Ratificándose como una de las grandes selecciones de todos los tiempos, España dictó una magistral clase de fútbol al destrozar 4-0 a Italia en la final de la Eurocopa. Con esto no sólo revalidó su título sino que completó un ciclo de dos Eurocopas y un Mundial, consecutivamente, un hecho inédito en la historia. David Silva, Jordi Alba, Fernando Torres y Juan Mata marcaron los goles de España, cuya orquesta fue dirigida a la perfección por Andrés Iniesta y Xavi Hernández en el mediocampo.
Criticada en los partidos previos por abusar en exceso del toque en el mediocampo, España fue soberbia de principio a fin en el Estadio Olímpico de Kiev al conseguir el resultado más abultado de una final de la Eurocopa. El partido tuvo a los españoles como únicos dominadores. Su puesta en acción fue imponente. Del Bosque preparó el partido con la lupa de un científico y ordenó una presión implacable sobre Italia, asfixiándolo en la zona de creación, la más sensible. El resto lo hizo Xavi.
Casi inédito durante todo el torneo, el cerebro del Barcelona guardó lo mejor para el momento que importa. Como el mejor truco del mejor mago. Sacó la tiza y el pizarrón y comenzó a diseñar jugadas artísticas. Italia, en tanto, se enteró demasiado tarde de que por ahí tenía una grieta en el dique.
Silva abrió el marcador a los 14’ con un impecable cabezazo tras un centro medido de Cesc Fábregas desde la línea de fondo, aprovechando que el arquero italiano Gianluigi Buffon fue a cubrir el primer palo. La jugada surgió de los botines de Iniesta, quien dio el primer pase a Cesc.
El recital español duró veinte minutos. Después España le perdió el hilo al partido por algunos instantes, mientras Italia reaccionó con grandeza y crecía. Hasta que apareció de nuevo Xavi. Jordi Alba lo siguió en la incursión en campo rival ante el cansino trote de los defensores italianos.
Xavi dio el pase en el instante justo, Alba encaró a Buffon y lo superó con la habilidad de un delantero veterano (la realidad marca que Alba es defensor, tiene sólo 23 años y la próxima temporada jugará en Barcelona).
Fue una estocada casi letal. España había marcado su segundo tanto al filo del descanso e Italia se marchó al vestuario con la angustiosa cara de la derrota.
Italia tuvo su mejor momento al inicio del segundo tiempo cuando Casillas tapó un disparo a quemarropa de Antonio Di Natale. Antonio Cassano y Mario Balotelli, los otros dos arietes italianos, apenas sí se hicieron ver.
El paso de los minutos simplemente evidenció la realidad: sólo un esfuerzo supremo o un milagro iba a descarrilar a España.
Los otros dos tantos se facturaron en la recta final del partido ante una Italia que para entonces había claudicado.
Torres, quien había reemplazado a Cesc, anotó a los 84' con una fácil definición haciendo presente una vez más, como lo había hecho en la final de hace cuatro años, en el 1-0 ante Alemania.
Y hubo tiempo para una emoción más. Tras sustituir a Iniesta, Mata maquilló el resultado tras recibir de Torres.
Así, terminó una final sin emoción y en la que España apabulló a un rival que llegó asfixiado a los 90 minutos finales de esta Eurocopa de Polonia y Ucrania.