! Paren el ejército de reggaetoneros, si ya hay suficientes (risas) Está todo bien, queda muy lindo, las chicas mueven el orto, pero por favor paren. ¡O no! Yo estoy cada vez más parecida a Peter Gabriel, pero no critico más. Antes era bastante bestia, pero ahora no... Estoy muy ommm, me quiero ir a la quinta dimensión, no puedo criticar, no puedo putear, no puedo estar triste, no puedo un montón de cosas que me acabo de enterar... la semana pasada (ríe) porque tengo unos guías y unos chamanes que me explican esas cosas. Pero digo, ¿qué le criticaría? No le criticaría nada. Es un movimiento maravilloso el rock. Oasis, Coldplay, hacen rock; Lisandro Aristimuño hace rock como yo con folclore y tango, y el reggaeton está muy bien chicos, pero pasa que es tremendo cómo pega. Me pone un poco triste, pero ahí me voy a dar una vuelta en bici (risas) Cuando veo los seres que ganan los Grammy digo “ay Dios mío...” pero ¿para qué lo miro?
¿Qué queda del rock como emergente de la contracultura, de la rebeldía?
Eso sí, eso es así. Por eso hago rock, además de pop, tango, folclore y baladas... Lo mío es una mezcla, yo fusiono el folclore con el rock, que es lo que hace Fito, Charly, Spinetta. Es una fusión agarrando el ritmo de tu tierra. Es importante que los jóvenes hagan eso, pero bueno, que hagan lo que quieran, qué se yo. La gente compra cualquier cosa, a todo nivel te lo digo... no solamente en música, pero es lo único que voy a decir.
Sos parte de algunas de las familias más tradicionales de Argentina, te definiste hippie, oveja negra y dijiste que tu familia era de ovejas negras. ¿Cómo es tu relación con eso que por momentos parece contradictorio y cómo es tu relación con tu prima Patricia Bullrich en particular?
Del lado de mi abuela eran ocho hermanos Pueyrredón y estaban re locos (ríe) Con Patricia, mi mamá es hermana de la madre de Patricia, somos primas hermanas, con ella y con Julietita que era la mujer de Galimberti y la mataron en Francia porque las chicas eran montoneras al principio. Patricia ahora quedó famosa, no la veo nunca, no tengo idea lo que hace ni por qué lo hace. No voy a hablar de política porque es un quilombo aunque tengo toda la información, de un lado y del otro y estoy en el medio como la estatua de El Pensador (risas). Yo me dedico a lo que estoy segura que es el arte y que seguro hace bien. Me tienen re podrida con las peleas. Donde hay odio yo aprendí a no ir. Y además no hablar de lo que uno no sabe. Yo no entiendo nada de política. Sí Patricia, que estuvo en política desde los 17 años y es muy valiente, se manda con mucha ética y mucha conciencia. Y no roba. Eso te lo puedo asegurar y para un político es un montón. A menos que tenga una cuenta en Suiza y nos esté engañando a toda la familia (risas). Además, en el campo de mi abuela, donde íbamos todos a veranear estaban todos esos locos. ¿Y qué pasa con mi familia? Sí, no estoy de acuerdo para nada con Roca y la Campaña del Desierto, la razón por la cual todas estas familias tienen campo... Creo que los indios y los negros son los verdaderos nativos del planeta. Tengo muchísimo respeto. Creo que la cocaína es la venganza del inca. Pero no puedo hacer nada porque no heredé nada. Mi abuelo, Juan Carlos Luro, el padre de él era jugador y parece que eran tremendos y Pedro Luro tenía cotos de caza y no sé qué. No adhiero para nada. Primero que no mato ni una mosca, no como carne, nada. Sí adhiero a ser descendiente del señor José Hernández, el primo de Prilidiano Pueyrredón. También adhiero con Prilidiano, un artista. No adhiero con Martín de Pueyrredón, el director supremo que hizo pasar a los portugueses por Uruguay para reventarlo a Artigas y a mí me gustaba Artigas. Pero la parte de mi abuela, que es la única que conozco porque me chupa y siempre me chupó un huevo todos los apellidos, y a mi familia y a mi mamá también. Mamá era rebelde, de chiquita usaba bikini cuando no se podía, siempre le gustó el arte, se divorció chica, hizo un quilombo bárbaro y no le importó nada, se llevó todo puesto la loca, otra pisciana loca mi amor de mi corazón... ¡Mi mamá, una loca de mierda...! Y mi papá otro. Papá artista plástico grosso, grosso y autodidacta.
Decías que tuviste una infancia conflictiva...
Es que yo nací en un velorio. Mi abuela es Pueyrredón y se casó con Luro, que son descendientes de los fundadores de Mar del Plata y se gastaron todo. Pero yo nunca vi nada, nunca ví un peso y no sé por qué, van pasando los lugares y yo soy la última en heredar. Me toca ser una persona que le toca ganarse el mango todos los días y es importante trabajar la humildad. Bueno, yo estaba en la panza de mi mamá, yo nací el 3 de marzo, pero el 16 de enero o febrero de 1959, se cayó el vuelo inicial de Austral. El señor Juan Carlos Luro con su hijo y su mujer y el bebito se murieron todos. Yo nací al mes en un velorio. Mamá se divorció de papá cuando tenía un año y después se casó con otro, y papá, que yo lo amaba... Era jodida la situación, pero no voy a hablar de eso. Pero te digo, me lleno de plata... a los 80 años, se murieron todos y ya no puedo lastimar más a nadie, y ahí te hago la vida de Fabi y se pudre todo... (risas).