"Victoria está en manos de Dios". Cada vez que César habla sobre su pequeña nieta de 7 años no puede evitar el llanto. La niña recibió un balazo en la cabeza el lunes a la noche, cuando quedó en la línea de fuego de un delincuente que fugaba tras robar a un conductor en el momento en que junto a su mamá compraba un cuaderno en un negocio de La Paz al 5200, en Villa Urquiza. "La niña continúa en coma farmacológico, con asistencia respiratoria y un estado de altísima gravedad", comentó ayer el doctor Alberto Ferraro, de la unidad de terapia intensiva del Hospital de Niños Víctor J. Vilela donde la nena está internada.
Pero es muy probable que el ladrón que puso a Victoria al borde de perder la vida ni siquiera haya registrado su presencia, paradita al lado de su mamá y su hermana de 9 años, esperando para comprar un cuaderno en la puerta de un comercio ubicado sobre La Paz entre Camilo Aldao y Matienzo. De acuerdo a lo que confiaron vecinos de la cuadra, el maleante disparó al bulto desde una distancia de unos 50 metros desde una moto en la que circulaban tres personas.
Un robo inicial. Ese balazo marcó el capítulo final, al menos por ahora, de un raíd delictivo que comenzó con el robo a un automovilista a dos cuadras del lugar donde cayó agonizante la nena. La secuencia continuó cuando el conductor asaltado subió a su auto y comenzó a perseguir al trío de ladrones que huían por La Paz hacia el este en una moto roja. Ese era el contexto cuando el malhechor gatilló y la nena recibió la herida del plomo mortal.
Los vecinos comentaron la sensación térmica de la zona. "Este barrio está cada vez peor. Siempre hubo robos de motos, arrebatos y asaltos a la gente que espera el colectivo, pero hoy es constante escuchar disparos", explicó una doña de La Paz al 5200, que congeló su relato al escuchar el sonoro rugir del motor de una moto. "Es así. Con estos ruidos ya pensás que te pueden robar", añadió la mujer.
"Los choros pasan por adelante de tu casa en moto o en bicicleta y llevan el fierro en la mano. No les importa nada", explicó una residente de La Paz y Matienzo.
Los vecinos ven como eje del conflicto al asentamiento que se desarrolla a la vera de la vía que corre paralela a Felipe Moré, aunque nadie lo dice en voz alta por miedo.
Sin embargo, eso no les impidió delatar los apodos de los sospechosos de siempre: tres pibes de entre 17 y 20 años descontrolados por el arrebato a mano armada, acostumbrados al robo de acuerdo a lo confiado por fuentes de la investigación.
La nena. Victoria reside junto a su familia en una vivienda de Ocampo al 5200 que alquilan desde hace varios años, a una cuadra y media de la casa de sus abuelos y a dos de donde la balearon el lunes por la noche.
Según fuentes allegadas a la pesquisa en manos de la jueza de Instrucción María Laura Sabatier, el trío de ladrones circulaba en una Yamaha YBR roja mientras Victoria y su mamá caminaban hacia el comercio. En La Paz al 5500, entre Liniers y Larrea, vieron cómo un hombre bajaba de su Peugeot 306 oscuro para preguntar la dirección de una panadería. Sin saberlo el muchacho se acercó a la casa de una familia dueña de un local comercial, que tiene un auto similar y que fueron asaltados hace tres sábados.
Uno de los integrantes del trío delictivo bajó de la YBR roja y lo encañonó en la cabeza. El ladrón le pegó un par de culatazos y gatilló el arma al menos dos veces. A esa víctima le llevaron la billetera, un Nextel y las zapatillas. Eran poco más de las 20.
Con el botín en sus manos los maleantes siguieron su camino por La Paz hacia Felipe Moré. El asaltado subió al auto y comenzó a seguirlos. Los delincuentes se dieron cuenta y trataron de cubrir su fuga con disparos. Mientras esto sucedía la media docena de negocios que hay en ese tramo del barrio estaban abiertos, incluyendo un supermercado de La Paz y Matienzo que inauguró el mismo lunes. Ese local tiene personal de custodia.
En directo. Un testigo del hecho indicó que una vez que una vez que la moto con los ladrones cruzó la bocacalle de Felipe Moré, el último de los maleantes se dio vuelta y disparó al bulto hacia donde venía el auto. Fue unos diez metros pasando la esquina, a la altura de un cartel que anuncia una tiendita.
Ese proyectil, compatible con una munición calibre 9 milímetros o 357, recorrió casi 50 metros y antes que el estampido lo delatara el plomo impactó en la cabeza de Victoria, dejando una herida con orificio de entrada y salida. Un móvil del Comando Radioeléctrico la condujo al Clemente Alvarez. De allí fue al Vilela.
Mientras eso pasaba, llegó a la esquina de La Paz y Matienzo en un taxi un playero de la estación de servicios de Presidente Perón y Matienzo, quien estaba tras los pasos de un ladrón que en solitario lo había asaltado después de las 20. Para los investigadores policiales, el robo a la estación de servicios y el trágico raíd de los tres en moto nada tendría que ver.