Un grupo de adolescentes y colegialas que cayeron en las garras de una banda que las explotaba sexualmente fue detectado por la policía de Santiago del Estero y se ubicaron a los cabecillas. Algunas víctimas habrían sido iniciadas a los 12 años y la mayoría de los clientes son hombres casados y padres de familia.
"Estamos en presencia de un delito muy grande", admitieron fuentes judiciales al confirmar que lograron desbaratar una banda dedicada a iniciar en la prostitución a alumnas secundarias, a las que las obligaban a mantener una amplia clientela de hombres mayores que hoy son investigados. Un alto funcionario policial confirmó que la fuerza determinó al menos tres casos de adolescentes prostituidas en Añatuya (General Taboada), cuyos responsables serían sujetos proclives a imponer su voluntad a pura violencia y amenazas.
La historia habría comenzado como un simple episodio de violencia de género, protagonizado por una estudiante que terminó confiándole a una amiga que era prostituida desde 2011 y que fue ingresada en el negocio por un ex amante.
La víctima habría provisto nombres, lugares y clientes, añadiendo que muy probablemente ella no fuese la única adolescente forzada a trabajar por unos pocos pesos.
Así comenzó la investigación, con el visto bueno de la jueza María Teresa Gerez. La Justicia ya habría fijado identidades, situaciones económicas, direcciones, frecuencias, clientes, números de celular y fachadas de al menos un local en donde las menores suelen tener sexo con sujetos. Además caracterizó a las víctimas que integrarían familias de escasos recursos y que cayeron en las garras de una red de prostitución, sin que aún hayan terminado los estudios secundarios.
Expediente. Pese al hermetismo impuesto por la magistrada al proceso, se sabe que meses atrás habría sido presentada una denuncia con carácter anónimo, a la cual se le habría unido la declaración de un testigo con identidad reservada que proveyó nombres, tarifas, lugares y clientes. Lo básico para abrir un expediente por prostitución. Así, al poco tiempo la magistrada habría facultado a la policía a montar vigilancias e indagar en la diversidad de jovencitas añatuyenses, lo cual delató una corriente de chicas manejándose a contrapelo de sus amigas.
Una de ellas habría revelado a los investigadores que conoció a un joven, con quien entabló una relación afectiva y por quien al poco tiempo accedió a tener relaciones sexuales con otros hombres. En semanas, la chica habría sido forzada a prolongar el sexo, abuso que al parecer era terciado con algo de dinero, subrayó un investigador. Esta historia parece repetirse para las otras jovencitas que serían víctimas de esta red perversa.