El primer torneo de Alfredo Berti dejó mucha tela para cortar. El técnico de Newell's, con una campaña de 31 puntos, instaló un cristal que divide aguas y opiniones. Por un lado están los que hacen hincapié en una extraordinaria chance desperdiciada. Y por otro, están los que matizan cada análisis con su inexperiencia y encuadran su paso dentro de un proceso que lleva dos años siendo un reconocido protagonista del fútbol argentino.
Antes de iniciar el torneo Berti aceptó contar con Manso y Lazzaroni, dos refuerzos que no cumplieron con las necesidades de Newell's. No trajo un primer marcador central de peso y terminó apurando al pibe Ortiz, que en los primeros partidos lució sobrepasado. Ese puesto cayó en manos de Víctor López, un zurdo que era alternativa de Heinze, y pasó a ocupar con algunas dificultades de perfil que se notaron al momento de las salidas.
En la pulseada entre Mateo y Villalba, los puso en el mismo escalón de nivelación. Se inclinó por Pomelo, evidenciando una declaración de principios y una predisposición estética. Así, el Mudo perdió terreno, mucha confianza y cuando salió al ruedo en las últimas fechas su aporte fue descolorido. De esa manera, Villalba pasó de un jugador con proyección de selección, a una variante de ocasión.
En ofensiva insistió más de la cuenta con Muñoz como referencia de ataque. Una apuesta a contramano de la lógica que no funcionó por cuestiones naturales. El pibe tiene características de delantero externo y fue exigido en una función extraña. Y cuando Trezeguet retomó la titularidad, el equipo ya estaba sumido en una pendiente condicionante de resultados y rendimiento.
Desde el banco, algunas veces demostró inconvenientes en el armado de relevos (con Lanús no había otro zaguero) y demostró una inclinación a demorar los cambios. Y muchas veces aceptó poner jugadores al límite en lo físico, que salieron prematuramente de la cancha.
Berti tuvo un arranque espectacular, batiendo récords en los torneos cortos. En las primeras 11 fechas, ganó 8, empató 2 y perdió sólo 1. Fue una racha que enterró rápidamente la palabra transición y puso a Newell's, con 26 puntos, arriba de todos. Además, logró esa condición manteniendo los rasgos generales del estilo basal que legó Martino, sumándole algún grado mayor de verticalidad y de menos pruritos en las situaciones de inicio.
En la segunda mitad, Berti no pudo darle bríos al equipo luego de la derrota en el clásico (12ª jornada). Ese golpe fue un mojón divisor. Hilvanó un lapso de 8 cotejos sin victorias (5 igualdades y 3 caídas) que atentaron contra las chances de bicampeonato. Cosechó 5 puntos de 24, aunque la tremenda chatura del torneo le regaló posibilidades hasta la última fecha.
En el tramo decisivo, Newell's desaprovechó muchas oportunidades y perdió firmeza atrás. Le marcaron en esos ocho duelos. Sintió el desgaste de un semestre que no tuvo la debida pretemporada. Aunque vale destacar que siempre mantuvo la nobleza de su propuesta.
Así, Berti quedó preso de sus circunstancias. Se le escapó un torneo increíble y existen válidos atenuantes. Hay 31 puntos que lo amparan, forjan un crédito, aunque también subrayan la necesidad de capitalizar esta experiencia para estar a la altura de un Newell's que tendrá triple competencia.