La Municipalidad aconseja "evitar la acumulación de agua de lluvia en baldes o
neumáticos en desuso" como una de las medidas para prevenir el dengue. Paradójicamente, en la ex
Rural (predio que depende de la Intendencia) hay tanques de chapa al aire libre con agua de lluvia
y aceite de colectivos. Eso no es todo, también hay charcos, barro y pastizales de más de un metro
y medio. El amplio lote que hoy ocupa la empresa de colectivos La Mixta es un auténtico basural a
cielo abierto a minutos del centro: todo un espacio ideal para que se reproduzcan los
mosquitos.
El sector ubicado en bulevar Oroño y 27 de Febrero está en estado de abandono.
No hay quien vigile la entrada y los senderos de canto rodado serpentean en medio de yuyos de más
de un metro de alto. Más atrás aparecen galpones en desuso, sin vidrios y con maderas podridas.
Allí proliferan los charcos de agua y barro (usualmente lavan los colectivos) y hasta se formó una
guarida para perros en lo que alguna vez fue una zanja.
No fumigan. "Aquí nunca vinieron a fumigar y el off no existe", admitió uno de
los 20 empleados que trabajan en el sector donde se guardan los colectivos. Y parado frente a un
viejo edificio indicó: "Estos son baños clausurados, pero hay uno que lo tenemos que usar igual y
allí los mosquitos te llevan por delante".
No sólo no se fumigó sino que tampoco se acercaron desde alguna repartición
municipal para cortar el césped o desmalezar. Es tierra de nadie y encima allí se acumularon
troncos, ramas y hojas de árboles caídos por las tormentas de febrero.
Del esplendor de los edificios que alguna vez supieron atesorar flamantes
salones, sólo queda el recuerdo. Los techos están destruidos, cuelgan maderas, los vidrios están
rotos, las puertas oxidadas y en el interior se acumulan cientos de bolsas de basura. Unos metros
más allá hasta sobresale un inodoro en medio del matorral.
Las quejas de los vecinos se multiplican. Ven neumáticos con agua acumulada y
aseguran que por las noches las ratas se pasean por los tapiales.
Otra realidad.Distinta es la realidad del otro sector de la ex Rural, aquel que
no ocupa La Mixta y en el que suelen realizarse algunas exposiciones. Si bien hace tiempo que no se
corta el pasto, al menos ya fueron dos veces a fumigar. "Aquí hay muchos mosquitos por la
vegetación", dijo Alejandro Aquino, encargado del lugar. "Ya vinieron el viernes pasado y vendrán
mañana (por hoy) a fumigar la parte del parque y también los galpones", agregó el hombre que usa
off todo el tiempo, en la oficina y hasta en el auto.
El abandono de ese reducto se nota también en la cara del empleado, que mira el
predio con desolación. "Ya se perdieron cuatro eventos desde enero hasta ahora por la crisis del
campo", dijo con pesar. Y ahora se suma la plaga del mosquito.
Algo es seguro, a minutos del centro de la ciudad la desidia y el abandono
convierten a un amplio predio municipal en un potencial caldo de cultivo para los mosquitos.