Los días libres vuelan como flechas en el universo de los deportistas de alto rendimiento, más aún si habitualmente se está en el exterior por un compromiso u otro. Los días libres son combinaciones de instantes que valen oro, que oxigenan y nacen de las cosas simples: los amigos, la familia, los asados y los reencuentros. A pesar de eso, Sebastián Solé, una de las grandes figuras que tiene hoy el seleccionado argentino de vóley, se hace un tiempo para compartir con Ovación en Rosario, donde ancló la nave tras la Copa del Mundo de Japón y antes del Preolímpico de Venezuela. Hay mates y galletitas, mejor para relajar. Pero no asume cebar, lo deja en manos de su amigo Agustín Lago, quien presta la casa para la entrevista. Y entonces, el central de 2,02 metros se dedica a devolver la pelota ante cada pregunta. Se habla del presente, del equipo, de los liderazgos, del DT Julio Velasco, de los objetivos venideros. Y hay un deseo quizá pretencioso: "Estaría bueno renovar la historia del vóley", confiesa. Solé. A pleno.
—¿Cómo estás viviendo este momento de la selección? Todavía queda el Preolímpico, pero hicieron una buena Liga Mundial, ganaron el oro panamericano y completaron una actuación histórica en la Copa del Mundo de Japón.
—Sí, este año está siendo muy bueno más allá de los resultados, se está haciendo un trabajo bueno por parte de todo el equipo. Y me gusta cómo está funcionando, quedó demostrado que el plantel es muy largo, porque aunque juegue uno u otro, aunque haya cambios, el nivel se mantiene. Individualmente me siento muy cómodo y año tras año trato de mejorar.
—¿Esperaban encontrarse con estos resultados en este momento o se sorprendieron? El año pasado fue bastante irregular, el primero de Velasco como entrenador, ¿era lógico que llegue ahora y necesario transcurrir ese 2014?
—Sí, es tal cual. El primer año es de recambio, hay que acostumbrarse a lo que quiere el entrenador nuevo, a sus métodos de trabajo, a cómo se manejan algunas cosas. El primer año cuesta pero cuando se cambia el técnico (se había ido Javier Weber) hay otra motivación. Y después viene algo que siempre dice Velasco y con lo cual coincido: en algún momento hacés el clic. Si uno busca, si entrena, en un torneo o en determinado momento de un torneo se hace el clic. Creo que eso es lo que me fue pasando este año, primero en los Panamericanos y hace unos días en la Copa del Mundo de Japón. Hacía mucho tiempo que no teníamos esta regularidad. Jugamos 11 partidos y ganamos más de la mitad, se hizo el clic, nos sentimos todos bien, fuimos para adelante y se jugó bien. Hay que tratar de buscar eso para seguir mejorando.
—¿Qué les pide Velasco especialmente? En su momento Weber hablaba de que el salto de calidad estaba en lograr mantener el mejor juego el mayor tiempo posible.
—Sí, esto viene de antes, no es que es sólo de Velasco, no hay que sacarles mérito a otros entrenadores. El proceso de Weber llegó a su límite, como pasa en todos los procesos, pero este es un trabajo que venimos haciendo desde hace mucho tiempo y ahora le agregamos algunas cosas que necesitábamos, como mejorar individualmente a cada jugador. Velasco dice que los mejores jugadores son los que más tardan en aprender o crecer y los que supuestamente juegan en menor nivel crecen más rápido, entonces estamos buscando el equilibrio. El trabajó mucho en cada uno, en la parte psicológica, técnica, y lo que nos pide siempre es estar bien de la cabeza. Obviamente hay que creérsela, porque si cuando te enfrentás con los grandes no te la creés un poco, ganar se hace difícil.
—¿Por qué pensás que a los mejores casi siempre les cuesta más poder incorporar?
—Sinceramente no sé. Quizás ya tienen muchas cosas y un jugador que no tiene tanta experiencia las agarra más fácil y las puede aplicar, ese es un trabajo que individualmente cada uno tiene que hacer.
—¿Y vos?
—A mí me gusta aprender, me gusta que me enseñen, de hecho Julio (Velasco) siempre me dice que tengo capacidad de aprendizaje rápido. El primer paso es aceptar cuando se te hace una corrección, si no la admitís no podés mejorar. Y en eso soy muy abierto, si me decís que algo hice mal y puedo mejorarlo, pruebo de hacer lo que me digan y si funciona... Desde ese punto de vista me gusta trabajar.
—¿Para formarte en el puesto tuviste referentes?
—Miré mucho vóley, pero referente en mi puesto no encontré, sí me gusta ver jugadores de otras posiciones. De chico te sirve mirar a otros que saben más. Pero yo siempre me apoyé en mis técnicos, lo que ellos me dijeron traté de hacerlo y encontré una buena solución, siempre me guié por eso, intenté mejorar individualmente y armar mi estilo, me gusta tenerlo.
