El sábado pasado, la nota principal del Dakar de Ovación titulaba: “Vienen caídos del mapa”. Y hacía referencia a que la única esperanza nacional de podio estaba en las espaldas de un juvenil de 19 años: Jeremías González Ferioli. Cinco días después, este cordobés que estudia en el segundo año de la carrera de administración de empresas, se situó en ese lugar. Como predijo luego de ganar por primera vez una etapa, de Uyuni a Iquique, se ilusionaba desde su 4° lugar con que algunos de los que lo precedían se cayeran. Y a falta de uno, ayer en la nueva etapa maratón Calama-Cachi (Salta) abandonaron dos: el campeón Ignacio Casale (venía 2°) y el uruguayo Sergio Lafuente (3°), por lo que quedó en una increíble posición de escolta, a tres días del final.
En el debut el año pasado, el más precoz de la historia del Dakar con 18 años recién cumplidos corrió decidido a cuidar el cuatri sobre todo. Y lo hizo tan bien que fue el mejor argentino ubicado en cuatriciclos: 6°. Con la baja de los Patronelli en esta edición, y la prematura del fueguino Lucas Bonetto, otra vez González Ferioli quedó como el candidato argentino. Y, como confesó ayer uno de sus dos mecánicos, Pablo Galli (el otro es Ezequiel Scutti), en diálogo con Ovación: “Ahora está acelerando más. Nos está demostrando que tiene algo guardado”.
Claro que el cuidado del Yamaha es fundamental, porque este chico que empezó a correr cross country a los 14 años y fue también el más chico en ganar una etapa en Dakar, tiene sólo los conocimientos elementales de mecánica. Trata inclusive de no cambiar los neumáticos, sino de emparcharlos e inflarlos, y recién ahora aprendió bien a cambiar filtros, algo que hizo ayer en el vivac de Cachi, donde otra vez no tuvo la asistencia de sus mecánicos ni de sus padres Carlos y Sonia, que lo siguen a todos lados.
De hecho, ayer habló largo por teléfono con Galli para indicarle un ruido sobre uno de sus neumáticos y del otro lado lo tranquilizaron diciéndole que, por lo que relataba, sólo se trataba de un rulemán. Eso sí, luego de hacer una etapa con mucho camino marcado, le recomendaron que hoy cuidara la máquina.
Y esa debe ser la estrategia. Porque al caerse Casale (presión de aceite) y Lafuente (volcó), Jeremías, que ayer fue 2°, está muy lejos del ahora cómodo líder, el polaco Rafal Sonik (a casi 3 horas) y mantiene a raya al boliviano Walter Nosiglia (más de 50 minutos), que ayer logró un histórico tercer puesto de etapa, en un podio todo sudamericano (ganó el paraguayo Nelson Sanabria).
Además de esta ilusión que se agigantó justo al volver a pisar suelo argentino, resurgió Emiliano Spataro con un gran 8° puesto.
Ya le había dicho a Ovación que las arenas no eran su fuerte y en Chile se cayó, pero ayer fue muy rápido de nuevo.
No podrá superar el 14° lugar de 2014, eso sí (marcha 22°), y espera que hoy no llueva porque se prevé mucho fesh fesh en el camino que así se convertirá en barro y “nunca manejé en esa condición”.
Los argentinos salieron del país con la expectativa en baja, pero volvieron al mapa. Justo en el regreso y para el sprint.