El paro nacional convocado por los sindicatos del transporte y las centrales opositoras para reclamar cambios en el impuesto a las ganancias tuvo un alto nivel de acatamiento. En la ciudad, se paralizó el servicio de colectivos y el transporte de cargas, la recolección de residuos y gran parte de la administración estatal. También se resintió fuerte la actividad en el cordón agroexportador y no hubo clases en las escuelas y universidades públicas. La medida de fuerza se extendió incluso más allá de las organizaciones convocantes y fue asumida por trabajadores industriales cuyos gremios no adhirieron..
Paradójicamente, la efectividad de la huelga en el amplio abanico de ramas involucradas en la convocatoria no logró imponer la postal de calles vacías y persianas bajas. La apertura de locales comerciales y la disponibilidad de taxis contribuyó a amortiguar el impacto de la medida en el movimiento urbano. Y a dibujar un extraño paisaje, con gente en circulación y negocios abiertos pero con escasas ventas, oficinas públicas que funcionario sin público y un ritmo de actividad que arrancó algo más tarde y terminó algo más temprano que lo habitual. Buena parte de la construcción trabajó con normalidad y la mayoría de los bares abrió, pese a que el gastronómico Luis Barrionuevo estuvo entre los convocantes.
La medida de fuerza fue acompañada por movilizaciones y piquetes. Los bancarios marcharon por el microcentro y confluyeron con ATE y la CTA Autónoma en una protesta frente a Gobernación. Hubo protestas frente a General Motors y en el acceso por la autopista a Santa Fe. La CCC instaló cinco piquetes en distintos puntos de la ciudad y los recolectores y camioneros se concentraron en el cruce de Circunvalación y Presidente Perón. Allí confluyó cerca del mediodía la mayoría de los referentes locales del paro, que no dudaron en calificarlo como "contundente".
La misma expresión utilizaron los dirigentes nacionales que brindaron una conferencia de prensa en el edificio de la CGT Azopardo. El líder camionero Hugo Moyano; el titular de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (Catt), Juan Carlos Schmid; el titular de la CGT Azul y Blanca, Luis Barrionuevo, y el secretario general de la CTAA, Pablo Micheli, aseguraron que el paro fue un éxito y amenazaron con lanzar una huelga por 36 horas si no hay una respuesta del gobierno a sus reclamos.
Los dirigentes hicieron hincapié en el reclamo de una modificación en el impuesto a las ganancias que grava el salario cerca de 2 millones de trabajadores, aunque se mostraron preocupados en señalar que su plan de lucha es más amplio y abarcativo.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner opinó lo contrario. Durante un acto en La Matanza dijo que la protesta no buscó apoyar una reivindicación obrera sino expresar una movida opositora. Relativizó la efectividad del paro al considerarlo una "huelga de transporte" y dijo sentir "vergüenza" porque "un puñado de trabajadores que paga el impuesto a las ganancias no dejó ira a trabajar al 90 por ciento restante".
También desafió a los sindicalistas al asegurar que "tiene espalda" para bancarse este tipo de protestas.
El paro de ayer fue convocado a fines de febrero por la confederación de sindicatos del transporte, que nuclea a una veintena de gremios enrolados tanto en la CGT opositora como en la oficialista que conduce Antonio Caló. Durante marzo fue sumando adhesiones de las centrales enfrentadas al gobierno y de organizaciones independientes cuyos afiliados sienten el impacto del impuesto a las ganancias.
Discriminación
El presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (Daia), Julio Schlosser, calificó de "lamentable" la expresión del dirigente gastronómico Luis Barrionuevo sobre la condición judía del ministro de Economía, Axel Kicillof.
El secretario general de la CGT Azul y Blanca se quejó, durante la conferencia de prensa organizada para evaluar el alcance de la medida de fuerza de ayer, porque "este rusito nos debe 25 mil palos y es un mentiroso porque niega la inflación".
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner cruzó a Barrionuevo por su actitud discriminatoria y dijo que estaba esperando que las entidades representativas de la comunidad judía, con las que se enfrentó por el caso Nisman, hicieran una denuncia contra esas declaracones.
Por la noche, Schlosser transmitió el repudio de esa organización a Barrionuevo. "Es lamentable que se sigan utilizando este tipo de calificativos para discriminar", dijo.
Producción: Sandra Cicaré, Jorgelina Hiba, Patricia Martino y Alvaro Torriglia