El centro de Rosario amaneció con un ritmo más cansino que un jueves normal. La ausencia de clases en las escuelas públicas marcó la disminución del tránsito frenético y las dobles filas de estacionamiento frente a los establecimiento escolares provinciales. Pero a partir de las 9 el nivel de actividad fue recobrando la fuerza con la apertura de los comercios y las oficinas. En ese sentido, el paro de Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Gerónimo Venegas tuvo escaso acatamiento en la ciudad.
Con la decisión de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), los taxis y los remises de no adherir a la medida de fuerza la movilidad estuvo asegurada para todos los trabajadores que no se sumaron al paro de las CGT opositoras al gobierno.
En el caso de las estaciones de servicio, si bien en las primeras horas quedaban algunas YPF abiertas, con el correr de las horas cruzaron las mangueras y fueron valladas con cintas.
Una recorrida de este diario por la avenida Pellegrini y bulevar Oroño (con la zona de Pichincha incluida) pasada la medianoche de ayer mostraba a una ciudad con actividad normal, salvo por el cierre de las estaciones de servicios.
Los bares y las heladerías siguieron trabajando hasta su hora habitual y los restaurantes comenzaban a bajar sus persianas como en cualquier noche de semana.
Las primeras horas de la mañana mostraron un tránsito más fluido y menos complicado, sobre todo frente a las escuelas provinciales por el paro de Amsafé Rosario (en el resto de la provincia los maestros públicos dieron clases normalmente), pero no así frente a los establecimientos de enseñanza privada, donde la actividad fue normal, puesto que Sadop (el gremio de los docentes privados) no adhirió a la medida de fuerza.
La mayoría de los bares abrió a la hora habitual y con el correr de la mañana se sumaron los demás comercios del rubro gastronómico, de la misma manera que los hoteles de la ciudad funcionaron con total normalidad.
Más allá de que uno de los principales impulsores de la medida de fuerza fue el titular de la CGT Celeste y Blanca y titular de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (Uthgra), Luis Barrionuevo, en Rosario no pudo garantizar la huelga o el sindicato local dejó en libertad de acción a sus trabajadores.
La tradicional esquina de Córdoba y Sarmiento mostró su movimiento habitual con la fila de taxis saliendo constantemente con pasajeros hacia distintos puntos de la ciudad.
La decisión de La Bancaria de sumarse al paro, aunque aclarando que lo hacía por un plan de lucha que ya venía desarrollando, dejó a la city con mucha menor afluencia de público, más allá de que los comercios y bares que están en esa zona abrieron sus puertas.
Los colectivos recorrieron la ciudad sin mayores contratiempos, aunque se notaba una frecuencia menor a la de otros días.
Sí llamó la atención la ausencia casi total de la policía de la provincia en el centro de la ciudad.
No se vieron móviles policiales en lugares estratégicos, como las miniterminales de colectivos de las plazas Sarmiento y Montenegro, entendiendo que por el paro se podría generar algún tipo de inconveniente.
La actividad fue normal en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), pero prácticamente nula en las facultades y colegios dependientes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), puesto que Coad (gremio de los docentes universitarios) decidió acompañar la medida de fuerza de Moyano, Barrionuevo y Venegas.
La Afip y la Ansés también trabajaron con normalidad y en el Pami de calle Sarmiento hubo atención al público.