Poseedora de una voz hechizante, María Volonté mixtura el blues y el tango en su nuevo dúo junto a Kevin Carrel Footer. La propuesta, con Volonté en guitarra y Carrel Footer en armónica blusera, aprisiona la pasión y el misterio, que se explicita en su nuevo video “Beso Azul”. Mientras los medios internacionales celebran la identidad musical de Volonté asegurando que tiene “la garra de Edith Piaf con la de Eartha Kitt”, ella destaca que “vale la pena hacer las cosas, no pensando en los resultados o en cómo la gente lo va a recibir, sino atendiendo a la verdad interior, a esa necesidad de expresarse, que es el arte”.
El dúo Volonté-Carrel Footer presentará su espectáculo “Blue Tango Tour”, con la participación de Joel Tortul en piano, anticipando lo que será la llegada de su nuevo álbum, hoy, a las 21, en La Casa del Tango (Av. Illia y España). Pero antes del gran concierto, Volonté y Footer dialogaron con Escenario acerca de sus experiencias con estos géneros hermanados.
—¿Qué los llevó a fusionar géneros como el tango y el blues?
María: surgió de una situación de juego musical. Nuestro primer vínculo con Kevin era de representante y representada. Pero luego de mi nominación al Grammy Latino empezamos a trabajar más en el área geográfica de Estados Unidos. A partir de allí, comenzamos un juego en las giras donde experimentábamos con la música. Y de a poco el proyecto empezó a florecer cada vez más seriamente. En un momento fue tomando forma algo que surgió de tocar la guitarra y Kevin la armónica y empezó a surgir una especie de cruce e interacción entre mi experiencia en el tango y la armónica, que venía del blues.
—¿Qué tienen en común estos dos géneros?
M: son dos géneros que tienen un montón de características en común; desde la marginalidad, la melancolía, el tono un poco pecaminoso, porque son músicos que nacieron en lugares no santos y después fueron enamorando a las personas con el tiempo. En un momento dado, fueron surgiendo nuevas canciones y arreglos que armamos informalmente entre un show y el otro. Por eso decidimos presentar este formato por primera vez en el San Francisco Jazz Festival en 2008. La respuesta de la gente fue enormemente favorable por lo que decidimos llevar esto a los escenarios. Y empezamos un circuito de giras muy intenso con una modalidad inusual: llevamos el bluetango por los caminos. Recorrimos toda la costa de Estados Unidos y Canadá y en Europa fuimos por lugares diferentes como Madrid, el país Vasco, Kosovo. Así que fue una música curtida en la aventura y el camino.
—¿Cómo recibe el mundo esta propuesta?
Kevin: la música es un idioma universal que llega a la gente de una manera muy misteriosa. A través de la música comunicamos muchas cosas que llegan directamente al alma. Hacemos esta fusión con mucha honestidad y por suerte a la gente le gusta. En general, todas las culturas lo reciben muy bien. Ellos logran conectar con esta fusión particular. Descubrí el tango aquí en Argentina, lo que más me apasiona es cómo lo vive la gente a través del baile.
—¿Qué le aporta el blues al tango?
K: como dice María, tienen mucho en común aunque vienen de culturas distintas. Son músicas que sabven vivir y sobrevivir a la melancolía, la tristeza, la nostalgia, la pérdida. Se conectan con lo duro de la vida y rescatan lo alegre y lo bueno.
M: el tango y el blues celebran la vida abrazando aún los momentos más trágicos. Tienen eso de maravilloso, por eso la gente los abraza como género. De alguna manera son una suerte de alivio poético y musical a la hora de recibir no sólo las maravillas de la vida sino también los golpes.
—María, los medios internacionales te elogian diciendo que tenés “la garra de Edith Piaf con la de Eartha Kitt”. ¿Cómo tomás estos halagos?
M: hay varias cosas en juego, como la naturaleza de cada uno. Yo soy una persona muy apasionada y tengo una gran fascinación por la experimentación. Desde lo más sencillo hasta lo más complejo, siempre trato de que lo que salga de adentro mío sea verdadero y honesto. Y esa es una búsqueda en sí misma. Lo más importante para un artista es conocerse a sí mismo, saber cuál es su verdadera voz y llevarla a lo largo de toda su vida hasta su máxima expresión. Mi vida en el canto ha sido eso, he tratado de poner lo que venía de adentro mío con toda honestidad (que eso ya es todo un trabajo que uno debe hacer), pero además escucho música y mensajes de otras culturas. Cuando recibo estas críticas, que de alguna manera celebran y aplauden la identidad de mi canto, la intensidad o la musicalidad, es muy alentador. Recibir el aplauso o el reconocimiento, son celebraciones de lo que uno va haciendo. Pero pienso que el camino más interesante es el que queda por delante. Vale la pena hacer las cosas, no pensando en los resultados o en cómo la gente lo va a recibir, sino atendiendo a esa verdad interior, a esa necesidad de expresarse que es el arte.
—¿Cómo va a ser el show en Rosario?
M: vamos a hacer un adelanto de nuestro nuevo disco que estamos grabando a dúo, yo en la guitarra y Kevin en la armónica, con la dirección musical de dos artistas que admiramos mucho: Laura Ros y Federico Gil Solá, que además de directores, son una suerte de gurúes espirituales.
K: lo interesante es que son artistas que pertenecen a otros géneros, Laura es compositora del folclore y Solá es el baterista de rock. Esta noche se van a a encontrar con canciones nuestras y versiones de grandes clásicos, que venimos cantando en nuestro tour. Estamos muy enfocados en sacar la música que tenemos adentro y derramarla sobre el escenario.