El represor de la dictadura Jorge «Tigre» Acosta y algunos camaradas suyos de la
Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) quedaron más cerca de ir a juicio oral por la apropiación
de bienes de empresarios desaparecidos de la provincia de Mendoza durante la última dictadura.
La Sala II de la Cámara Federal confirmó un fallo de primera instancia que
rechazó un planteo del ex capitán de corbeta Acosta contra el requerimiento fiscal de elevación a
juicio oral de la causa. Los marinos alegaron que a lo largo del trámite había cambiado varias
veces la calificación legal del hecho imputado y consideraron que ello violaba el derecho de
defensa en juicio.
Pero los camaristas Martín Irurzun y Eduardo Farah establecieron que "sin
perjuicio de la calificación legal por la cual se ha requerido la elevación a juicio, y la que
finalmente se adopte en la siguiente etapa procesal, este Tribunal entiende que no se ha visto
menoscabada la actividad defensista de los imputados y su asistencia técnica".
En este expediente conocido como «Chacras de Coria», una derivación de la
llamada megacausa Esma a cargo del juez federal Sergio Torres y del fiscal Eduardo Taiano, se
investigan las desapariciones y apropiación de campos y bienes de Victorio Cerutti, Omar Masera
Pincolini y Horacio Palma, y de la sociedad Campo Largo SA.
Junto a Acosta están procesados los ex oficiales Jorge Radice, Juan Carlos
Rolón, Pablo García Velasco, Alberto González, Ricardo Cavallo y Jorge Perren, todos ellos
enjuiciados actualmente por 85 desapariciones en la Esma.
Asimismo, también han sido procesados Eduardo Enrique Massera, Aldo Maver y la
ex jueza Emilia Marta García.
La magistrada ocupaba un juzgado federal en lo Contencioso Administrativo y
debió renunciar al ser procesada por los presuntos delitos de "asociación ilícita" y "extorsión", y
recibió un embargo de 700 mil pesos.
Cuando prestó declaración como imputada, García intentó justificar su presunta
actuación en el robo de bienes a desaparecidos en la Esma asegurando que lo hizo "coaccionada" por
los marinos, que tenían secuestrada a su hermana Graciela en ese centro naval.