“Si hubiese tenido pericia para montar el arma de fuego, estaríamos llorando a una
víctima”, admitieron ayer a La Capital fuentes ligadas a la investigación de lo ocurrido en
la Escuela Manuel Belgrano (ubicada en el edificio del Normal Nº 3, Entre Ríos al 2300), donde el
jueves pasado un alumno de 14 años amenazó con una pistola —con la que gatilló tres
veces— a una compañera, además de a otras cinco chicas de la clase. Un caso que tiene como
protagonista a un adolescente que, hasta hace una semana, era considerado un “alumno correcto
y de perfil bajo”.
Prácticamente descartada la posibilidad de que el chico haya tomado la
pistola semiautomática GMC 22 larga de su casa, según lo declarado el viernes por él y su shockeado
padre en la comisaría 5ª, los interrogantes se centran en la conducta manifestada por un
adolescente descripto como “de clase media, alumno correcto, de perfil bajo y buen
deportista, que no vive en una zona marginal”.
Ante las autoridades policiales, y como reflejó este diario, el chico
comentó que dentro del salón y en una hora libre amenazó a sus compañeras con la pistola para que
no delataran a quién había tirado una bombita de olor en el curso. Terminó imputado de portación de
arma de fuego.
Es un caso “especial” en función de que el adolescente, que
no posee antecedentes policiales, “obró con una conducta atípica para un joven con su
perfil”. Sin embargo, hay un dato clave para los investigadores: “Hablamos de una
actitud que vienen adoptando algunos menores y que podría terminar en desgracia”.
Por eso no soslayaron la influencia de la red social Facebook o de
Youtube, un sitio web en el cual los usuarios pueden subir y compartir videos, al rastrear
detonantes. De hecho, en la Argentina proliferan fotologs, páginas en la que una persona puede
crear una cuenta y subir fotos en internet, en los que menores de entre 14 y 17 años se exhiben
portando armas, recibiendo elogios de otros chicos.
Respecto de la facilidad para el acceso a las armas, una posibilidad es
que los menores adquieran las que son robadas en casas particulares y luego vendidas por los
propios delincuentes.
En tanto, Rubén Gómez contó que su hija, de 13 años y con la cual el
atacante habría discutido, sigue presa del pánico. “No quiere asomarse ni a la puerta”,
graficó. También reveló la llegada de nuevos mensajes de texto intimidatorios en los que la acusan
de “ortiba”.
El padre de la alumna del 2º año turno tarde también admitió la
circulación por internet de “una versión en la que aseguran que el chico iría (mañana) a la
escuela a pedir disculpas” por lo ocurrido.
Según la descripción de Gómez, el adolescente le gatilló a su hija una
vez en la cabeza y dos en el pecho. Lo propio hizo con las restantes compañeras (a una le apuntó al
hígado y a otra en la espalda).
La pistola tenía tres proyectiles en el cargador, pero ninguno en la
recámara ya que no fue montada para poder disparar.