—El rol de central, tu puesto, cambió en el vóley, especialmente en el alto rendimiento, se le está dando mayor protagonismo. De hecho, hace unos meses cuando ganaste la SuperlIga italiana con Trentino te dieron la pelota del partido. ¿Cómo te llevás con eso de tener un rol preponderante en tu club o en la selección?
—Ese punto en el club fue lindo, porque significó darle un campeonato. Sirve que vaya cambiando, aunque está en cada uno querer hacer puntos. Es una posición difícil porque no se atacan muchas pelotas. Si comparás con un punta u opuesto, ellos atacan el triple de pelotas que nosotros. Por eso trato de que las que me den valgan puntos, porque sé que van a ser pocas.
—Entonces no te pesa, siempre la pedís...
—¡Sí! Yo la voy a pedir, podré hacer o no el punto como me ha pasado en momentos importantes en los que también me tocó fallar, pero es parte del juego. Sentís cosas distintas cuando es un punto de 4-4 o un punto que define algo.
—¿Te sentís uno de los líderes de este equipo argentino?
—Por un lado sí, por otro no. No me gusta hablar tanto de eso. Todos tenemos que tomar una parte del equipo, si hacemos eso vamos a funcionar mejor. Si (Facundo) Conte agarra una parte, (Luciano) De Cecco otra y yo otra, como el resto de los chicos, probablemente funcionemos mejor. Es más, hasta vamos a sentirnos más cómodos que si uno solo tiene que liderar. No me gusta que toda la presión recaiga en uno, no hace bien porque en los momentos importantes se necesita de todos y está bueno que todos tengamos un rol importante.
—¿Cuál pensás que es hoy la principal virtud de la selección?
—El ritmo de juego que proponemos, estamos muy bien organizados en bloqueo y defensa, no dejamos que la pelota caiga y muchos de los rivales se cansan. Incluso a veces nosotros contra los buenos también nos cansamos. Pero esa es la idea, llevar a que el otro se canse y estar siempre con la cabeza en el partido.
—¿Es fundamental la cabeza?
—El físico lleva buena parte, pero la cabeza es lo importante, la que te hace aguantar, controlar el físico, por eso es importante que esté bien.
—¿Cómo son como grupo?
—Somos muy buenos como grupo. Obviamente que afuera de la cancha cada uno tiene su personalidad, algunos se llevan mejor con unos, otros con otros, pero adentro de la cancha somos 14. Todos nos entrenamos al máximo y cumplimos. Cada uno que entra sabe que tiene una responsabilidad y por eso cuando entra la afronta bien, el grupo está funcionando.
—La pregunta obligada: ¿qué te aporta tenerlo a Velasco en el banco? ¿Cómo es el trato con él?
—Trato de escucharlo muchísimo, mucho más sabiendo que él tiene una gran historia en el vóley. Es una persona que trabaja mucho con la cabeza, se mete adentro tuyo, sabe qué pensás. Creo que desde ese punto de vista es muy bueno y es lo que necesitábamos, un poco de trabajo psicológico. En otros años no íbamos todos para el mismo lado, había conflictos. Este año él trabajó mucho en cada cabeza más allá de lo grupal. Y en los torneos, dirigiendo, tiene momentos. A veces es más tranquilo, otros no tanto. La verdad es que a mí me gusta que esté tranquilo, así lo prefiero, nos da más seguridad.
—Se viene el Preolímpico de Venezuela (9 al 11 de octubre), objetivo ineludible para llegar a Río de Janeiro 2016. ¿Cómo lo ves?
— Tenemos la presión de ganar, de clasificar, así que ahora que no está Brasil será Venezuela el rival a vencer. Nos enfrentamos hace poquito en la Copa del Mundo de Japón, va a ser un partido parejo. Nosotros imponemos nuestro juego, pero será difícil, ellos también están jugando muy bien. Venezuela es un equipo joven como el nuestro, pero hay que ganar y clasificar.
—Solés decir que no mirás para atrás ni te detenés en lo que ya ganaste, ¿Por qué?
—Es lo que me hace mejorar día a día. Cuando me dieron este premio (y muestra el reconocimiento al mejor bloqueador de la Copa del Mundo de Japón) ya estaba pensando en cómo ganar otro. Y sinceramente es así. Puede tener sus cosas buenas o no, pero siempre quiero un poco más.
—¿Qué hay en ese horizonte?
—A nivel club ya logré algo que era de lo más importante (la Superliga italiana) y con la selección fue muy importante el oro panamericano en Toronto. Pero me gustaría ganar algo frente a los mejores equipos de verdad, es una cuenta pendiente, que no es obligación ni presión, pero me gustaría lograrlo.
—¿Los Juegos Olímpicos serían lo más grande?
—Los Juegos Olímpicos son la competencia más grande. Ya jugué uno, espero estar el que viene y alguno más, sería muy importante para el vóley argentino lograr algo ahí. Ya pasó mucho tiempo de aquel bronce de Seúl 88, estaría bueno renovar la historia del vóley. Ya lo logramos con los Panamericanos (se consiguió el oro tras 20 años). En Londres 2012 estuvimos cerca (5º puesto), quedó la vara muy bien. Pero hay que ser realistas y saber controlar el termómetro. Hay que ser ambiciosos desde la humildad. Trabajar, soñar y buscarlo.
