Las fuerzas armadas de Egipto planean llamar a elecciones, suspender la Constitución y disolver el Parlamento luego de que expire esta tarde el ultimátum al presidente Mohamed Mursi. Al respecto, Mursi desafió las exigencias planteadas el lunes por el jefe de las fuerzas armadas para que alcanzara un acuerdo para compartir el poder con sus opositores dentro de 48 horas bajo la amenaza de que los generales se harían cargo del país. Gehad el-Haddad, vocero de la Hermandad Musulmana, el partido gobernante, dijo ayer que el ultimátum no significa nada para ellos y que no hay alternativa a la democracia.
En un mensaje televisivo anoche a la nación, el mandatario sostuvo que defenderá su legitimidad con la vida, al tiempo que propuso a la oposición formar un gobierno de unidad nacional y celebrar elecciones parlamentarias en seis meses. Mursi acusó a remanentes del antiguo régimen de Hosni Mubarak de estar detrás de la ola de protestas y violencia callejera iniciada en los últimos días, que ayer volvió a derivar en más enfrentamientos con al menos siete muertos y casi 150 heridos. "La legitimidad es la única garantía contra la violencia. El antiguo régimen no regresará", dijo el islamista Mursi en su discurso.
El mandatario se reunió ayer con el general Abdel Fattah al-Sisi, jefe del ejército, por segundo día consecutivo, aunque no trascendió el contenido del encuentro.
Fuentes militares dijeron que, asumiendo que los políticos no logren poner fin a un año de estancamiento bajo el mando de Mursi antes del plazo de las 1500 GMT de hoy, mediodía en la Argentina, los generales habían elaborado su propio programa para implementarlo, aunque podría ser ajustado en consultas con grupos políticos dispuestos a participar. Bajo esta hoja de ruta, el ejército instalaría un consejo provisional, compuesto principalmente por civiles de diferentes grupos políticos y tecnócratas experimentados, para dirigir al país hasta que se elabore una Constitución enmendada. A eso seguiría una nueva elección presidencial, pero la votación para el Parlamento sería postergada hasta que estuvieran en vigor condiciones estrictas para escoger a los candidatos, dijeron las fuentes, que no se refirieron a cómo pretende el ejército lidiar con Mursi si éste se rehúsa a dejar el poder en paz.
El presidente islamista podría buscar ejercer su poder de convocar a un referendo para continuar con su mandato. Partidarios islamistas han prometido que defenderán a lo que consideran como un orden democrático legítimo, con su vida si es necesario. Algunos tienen antecedentes de lucha armada contra el Estado.
Sublevación. Sin embargo, el poder institucional de Mursi se debilita constantemente. Por un lado, una corte ordenó desplazar al fiscal general designado por él y reinstalar al anterior, nombrado por Mubarak. El Ministerio del Interior publicó una declaración apoyando la intervención militar. La policía, que depende de este ministerio, está abiertamente sublevada contra el presidente. Se suma esto a la renuncia de seis ministros y dos voceros de la presidencia.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, le habría recomendado a Mursi que llamara a elecciones y dejara su cargo, como única manera de poner fin al conflicto. Obama se comunicó con Mursi y lo alentó a que tomara acciones que demuestren que es sensible a las preocupaciones de los manifestantes.
Mientras tanto, la violencia continúa y complica la estabilidad del país árabe. Ayer se reportaron 7 muertos más que se suman a los 16 que habían sido registrados el lunes. Los muertos de ayer perdieron la vida en choques entre manifestantes contrarios a Mursi y miembros de la Hermandad Musulmana.
Los puntos del reclamo
El grupo rebelde Tamarod, que alega haber juntado 22 millones de firmas contra Mursi, publicó el detalle de sus reclamos. Dicen, entre otras cosas, que la seguridad no ha sido restaurada desde la caída de Mubarak, que los pobres “no tienen lugar” en la sociedad, que no ha habido justicia para los muertos durante la primavera árabe y que la economía ha colapsado con pobrísimo crecimiento y alta inflación.