Si la elección de ayer fue un plebiscito de la gestión de la intendenta Mónica Fein, entonces los equipos técnicos del socialismo deberán tomar nota e intentar revertir una fuga de votos que, en dos años, es cercano al 20 por ciento.
Si la elección de ayer fue un plebiscito de la gestión de la intendenta Mónica Fein, entonces los equipos técnicos del socialismo deberán tomar nota e intentar revertir una fuga de votos que, en dos años, es cercano al 20 por ciento.
En 2011 y con el espaldarazo del gran elector que el PS tiene en la ciudad, Miguel Lifschitz (ayer alejado de los flashes y de los primeros planos, vaya a saber por qué), Fein sacó el 44 % de los votos. Ayer, Miguel Cappiello encabezó la lista del oficialismo y sólo llegó al 27%.
Esa sequía se tradujo en la pérdida de una banca del oficialismo y en algo más preocupante: la escasez de propia tropa, es decir, socialistas. La lista de Cappiello sólo lo tiene al él como representante del partido, el resto son todos radicales. Así, la UCR se ha convertido en un aliado más necesario que nunca y eso obliga a confiar en lealtades que, la historia lo demuestra, suelen elegir otros caminos. Basta con ver lo ocurrido con Jorge Boasso, varias veces candidato dentro del Frente Progresista, o los más recientes casos de María Eugenia Schmuck y Sebastián Chale, ambos funcionarios durante la gestión Lifschitz y hoy acérrimos opositores.
Pensar en esos cambios le genera urticaria a los socialistas, que anoche lamentaban que Verónica Irízar (“una propia tropa de la primera hora”) se haya quedado afuera por el sorpresivo batacazo del veterinario Carlos Cossia.
Lo que no sorprende es el crecimiento del PRO, que ponía en juego una banca y logró hacer ingresar tres concejales. Boasso, en tanto, que terminó cuarto, tal vez tome nota de que después de dos décadas de ser concejal, comenzó el desgaste de su figura. Quien hizo una buena elección es Héctor Cavallero, que se hizo fuerte en los barrios, renovó su banca y logró sumar otro concejal.
Así, y con un Concejo adverso, Cappiello deberá impulsar los proyectos de Fein. Del éxito dependerá la continuidad del PS y su futuro, que muchos proyectan como sucesor de la intendenta.
Por Carlos Walter Barbarich