La delegación argentina que viajó a Belem do Para, Brasil para tomar declaración al represor Gustavo Bueno, recién podrá cumplir su objetivo hoy, tras dos días de conflictos con autoridades policiales que tuvieron gestos de maltrato e intimidaciones al presidente del Tribunal Oral Federal (TOF) Nº1 de Rosario, Fiscalía, querellantes y defensores en el juicio de la causa Guerrieri-Amelong.
Bueno fue apresado en Brasil por Interpol en agosto, y brindó un testimonio en 1984 ante el Cels, en el que daba detalles de la patota que integró y que operara en diversos centros clandestinos de Rosario.
La Justicia brasileña había delegado la toma de declaración a la Policía Federal, pero "desde el comienzo existieron diversas dificultades", indicó la abogada querellante Ana Oberlin, ya que "durante toda la audiencia, los policías se dirigieron en forma intimidatoria hacia la comitiva. Llegaron a manifestarnos que aquí no éramos nadie, que éramos extranjeros". Ante esta situación, "definimos ir al Juzgado Federal a solicitar que un juez criminal tomara la audiencia", donde "el trato fue muy distinto debido a la intervención de las autoridades argentinas", señaló. La testimonial finalmente será tomada hoy ante un juez con competencia criminal.
Desde la Cámara de la Propiedad Horizontal de Santa Fe aseguran que con ese organismo "se podrán ejercer controles y jerarquizar la profesión".
Por Tomás Barrandeguy
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