Con la demolición de los silos cerealeros de la ex Servicios Portuarios, Puerto
Norte le dio la puntada final a su marcado perfil inmobiliario. En el predio, donde ya se retiró la
manga que cruzaba la avenida de la Costa, ya asoma el proyecto en el que se conservarán viejas
estructuras para reconvertirlas en oficinas y un hotel, que se sumarán a dos nuevas megatorres de
140 metros cada una. Una enorme pera de una tonelada trabajará durante ocho meses para tirar abajo
el 60% de la estructura de acero y hormigón. El resto de los emprendimientos avanza a paso firme,
con la coexistencia de fachadas de preservación histórica, y viviendas y servicios de alta
gama.
Barrio Refinería es hoy un nombre que evoca la historia.
Hace un siglo fue escenario de fábricas de azúcar, luego una estación de reparación de locomotoras
y vagones. Allí funcionó la primera maltería de la región y se asentaron las terminales cerealeras
cooperativas y privadas.
En esa normativa se habilitaron los
terrenos fiscales transferidos a la órbita municipal para su concesionamiento, bajo la condición de
que los privados hicieran la obra pública necesaria como el trazado vial de la avenida de la Costa
y un paseo peatonal en Francia y el río.
El terreno está entre los silos Davis
y la avenida de las Tres Vías y en este escenario surgieron primero las torres Dolfines Guaraní, en
paralelo con Ciudad Ribera y Forum en toda la franja costera entre Oroño y Avellaneda. La puesta en
valor de Puerto Norte tiene un indicador muy claro: el metro cuadrado de superficie construida ya
se cotiza en 2.300 dólares.
En el proceso de transformación de la ciudad, motorizado por la
aplicación del plan regulador de 1956 (que establece que la actividad portuaria sólo es válida al
sur de Pellegrini) Puerto Norte viró hacia un sector de millonarias inversiones cuando, a fines de
los 90, se aprobaron las ordenanzas del Parque Scalabrini Ortiz.
Vértigo en altura.
El proyecto es lindero a las torres
Dolfines Guaraní, ya construidas, con 45 pisos y amenities como piscinas exteriores climatizadas,
gimnasio, sauna, un salón de usos múltiples y una sala de juegos para niños en un predio que posee
alrededor de nueve mil metros de superficie.
En la ex Servicios Portuarios, una topadora con una pera de acero de
una tonelada comenzó la demolición de un 60% de los viejos silos. Según consignó a La Capital
el director del proyecto Maui, Rodrigo Fernández Prieto, en el lugar quedarán restituidos unos 20
mil metros cuadrados que incluirán dos torres de 44 pisos y un hotel internacional. En cuanto a las
viviendas está prevista su primer entrega a comienzos de 2013.
En marcha.
La tarea será ardua ya que en vez de
las explosiones con dinamita para derrumbar los edificios —método que podría contaminar el
entorno y producir vibraciones— se optó por retirar los escombros.
"Este material de residuo no es
reutilizable de modo que lo ponemos a disposición del municipio para el rellenado de algún lugar",
ofreció el empresario.
En el lugar, ya trabajan 50 operarios
y con la construcción de la primera torre el número de puestos de trabajo subirá a 300. "Ya tenemos
el 55% de las unidades vendidas del primer edificio", adelantó Fernández Prieto.
La demolición de las últimas estructuras de acopio de cereal es "una
tarea que podrá demandar unos ocho meses", señaló Fernández Prieto. De los silos se rescatarán 16
anillos de hormigón y tejido de acero donde se harán oficinas y el hotel.
Ciudad Ribera.
El avance de esta obra ingresó hace
unos meses en la segunda fase que constará de la ejecución completa del edificio Deck Plaza, con
diez plantas de altura, y de Palco Paraná, con ocho pisos ya ejecutados. Ahora se trabaja en una
tercer torre con 23 plantas de altura, y otro de lofts exclusivos y una galería comercial.
Para graficar el volumen de obra que tienen estos emprendimientos
basta con recordar que Ciudad Ribera, que ejecuta un total de siete edificios y una gran plaza
pública con tres subsuelos que albergarán cocheras para mil vehículos, ya finalizó la demolición de
las antiguas instalaciones industriales y realizó la primera parte de la gran excavación, moviendo
un total de 100.000 metros cúbicos de tierra.
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