Pero además, esta realidad permite confirmar que las dudas sobre la veracidad de los números del Indec sobre del índice de precios al consumidor (IPC), no son maniqueas. Y en eso coinciden analistas de las más variadas vertientes.
Pero además, esta realidad permite confirmar que las dudas sobre la veracidad de los números del Indec sobre del índice de precios al consumidor (IPC), no son maniqueas. Y en eso coinciden analistas de las más variadas vertientes.
El informe que elabora el Institutos de Estudios y Formación de la CTA que conduce Lozano reveló en marzo pasado que "la evolución de la pobreza y la indigencia de la primera mitad de 2008 resulta por demás desalentadora" y explica que en ese período "se sumaron cerca de 1,2 millones de pobres y más de 700 mil indigentes".
Aseguran que al mes de julio de 2008 la tasa de pobreza llegó a sr del 29,8 por ciento y la de indigencia el 12,2 por ciento, lo que significa que cerca de 12 millones de personas se encuentran en situación de pobreza en el país, de las cuales 5 millones pasan hambre.
Para los analistas de la CTA el cuadro social empeora si se observan los datos que surgen de realizar ajustes y actualizaciones a la metodología de medición: "la tasa de pobreza llega al 37,5 por ciento y la de indigencia al 15,7 por ciento, involucrando una población cercana al 14,8 millones de personas".
En sintonía, la Escuela de Economía de la UCA explica que "en el mejor de los casos la pobreza a finales de 2008 podría ser igual a la de 2006 (27 por ciento), aunque las posibilidades de que se ubique entre el 30 y 33 por ciento son muy elevadas".
Los números difieren del diagnóstico oficial. Esta semana el Indec difundió que la pobreza subió 1,46 por ciento en marzo frente a igual mes de 2008 y que cayó 2,6 por ciento la indigencia.
Aunque el diagnóstico no es alentador, los analistas de la UCA consideran que el nivel de gasto en asistencia social permitiría, en el peor de los casos y tomando los índices de pobreza más altos, que los hogares pobres tengan ingresos que les permitan estar por encima de la línea de la pobreza y concluye en base a los datos de la realidad que esto no ocurre porque "aunque hay recursos para eliminar la pobreza, el problema es la baja calidad de gestión de las políticas públicas que priorizan determinados fines (subsidios distorsivos, principalmente) en desmetro de objetivos sociales y estratégicos mucho más trascendentes y urgentes como el combate a la pobreza".
Toda una definición en tiempos donde parece que la frazada es corta, cuando en rigor alcanza para muchos y algunos se están abrigando demás.