María del Luján Telpuk ingresó en la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) en
2005, y se fue a vivir a Buenos Aires. Sin embargo su lugar en el mundo es y será Hughes, ese
pueblo que se apoya casi en la suela de la bota santafesina y que agrupa a poco más de cinco mil
habitantes. En Hughes —en apariencia— nunca pasa nada; pero como muchos pueblos chicos,
tiene su propio relato.
Con cuna en las clases populares, Telpuk se distinguió desde chica, era la más
valiente y la más decidida. También de chica se distinguió por su físico sobresaliente, eso sí, de
la cintura para abajo. "Arriba no tenía nada, era chata; siempre tuve claro que cuando pudiera me
hacía las lolas", confesó. Y se las hizo. "Me puse algo tranquilo", dice de sus nuevos pechos.
Claro, ahora la intranquilidad la tienen quienes dan de frente con su impactante humanidad.
A Telpuk le tocó estar aquella madrugada en Aeroparque, controlando valijas, y
fue otra vez una chica decida: le hizo abrir la maleta con los 800 mil dólares a Antonini Wilson.
Pero sus horas más comprometidas las vivió muy lejos de Hughes, en Miami. Y allí, otra vez, fue
valiente: se resistió un grosero apriete del FBI apenas bajó del avión, en el Aeropuerto de Miami.
Telpuk escuchó y contestó preguntas durante un impropio acoso de dos horas y media, recibió
propuestas sugerentes y dijo "no, gracias".
—Ya no controla más valijas, pero tiene muchas propuestas para subirse a la pasarela,
o incluso para actuar.
—Sí, la verdad que me llaman de muchos lugares, y lo estoy disfrutando.
Evalúo y hago lo que realmente quiero. Voy viendo que surge, tranquila y sin apuro. Hay una
propuesta para actuar en el verano.
—¿Qué dice ahora su público del episodio de la valija de Wilson?
—En Buenos Aires estoy sorprendida; la gente me reconoce. Nunca pensé que
el caso iba a tomar tanta magnitud. Tengo una devolución muy buena de la gente y eso me pone muy
contenta, me emociona.
—¿La paran por la calle?
—Sí. Por ejemplo, salí a caminar con mi mamá por la avenida Santa Fe y la
gente me felicitaba, y la felicitaban a mi mamá por lo bien que me crió. También está el que
critica, pero eso es inevitable, sobre todo en este ambiente. Yo soy como soy y no pretendo
pelearme con nadie.
—Con sus declaraciones en la Justicia argentina, pero sobre todo en Miami, quedó al
desnudo la operación del FBI con Antonini Wilson. ¿Cómo lo toma?
—Yo declaré cuatro veces en Argentina y una en Miami, y siempre dije lo
mismo. La verdad.
—¿Se da cuenta de que su declaración desinfló el tema, al menos
mediáticamente?
—No creo que sea sólo por mi declaración. En lo personal me dio mucha
bronca cuando me enteré lo que Antonini declaraba en Miami. ¿Por qué tiene que mentir así? Me
reveló la injusticia. Cuando estuve en Miami me di cuenta de que el caso judicial en Argentina y en
Estados Unidos se está tomando por carrilles completamente distintos.
—¿Cuál es su balance de todo lo que le tocó vivir?
—Me tocaron cosas inesperadas; es como si estuviera viviendo una película.
Cuando me paré frente al edificio, antes de declarar en Miami, fue un momento tremendo, me sentía
intimidaba, pero le puse coraje y salí adelante. Yo respeto a la Justicia de nuestro país y también
la de todos los países. Pero espero que con el tiempo se aclaren las cosas, y deseo de corazón que
el gobierno argentino quede limpio de las imputaciones que se le hacen. Supongo que todos los
argentinos desearán lo mismo.
—¿Por qué decidió dejar la PSA después del episodio de Aeroparque?
—Porque me ofrecieron un trabajo como administrativa en una empresa de
vuelos privados, con un sueldo un poco mejor. Y me gustó la idea, me pareció un progreso personal,
y lo acepté. De todos modos, mi relación con la PSA terminó en los mejores términos al igual que
con todos mis compañeros de trabajo.
—En esta nueva vida que le toca, y que también elegió, ¿cuál es su sueño
personal?
—Trabajar, progresar día a día, sin molestar a nadie, tener una vida
tranquila. No tengo ínfulas de nada.
—Sin embargo, con las fotos que hizo para Playboy no es para posicionarsee como una
chica demasiado tranquila?
—¿No? ( risas), pasa que tuve un poco de exposición, nada más, pero es
manejable.
—¿Cómo se vio en las fotos publicadas?
—Cuando me vi no lo podía creer; me siento orgullosa como mujer. Si lo
tengo que hacer otra vez, no lo dudaría. De todos modos, lo consulté con mi familia y estuvo todo
bien.
—¿Le pidió autorización a su mamá para desnudarse en Playboy?
—No ( risas), a mi mamá la llamé después y le dije "comprá Playboy de
febrero que salí yo". Pero a ella la hice pasar por cada cosa que ya no se asusta más de nada.