Es cierto, casi nadie puede rasgarse las vestiduras con el tema de la ética sin
caer en el campo de la hipocresía, pero sucede que algunos creen que es apenas un temita declamado
por Platón, Aristóteles o Spinoza. Prefieren no hablar del asunto porque les resulta revulsivo o lo
tildan de incompatible con el esquema de la posmodernidad. Se equivocan, yo creo que la ética sigue
siendo un paradigma del comportamiento humano que se relaciona no solo con el individuo sino con la
política, la economía, las corporaciones, el periodismo, los profesionales y también con el rol que
cada uno desempeñe en la sociedad.
Moral o deontología pueden ser sinónimos de ética o sea que estamos hablando de
conductas, deberes, valores, respeto y aunque parezca algo inasible, del bien y del mal en nuestras
actuaciones. Surge en este punto la pregunta: ¿todos los estamentos requieren ética para su
desempeño? La respuesta es sí, por supuesto, pero quizá algunos más que otros habida cuenta que
poseen mayor poder económico, comunicacional o funciones legislativas, de gobierno o referidas a la
administración de justicia. Esto es así fundamentalmente porque la sociedad tácitamente les ha
delegado la tarea de servir como conductores y actuar como modelos.
Veamos algunos ejemplos, una empresa, dado su función económica y de mercado,
además del lucro debe tener una responsabilidad social, con el medio ambiente, con la calidad, con
el buen servicio y con todos los temas que hacen al desarrollo de la comunidad.
La política no debería ser como lo pensó Maquiavelo, para beneficio del príncipe
y con el pensamiento "el fin justifica los medios", ya que sin dudarlo es una herramienta de todos
para el bienestar general.
Con los modelos económicos pasa algo parecido, los hay con visiones sectarias
que suman pero no dividen pero también otros que focalizan en el ser humano antes que en el arqueo
de caja.
Los legisladores, que supuestamente tienen una ideología y un programa por el
cual han sido elegidos, deberían espantarse frente a las ideas de traición o bolsillo, lo que no
siempre hacen.
Los jueces tienen la posibilidad de ser justos o todo lo contrario, y en este
sentido debemos recordar que la violencia se engendra siempre en la injusticia.
A los profesionales se les encomienda tareas para las cuales han sido formados
con la esperanza de respuestas honestas y no para prevaricatos o deslealtades.
Los periodistas que influyen en la opinión pública pueden distorsionar un hecho
con un mensaje tendencioso porque "el patrón lo ordenó" o bien ejercer la honestidad expresiva con
libertad y sin condicionantes.
Como vemos, en todos estos casos el planteo no es religioso o de corte
fundamentalista, se trata solo de principios lógicos para un desarrollo integral; es decir entonces
que la ética no es un temita solo para encuadrar a Borocotó, es algo más amplio, más importante y
que se hace totalmente necesario promover con los ejemplos y desde la infancia. Si hemos sido
formado con valores, la ética nos marcará siempre los límites frente a los cantos de sirena que nos
tienten con monedas o poder.
Finalmente, creo que las virtudes pueden y deben ser exigidas a los otros
siempre y cuando tengamos un espejo a mano...
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