Brasil dio otro paso hacia la destitución de la presidenta Dilma Rousseff. Ayer el Senado designó a la comisión especial que debe decidir si Rousseff responderá a las acusaciones formalizadas por la Cámara de Diputados. La Cámara baja acusó a la mandataria de maniobras contables para maquillar los resultados de la gestión en 2014 y 2015. La conformación de la comisión especial del Senado es mayormente opositora, lo que prenuncia malos tiempos para Roussef. La presidenta habríá admitido a su círculo íntimo que ya sería inevitable convocar a elecciones presidenciales adelantadas dentro de este año, mientras Lula da Silva advirtió que no reconocerá un eventual nuevo gobierno surgido de la destitución de Roussef (ver aparte).
La comisión del Senado tiene 21 miembros titulares, y durante los próximos diez días deberá elaborar un informe que luego irá a votación del pleno del Senado. Si el pleno aprueba la apertura del juicio político por mayoría simple entre sus 81 miembros, lo que puede ocurrir alrededor del 10 de mayo, Rousseff será obligada a dejar su cargo mientras dure el proceso, que tendrá un plazo de 180 días. En este caso, cada vez más probable, Rousseff será sustituida por el vicepresidente Michel Temer, quien completaría el mandato que vence el 1º de enero de 2019 si se llegara a una destitución. Pero aún si no se decidiera la destitución, Rousseff quedaría muy debilitada por el interinato de Temer, su declarado enemigo político, pese a que hasta hace poco la formación del vicepresidente, Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), era el mayor aliado del gobierno. Según el conteo del diario Estadao, el pleno del Senado registra hoy 50 votos a favor de la destitución y solo 20 en contra.
Rousseff asegura que su vicepresidente es "uno de los jefes de una conspiración", junto con el titular de Diputados, Eduardo Cunha, un impulsor decidido de la acusación de la Cámara baja, votada por abrumadora mayoría el 17 de abril pasado. Votaron a favor 367 diputados y solo 137 en contra.
La comisión especial del Senado tendrá hoy su primera reunión, cuando serán formalmente elegidos el senador que la presidirá y el que asumirá el papel de instructor. El cuerpo fue conformado en forma proporcional, en función de las bancas que cada fuerza política tiene en el Senado. De esta manera, el mayor número de miembros (cinco) recayó en el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de Temer y Cunha, la primera minoría con 18 senadores. El opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) tendrá tres miembros, igual que el Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff. A estos el arco oficialista solo suma otros tres senadores de los partidos de la República (PR), Democrático Laborista (PDT) y Comunista do Brasil (PCdoB), con un miembro cada uno. Los otros siete cargos de la comisión se distribuyen entre cinco partidos que en la Cámara de Diputados, votaron todos a favor del juicio político a Rousseff. El conteo previo da así 15 a favor de la destitución y solo seis en contra. Estos valores son relativos, dado que en el PMDB hay senadores considerados "indecisos". El propio titular de la Cámara alta, Renan Calheiros, del PMDB , es un crítico de la iniciativa.
Otro tono. Tras el clima ruidoso que tuvo la sesión en la Cámara de Diputados, los analistas creen que el Senado "no repetirá el histrionismo, la ópera bufa, que se vio en Diputados, que perjudicó la legitimidad del juicio", afirmó el politólogo Marco Aurelio Nogueira. "El espectáculo dado por los diputados en la aprobación del impeachment fue algo que avergonzó al país; esto seguramente no se repetirá en el Senado", señaló Nogueira. Se refería al show en que se transformó la sesión especial de Diputados la noche del 17 de abril, cuando decenas de parlamentarios, al pronunciarse por el impeachment, dedicaron el voto a sus familiares e hicieron comentarios de carácter religioso, muchos veces envueltos en banderas de sus ciudades o Estados. Los gritos, abucheos y cánticos daban marco a cada uno de los votos, en una ceremonia bochornosa que duró muchas horas y se transmitió por televisión e internet a todo el mundo. "Enviados de la prensa internacional que estaban ese domingo en el Congreso quedaron espantados ante ese espectáculo y ante la actitud del presidente de Diputados, Eduardo Cunha", agregó Nogueira, politólogo de la Universidad de Roma.