Ovación / En Buenos Aires.- Cuando Delfino pitó el final, Martino se quedó inmóvil, incrédulo, sobre la línea de cal del lateral a la altura de la mitad de la cancha. No podía creer lo que veían sus ojos. A los jugadores de Quilmes celebrando el empate y a los de Newell's con la cara por el piso por la victoria que se les esfumó de las manos cuando al partido no le quedaba nada. El Tata parecía buscar alguna explicación de lo que pudo ser y terminó no siendo. Es que la victoria estaba en el bolsillo y eso no significaba otra cosa que meterle toda la presión a sus perseguidores Lanús y River. Pero la Lepra pagó carísimo dilapidar chances netas para definir el pleito frente al inspirado Dulcich, que incluso le atajó un penal a Scocco, autor del primer grito. Y en un centro casi de compromiso de los quilmeños, la pelota le quedó redonda a Caneo, que se convirtió en el verdugo rojinegro. Así la chapa se clavó en el 1 a 1 para que el sábado termine con sabor a muy poco por el lado leproso, aunque para hacer cuentas habrá que esperar a que mañana termine la fecha (ver aparte). Por ahora Newell's sigue en lo más alto.