Pasar de héroe a villano en el fútbol es casi parte del juego. Cuando los entrenadores llegan a los clubes sólo saben que la formalidad de los contratos será refrendada por los resultados, no por las firmas. Pero hay matices, vaya si los hay. Hay vínculos que no son convencionales. Tomar la decisión de prescindir de Miguel Angel Russo supone un costo político que la flamante comisión directiva de Central evidentemente está dispuesta a afrontar. A esa convicción deberán acompañarla, sin dudas, de una contratación de jerarquía que, no obstante, no les asegurará el éxito porque nadie lo asegura, pero al menos les servirá para achicar el margen de error. Pero antes de lo que vendrá es justo, muy justo, dar algunos detalles de la salida del entrenador. Nada que no se sepa, lo que está a la vista. Y lo que se ve es que Russo, un entrenador importantísimo en la historia de Central, sobretodo en los últimos 20 años, en los que el club sufrió mucho más de lo que gozó en una absoluta y lascerante desproporción, se fue por la ventana. Detrás de Zof, todos detrás de don Angel, de los títulos de Angel Labruna y Carlos Griguol, existe un lote de entrenadores claramente encabezados por Edgardo Bauza y Miguel Angel Russo en el orden en el que se los quiera ubicar. Cuidar las formas y respetar las trayectorias es parte importante de la gestión en los clubes de fútbol, en los que las personas, algunas, adquieren una dimensión que supera la habitualidad. Raúl Broglia le marcó la cancha al entrenador en el inicio mismo de su ciclo y tampoco pareció la manera más adecuada de vincularse con un histórico del club. Sí tienen, los integrantes de la actual comisión directiva, todo el derecho de tener un proyecto que no lo incluya. Eso sí, deben asumir que la propuesta debe ser tan superadora al punto de trascender la salida de Russo, que, advertido del casi nulo apoyo optó por renunciar. Un personaje, Russo, con el que se puede acordar o no, pero que representa mucho más que un técnico de fútbol para Central. Siempre volvió en momentos bravos, logró devolver al equipo a la primera división después de unos cuantos fracasos y pudo enmendar de alguna manera ese oprobio con tres victorias consecutivas frente a Newell’s. No se debe soslayar tampoco que algunos futbolistas llegaron al club por su propia gestión y ascendiente en el mundo fútbol: Caranta y Abreu, sólo por citar un par de ejemplos rápidos. La ley del resultado es cruel. Por eso es muy probable que hasta el propio Miguel esté de acuerdo con que la derrota ante Huracán en la final de la Copa Argentina tuvo aroma a cosa juzgada. Y si no fuera así, la tarea sería casi ciclópea para revertir el presente. Porque el fin de ciclo no debería incluir sólo al conductor. Pero el tema en cuestión no es la continuidad, sino la forma. Se fue Miguel Angel Russo y nadie dio una explicación. Sólo un comunicado lo oficializó en la página web del club.