Los talibanes de Pakistán declararon guerra sin cuartel al gobierno de este país islámico de Asia central, lindero con China, India, Afganistán e Irán. Lo hicieron mediante un violentísimo ataque nocturno contra el aeropuerto internacional de Karachi, la mayor ciudad del país. El número de muertos variaba en medio de la confusión que siguió a los combates. Inicialmente se habló de más de 50 muertos, pero luego fuentes sanitarias las bajaron a 30, diez de ellos atacantes. Sus cadáveres fueron exhibidos por las autoridades junto al arsenal que portaban. El asalto duró 12 horas e incluyó una docena de potentes explosiones, así como ráfagas de ametralladora y granadas de mano.
Los combatientes talibanes se vistieron como policías, aeroportuarios, ocultaron los explosivos que pegados al cuerpo, ingresaron en el aeropuerto internacional de Karachi y desataron un infierno durante 12 horas. Las autoridades anunciaron dos veces el final del ataque contra el aeropuerto, el más importante de Pakistán. Sólo la segunda vez, después de 12 horas de combates, se pudo dar por oficialmente terminado el ataque. Los talibanes pretendían destruir los aviones, y estuvieron muy cerca de lograrlo. Nubes de denso humo se elevaban de varios hangares destruidos por los explosivos, a metros de una hilera de jets comerciales de grandes dimensiones. El ataque, uno de los más violentos que ha vivido la ciudad más grande y capital económica de Pakistán, paralizó toda la actividad del aeropuerto internacional. Ayer los vuelos se retomaron apenas se logró terminar con los focos de incendio y despejar la zona siniestrada.
El asalto fue reivindicado por el Movimiento de los Talibanes de Pakistán (TTP, en la lengua local), el principal grupo rebelde del país. Comenzó a las 23 del domingo y terminó doce horas más tarde, según el portavoz de la unidad paramilitar desplegada junto al ejército para neutralizar a los asaltantes, todos kamikazes que no tenían intención de salir vivos. "El ataque ha terminado, hemos eliminado a todos los asaltantes", dijo el portavoz Sibtain Rizvi. Murieron 30 personas, entre ellas los diez asaltantes, y numerosos empleados del aeropuerto, según el balance que dieron los responsables de seguridad y fuentes del hospital que recibió los cadáveres. Pero otras fuentes habían hablado más temprano de "más de 50 muertos". Las fuerzas paramilitares exhibieron a los periodistas las armas de los asaltantes. Delante del arsenal estaban para ser registrados por la prensa los cadáveres destrozados de los presuntos atacantes. El ejército paquistaní había declarado el fin del combate de manera prematura, a las cinco horas de iniciados los choques, pero después hubo fuertes tiroteos en el perímetro del aeropuerto.
El TTP reivindicó el ataque como represalia por la muerte de su líder Hakimulá Mehsud, abatido en noviembre por un misil de un "drone" estadounidense en el noroeste de Pakistán. Karachi, una urbe incontrolable de 18 millones de habitantes, es considerada uno de los principales refugios de los talibanes.
Violento "mensaje".El ataque fue "un mensaje al gobierno paquistaní, para que sepa que seguimos vivos", declaró el portavoz talibán Shahidulá Shahid. Fue uno de los ataques más duros del último año, bajo el gobierno de Nawaz Sharif, y un golpe a los esfuerzos del gobierno por lograr la paz con los talibanes. "Pakistán usó las conversaciones de paz como herramienta para la guerra. Mató a cientos de mujeres y niños inocentes. Este es nuestro primer ataque", advirtió Shahid.
Si el premier Sharif aún no estaba convencido de que el TTP no tenía como objetivo lograr la paz, el ataque de Karachi podría servirle de prueba. Los intentos no tuvieron un buen augurio desde sus comienzos. Justo antes del inicio de las conversaciones, los estadounidenses mataron a Hakimulah Mehsud. Pakistán señaló entonces que había sido un "ataque contra el proceso de paz", mientras que el TTP acusó al gobierno de haber "vendido" a los talibanes a Estados Unidos. Tras la muerte del líder del TTP, la dirección quedó en manos de Mulah Fazlulah. Se dice que Flazlulah es más duro que Mehsud. Cuando en 2009 sus combatientes avanzaron hasta 100 kilómetros de Islamabad, el ejército lanzó una gran ofensiva. Y tras la derrota de los talibanes en el valle del Swat, la violencia realmente decreció. En 2010 y 2012 los índices de violencia se redujeron, pero volvieron a aumentar el año pasado.
Según el Instituto Paquistaní para Estudios de Paz, en 2013 se registraron 1.717 ataques terroristas en los que murieron 2.451 personas, casi un 20 por ciento más que en 2012. Fazlulah se declaró a favor de negociar con el gobierno, pero es probable que no sean más que pronunciamientos que poco tienen que ver con su intención real.