Hersilia (enviado especial).— El gobernador Hermes Binner visitó ayer esta
localidad cercana a Santiago del Estero donde hay 400 casos sospechosos de dengue. "Hay un ciclo
epidémico que se está cerrando. Tenemos la conciencia tranquila de habernos manejado con la verdad"
porque "la gente fue informada adecuadamente", dijo el mandatario, quien arribó en helicóptero
junto con el ministro de Salud Miguel Angel Cappiello y se dirigió al hospital Samco local, donde
visitó a quienes permanecían internados (ver aparte).
Resignación. "Pensar que hace años cazaba patos con el agua al cuello entre
nubes de mosquitos y nunca me pasó nada", contaba entre incrédulo y resignado Romualdo Coria (76)
desde una cama del hospital de Hersilia. Como él, nadie divisó nada parecido a una nube de
mosquitos, pero lo cierto es que en los últimos 40 días casi el 15 por ciento de los vecinos
sintieron los síntomas de esta infección.
Aunque los rumores se multiplican en torno a causas que van desde el agua de
regado de calles hasta la incesante incursión de "foráneos", en este pueblo atravesado por la ruta
34 que nace en Rosario y termina en el noroeste argentino nadie sabe realmente por qué unos 500 de
sus 3.600 habitantes debieron recurrir en los últimos días al hospital local.
Una de las personas infectadas es la esposa de Celestino Nicolau, quien preside
esta comuna eminentemente agrícola. "Este distrito está muy condicionado por las inclemencias del
tiempo. Soportamos muchos años de inundaciones y ahora la sequía. Encima ahora nos llega este brote
que más allá de las causas, que desconocemos, debemos asumir y enfrentar", sostuvo.
El clima ha conspirado una vez más aquí, si se le da crédito a una de las
explicaciones que más se repiten: como en esta zona árida últimamente llueve muy poco y el agua
potable es un bien escaso, la gente acostumbra a conservarla en reservorios caseros para regar las
plantas y otros enseres.
"Más allá de cómo se originó, lo imperioso es reforzar las medidas de prevención
para frenar esta epidemia", comentó Alcides Giuliano, director de una FM local que experimentó la
enfermedad en carne propia. "El domingo de la semana pasada empecé a sentir dolores de cuerpo muy
intensos con chuchos de frío y fiebre. Cuando estaba por ir a trabajar me desvanecí y me trajeron
al hospital. Desde entonces empezó a llegar la ola de infectados. Si bien hace más de 40 días que
había gente con síntomas, el martes pasado el Samco colapsó", contó con una cicatriz en la ceja
izquierda, producto de la caída sufrida al desmayarse.
"Acá no hubo una tarea de prevención como en otros sitios. Se veía por
televisión que en las grandes ciudades se fumigaba, pero acá eso no se hizo. Para colmo hace 15
días cayó una lluvia muy esperada, pero que terminó alimentando los espejitos de agua", añadió.
Recuperación. Hasta ayer no había casos de gravedad. La mayoría de los pacientes
se recupera en sus domicilios (ver página 5). No obstante, hasta el fin de semana hubo más de 40
internaciones diarias en el hospital hersiliense, donde se montó una carpa para aumentar la
capacidad.
"Atendimos más de 400 casos, ninguno grave, aunque algunos debieron ser
derivados con patologías como diabetes o problemas hematológicos que debían evaluarse en centros de
mayor complejidad", dijo la directora del efector, Karina Airaldo, y añadió que el foco "está
bastante más controlado". Airaldo explicó que si bien los pacientes "tienen inmunidad de por vida
para el tipo de virus que lo afectó, deben estar alertas en los años siguientes para que no vuelvan
a ser infectados con otro serotipo".
Espirales. Las calles de Hersilia estaban ayer tranquilas "como cualquier día de
semana", dijo un parroquiano mientras veía caminar a Binner y Cappiello hacia el hospital. Pero al
salir de allí, cuatro personas le reprocharon al gobernador una supuesta inacción oficial ante el
brote.
"Llegaron tarde, gobernador", dijo desafiante un joven identificado como Juan
Peralta mientras arrojaba espirales al aire y argumentaba: "Desde hace 20 días nos venían
asegurando que acá no había dengue y recién ahora, con un 10 por ciento de la gente infectada,
comienzan con las medidas de prevención".
Binner se acercó a los manifestantes y les explicó que las medidas se habían
implementado en tiempo y forma, y además que eran tanto responsabilidad de las autoridades como de
los vecinos. Pero al no lograr conformarlos, retomó el camino hacia la sede comunal junto a sus
colaboradores no sin antes recomendarle a Peralta: "Bueno, esta bien, pero los espirales no los
tires. Prendelos".