Al final de la charla telefónica, y solamente al final, Adrián Dárgelos baja por diez minutos las defensas. Entonces se entusiasma hablando de sus discos de David Bowie y Gram Parsons, y de su pasión por los vinilos y los libros. No siempre fue así, claro. Una hora antes, cuando comenzaba la conversación con Escenario, el líder de Babasónicos cuestionó la segunda pregunta (y la tercera, y la cuarta) y defendió cada concepto como un jinete en la tormenta. "Puede ser que no parezca una persona súper amable, pero no me amedrenta ninguna forma de retórica", disparó. "Me parece que cada pregunta te quiere inducir a algo. Y vos me podés decir: «Sos un poco paranoico». Pero no creo que sea paranoia. Solamente desconfío mucho", confesó.
Este año Babasónicos reeditó "Jessico" (2001), el disco que los catapultó a la masividad y que marcó un antes y un después en la historia de la banda. El CD viene acompañado por "Carolo", un álbum que reúne los outtakes de ese período de gracia. Adrián Dárgelos explicó que en aquella época conflictiva para el país al grupo sólo le importaba sobrevivir, y aseguró que es posible no repetirse tras 20 años de carrera. Esta noche, a partir de las 23, Babasónicos se presentará en Willie Dixon, Suipacha y Güemes.
—¿Cómo describirías el show que traen a Rosario?
—Es un show extenso, que recorre más el catálogo nuestro, y tiene más temas de una etapa con más condensación de distorsión. Babasónicos tiene una gran obra. El año pasado estuvimos en Rosario presentando "A propósito", y ahora podemos ir con un show que tiene el 75 por ciento del repertorio distinto. Cada seis o siete meses renovamos todo el show.
—¿Por qué decidieron reeditar "Jessico"?
—"Jessico" nunca se descatalogó, siempre estuvo disponible. Lo que pasó es que la compañía original recuperó el disco, que estuvo licenciado por varios sellos. Y para festejar eso decidió sacarlo nuevamente, con el motivo de que el año pasado se cumplieron los diez años del original. Pero no fue una decisión de la banda. Las únicas bandas que deciden eso son las que se autogestionan. Además, reeditar no tiene nada de negocio. Los discos no dan ganancias en el volumen total de una banda de rock. Yo todavía no cobro plata de los discos que sacamos por Sony (desde 1992 hasta 1999). Nosotros tenemos un catálogo paralelo, Bultaco, porque nuestra idea es no ser nunca totalmente controlados por la industria. Cuando la industria fija un sistema de control, nosotros nos salimos contraeditándonos. Tenemos una actitud bastante proactiva contra el mercado. A nosotros no nos importa que las cosas no sean un negocio, sacamos discos igual. "Jessico" también salió en vinilo. Y el plan es que todos los discos de Babasónicos puedan salir en vinilo.
—¿Por qué los temas de "Carolo" tardaron tanto en ver la luz?
—Tardamos porque durante diez años tuvimos muchas ediciones. Sacamos cinco discos oficiales, un disco en vivo con un DVD, tres discos de remixes y las recopilaciones, que las hacen las compañías. Además teníamos que encontrar el tiempo para mezclarlo. Supongo que para diciembre de 2013 estaremos editando "Inflame", el lados B de "Infame". Y el año que viene también tenemos planeado sacar otro disco de estudio.
—¿Alguna vez pensaron que "Jessico" iba a tener la repercusión que finalmente tuvo?
—No me preocupaba eso. No nos interesaba. Estábamos tratando de sobrevivir en una escena muy compleja, donde no existían los lugares para tocar que hay hoy, por ejemplo. En Rosario, a fines de los 90, nosotros tocábamos en la sala Lavardén o en algunas discotecas medio under. Después el país entró en recesión, no se producían discos de rock en español, se hundieron todos los contratos. Cuando salió "Jessico" cerró Musimundo y quebró Tower Records. En ese contexto solamente nos importaba sobrevivir.
—Babasónicos siempre hace mucho hincapié en no repetirse. ¿Eso es posible después de 20 años de carrera?
—Es posible. Son infinitos los motivos que podés encontrar para hacer canciones. Después hay cosas que pertenecen a nuestra esencia y son inmodificables, son constitutivas de la banda. Pero nosotros nunca repetimos fórmulas. Los discos de lados B muestran eso. Tratamos de no reproducir obra. Hay grupos como ZZ Top que hace 40 años que están haciendo lo mismo. En ellos repetirse es un gran valor. En nosotros no. En nosotros el valor es la búsqueda. Hay bandas que repiten fórmulas y así no corren el riesgo que quedar mal. Nosotros, en cambio, siempre quedamos posicionados en la incorrección. Y el riesgo es grande.
—Ustedes comenzaron a principios de los 90 en lo que se llamó Nuevo Rock Argentino, ¿dónde creés que está el nuevo rock argentino ahora?
—En Internet, supongo, no lo sé. Hay bandas que me parecen interesantes, como Onda Vaga, Banda de Turistas o Indios. Y hay una camada de cantautores que me parece importante, uno de ellos es Alfonso Barbieri. Ahora la escena está más atomizada. Capaz que tenés muchos seguidores en una red social y eso califica como escena. Cambió mucho la forma.
—Desde hace algunos años hay una dispersión de los grandes grupos del rock argentino: ya no están los Redondos ni los Piojos, y grupos como Bersuit o Attaque no existen más en su forma original. En ese sentido, ¿los Babasónicos no quedaron un poco solos en la escena?
—(Silencio). Estoy tratando de entender la pregunta... El rock tiene eso de contestatario, de juventud. Y la gente crece y ya no tiene ganas de estar en ese lugar. Quizás nosotros, porque nos sentimos todavía cómodos en ese lugar, podemos subsistir. Nosotros nos sentimos cómodos discutiendo estas pavadas. ¿Cuántas personas en este momento están hablando de estas cuestiones relacionadas con el rock? Además en el mundo no vas a encontrar bandas longevas, salvo las que están atadas a patrimonios de 500 millones de dólares.
¿Creés que lo hacen sólo por la plata? Ustedes hace 20 años que están juntos y no están atados a ningún patrimonio...
—Pero nosotros somos un caso muy particular. Es difícil responder sobre mis particularidades, porque estoy tan inmerso en eso que no lo veo. Yo no entiendo por qué las otras bandas se separan, pero normalmente es porque tienen búsquedas distintas. Nosotros tenemos hambre, es algo que no se nos acaba. El hambre no tiene que ver con la ambición ni con el dinero. Tiene que ver con algo que no se puede tapar con lo material.
"Soy más socialista que progresista"
En “Carolo”, el disco de outtakes de “Jessico”, hay temas como “Los hippies” y “La jotapé” que tienen una visión más oscura y amarga que las canciones que figuran en “Jessico”. Sin embargo, Adrián Dárgelos sostiene que esos dos temas no quedaron afuera por la temática. “Quedaron afuera porque las versiones no eran buenas. Además, en el disco anterior, «Miami», había una canción, «Charada», que a nuestro criterio se parecía mucho a «La jotapé»”, recordó.
El cantante también ensayó una explicación sobre la letra de “Los hippies”: “En ese momento, cuando se grabó «Jessico», se reflotaba la idea del progresismo. Y yo soy más filo-anarquista, más socialista que progresista. Esa forma tibia que tenía el progresismo me parecía una pelotudez. «Los hippies» tenía que ver con eso. También tiene que ver con la literatura. La idea de esa canción está sacada más o menos de «Vineland», de (Thomas) Pynchon. Y «La jotapé» está inspirada en «Soldados de Perón», de (Richard) Gillespie”, detalló.