Lo buscó hasta que el reloj empezó a indicarle que ya era tiempo de asegurar el
punto. Un adagio tan viejo como el fútbol: cuando no se puede ganar, no hay que perder. Y menos
cuando el empate significa ingresar en forma directa a la Copa Libertadores del año próximo.
Lanús empató 0 a 0 con Independiente y relegó a Colón a jugar la fase previa del
máximo torneo continental frente a Universidad Católica, subcampeón del fútbol chileno.
Lanús fue el que más quiso durante la primera parte. Hizo eje en la capacidad
para generar juego de Sebastián Blanco, pero flaqueó a la hora de la definición. Fallaron Menéndez
y Salcedo y entonces el partido se encaminó hacia el descanso sin alteraciones en el marcador.
Fue un primer tiempo entretenido, por momentos de ida y vuelta, aunque
Independiente nunca pudo hacerse dueño del juego para entregarle la definición a Gandín y
Silvera.
En el complemento el equipo de gallego salió decidido a hacerse protagonista y
por momentos lo consiguió.
Por entonces, el contraataque empezó a quedarle cómodo a Lanús, que haciendo uso
de su velocidad y capacidad para abrir la cancha, preocupó mucho más a Gabbarini que en el primer
tiempo.
Zubeldía y el Tolo apostaron a la velocidad con Biglieri y Gómez. A esa altura
la apuesta fue abrir la brecha por el costado derecho. Pero sólo se quedaron en intenciones. Más
desbordes que peligro.
En los últimos 15 Lanús se enamoró definitivamente del empate y se pertrechó
cerca de Marchesín para proteger el 0 en su arco que le otorgaba el acceso directo, sin etapas
previas, a la Copa Libertadores del año que viene.
Independiente buscó con el único objetivo de trepar al tercer puesto de la tabla
de posiciones.
Pero se topó con una superpoblación granate desde el medio hacia atrás que
además aportó solidez y un menú que no incluía riesgos de ningún tipo. Lanús llegó a la meta y
festejó en consecuencia con su gente y en su cancha.