De los Backstreet Boys al feeling que va a llegar
Hace algunos días, en el marco de su partido despedida, a Marcos Milinkovic le preguntaron por el vínculo que su camada mantenía con la gente, el feeling que había. El lo describió así: “Eramos los Backstreet Boys del vóley”. Y se refirió a la actual generación: “Son distintos, no sé si tienen esa llegada (...) nosotros teníamos una relación superespecial con la gente (...) pero ellos son más talentosos, tienen más condiciones para lograr cosas importantes”. Sobre ese vínculo con el público fue consultado Sebastián Solé: “Siempre que jugamos tratamos de darle un buen espectáculo a la gente, de eso se trata, que la gente vaya a ver y sienta que su equipo está dejando todo. Sea el deporte que sea la gente siempre va a ver al seleccionado de Argentina y quiere que se deje la vida en la cancha. Lo del feeling supongo que se da con el tiempo, esa selección tuvo un logro que fue el Panamericano de 1995 y los logros atraen a la gente, el deporte es así. Tenés que ganar o hacer algo bueno para que el público se cope y nosotros lo vamos a ir haciendo. Es lo que más queremos, para dárselo al país, a la gente y al vóley, que es lo que más nos importa”.
Argentina, en ascenso en todas las ramas del vóley
Este año no sólo está siendo muy bueno para el seleccionado masculino, sino también para Las Panteras, las chicas que vienen en ascenso y que al igual que los chicos consiguieron una actuación histórica en la Copa del Mundo de Japón. Pero además los seleccionados juveniles hicieron podios en los mundiales Sub 19 y Sub 21. Eso, sumado a las actuaciones históricas en el vóley de playa, ¿cómo se interpreta? “Se están dando buenas cosas en general, lo de las chicas se ve, nosotros entrenamos con ellas y se nota que tienen otra metodología, se están llevando muy bien y de hecho han ganado partidos importantes y pelearon otros. A mi me enorgullece porque es nuestro deporte, en la modalidad que sea, masculino, femenino, indoor, playa. Está bueno que se trabaje y se den resultados. Incluso en juveniles se están dando finales que sorprenden. Se llegó a definiciones, no se ganaron, pero a veces para ganar también hay que perder”, analizó Solé. Y agregó: “Cuando jugué en menores y juveniles teníamos una ambición muy grande, llegamos hasta el tercer puesto (en Pune, India) y mi camada también hizo una final del mundo, nos queríamos mostrar”.
La vida en Italia y lo que tira de Rosario
El central rosarino está más que cómodo en Trento, Italia, la ciudad en la que vive desde que se fue a jugar a Trentino, uno de los grandes europeos, con el que este año se consagró en la Superliga italiana. Tiene contrato por dos años más y allí seguirá. Sin embargo, aquella comodidad no implica que postergue esas cosas que sólo están en Rosario, a las que vuelve cada vez que puede. Como ya se dijo, la familia, los amigos, los reencuentros. “Y los asados”, dice Seba, que en este último parate en la ciudad contabilizó unos cuantos. Además llegó con una ilusión: ver nacer a su primera sobrina, Eva, hija de su hermano mayor. Eva tiene fecha para el 12 de octubre, pero la ilusión de Solé era que se adelantase así podía conocerla antes de irse al Preolímpico de Venezuela que arranca el viernes. No pudo ser, pero por ahí viene con el pan bajo el brazo, o sea la clasificación olímpica. Y si la nena tenía dudas sobre qué deporte elegir o alentar, le avisaron desde afuera que no habrá mucha opción. En la panza de la mamá le dibujaron una pelota de vóley. Antes de partir Seba se llevó esa foto en el celular, quizás como amuleto.
Aquella dedicatoria de una fan, para guardar
A los 24 años, Solé es uno de los jugadores favoritos del público... femenino. En este sentido no sorprende ver a las adolescentes, especialmente, correr atrás del rosarino cuando Argentina juega de local. La fiebre por los voleibolistas también pone en el primer plano de este seleccionado a Facundo Conte. Seba y el hijo del histórico Hugo son los favoritos. Al respecto, la pregunta de Ovación fue clara: ¿Te pasó alguna cosa extraña relacionada con eso, alguna locura que hayan hecho por vos? "(Risas) Tengo una imagen muy grabada en la cabeza y es más, guardo la foto en el celular. En una cancha, no me acuerdo bien dónde, estábamos jugando y una chica llevó un cartel que decía: “Seba, te doy”, y la verdad es que fue loco, muy gracioso, era un partido televisado, se vio en todos lados. Pero bueno, yo trato de aportarle algo, me gusta que la gente se cope en ese sentido. Hay chicas que están arrancando con el vóley y la verdad es que se entusiasman, está bueno, trato de disfrutarlo (más risas)". Al margen de eso, Solé rinde en la cancha. Fue nada menos que el mejor bloqueador en la reciente Copa del Mundo de Japón.