Entre los palos del muelle isleño se desliza fuerte la correntada, ondas que se
arremolinan y anuncian aguas más peligrosas, camalotes y víboras que aún no aparecen, pero todos
saben que vendrán. "Para el isleño es lo mismo, esta crecida es como otras, no va a ser como la del
98, que el agua llegó a 6,9 metros, esa fue dura", dice Nelson, el tucumano, que hace 20 años está
en la isla y camina lento entre matorrales; siempre en la costa del río, que "como te da, te saca".
El fenómeno, según los especialistas, es cíclico y el efecto climático de "El Niño" lo agrava.
La crecida se inicia por las lluvias abajo de los Saltos del Guairá y de la
Cuenca del río Iguazú. Si bien se desconoce el tiempo en que se mantendrá la suba , técnicos de
Meteorología habían advertido sobre una mayor crecida por la intensificación de "El Niño". Es un
fenómeno que afecta a América del Sur, Indonesia y Australia, y provoca el calentamiento de las
aguas sudamericanas. Se inicia en el Océano Pacífico tropical y altera la presión atmosférica en
zonas muy distantes, cambia la dirección y velocidad de los vientos, y desplaza lluvias a la región
tropical.
"Es buena y mala la crecida, mala para la gente que tiene hacienda, pero para el
pescado es muy buena, el pescado desova en las lagunas, que estaban secas", dice el tucumano.
Para los que tienen animales en las islas el tema es más que preocupante. "Lo
que pasa es insólito; en el norte tenemos que sacar las vacas del desierto y en el sur se ahogan.
No sé por qué nunca se hizo un acueducto en el norte de Santa Fe ni se apuesta a la ganadería en el
sur. Hoy ya no quedan ganaderos, es todo soja", dice Angel Girardi, dirigente agrario de
Aprocaboa.
Roberto Luraschi, un experimentado consignatario de hacienda, sostiene que
“el mercado va a bajar un poco, pero el viernes se vendió bien, a un promedio de 3,60 pesos
el kilo vivo”. El comerciante dice que “va a haber más de 1 millón de cabezas, todo lo
de la isla se viene para acá”,
Alertas. Pero el Paraná se anuncia sin calma. El subsecretario de Protección Civil del
Ministerio de Seguridad de la Provincia, Marcos Escajadillo, está atento. “Desde hace dos
años trabajamos con los municipios en la prevención de tormentas o imprevistos. Hace más de un mes
que se viene acentuando el trabajo y se relevan poblaciones que pueden verse comprometidas con la
crecida”.
Escajadillo plantea que cada comuna se maneje con sus recursos; ambulancias,
bomberos, médicos, y que si la creciente es complicada se asistirá económicamente. “Hoy la
situación es difícil para todos, pero la provincia está para asistir en estos casos”, dice el
funcionario.
Por su parte, Julián Galdeano, de Desarrollo Social de Santa Fe, explica que en
los municipios evaluarán los riesgos y que los fondos se centralizarán en las localidades.
“En tanto, esperamos la firma del decreto de emergencia provincial”, dice.
Sin embargo, desde Protección Civil son optimistas. Si no hay fuertes lluvias
nada indicaría una suba grande. En el río Andresito bajó en un día 20 centímetros. “En
Rosario está a 3,42 metros y el alerta es a los 5,30, en Santa Fe está 3,7 y el nivel de alerta es
5,3, y de 5,7 el de evacuación. La ventaja que da el Paraná es que se puede monitorear día por día.
Ahora, si hay lluvias cambia la cosa”, dice Escajadillo.
La costumbre a veces llama al mal destino. “Mucha gente que emigró por la
sequía se asentó en lugares bajos sobre la orilla del río. El que vive en la costa sabe que va a
tener problemas”, sostiene el funcionario, y acota que “en Villa Constitución tienen
2,85 metros y la evacuación es los 4,5 metros, a esa altura ni siquiera va a llegar para fines de
noviembre. En Rosario, por ejemplo, en 2007 y con un Paraná crecido no tuvimos más de 5 mil
evacuados”.
Negativo. Los productores ganaderos sacan cuentas y todas les dan negativo.
“En esta zona no hay campos para trasladar la hacienda, todo es soja y ni alambrados
quedaron. Esta hacienda no está terminada y al no haber exportación es lo que se consume
internamente, el precio no va a variar ahora pero se va a caer la de invernada, el negocio sería
comprar esta y terminarla”, sostiene un hombre ligado al sector.
Angel Girardi, de Aprocaboa, dice que “en la isla frente a Rosario debe
haber por lo menos 200 mil cabezas”. El precio de arrendar un campo para para pastoreo es de
unos 80 kilos anuales por hectárea, “en la isla deben ser de unos 36 kilos al año. Si todo es
normal es un negocio rentable, pero si no, hay que pensar en los traslados y la falta de campos
altos. Creo que la hacienda te la van a querer pagar muy poco”, sostiene, y dispara:
“Los subsidios no tienen que ser para el feedlot, tienen que ser para este
ganado”.
En tanto, el prefecto de la zona Rosario, Miguel Bertorelli, marca su optimismo.
"Estamos trabajando con Protección Civil, los niveles están por debajo de los habituales y el
ganado de Victoria se saca por camiones o barcazas, que nosotros controlamos. No obstante, hay
muchos que se autoevacúan", aclara.
El Paraná amenaza, y las fotos de vacas transportadas entre mugidos de madrugada está en los
televisores y los diarios. Pero en otros lugares, lejanos, extraños y unidos por el Litoral y los
camalotes errantes, las urgencias son otras y conforman la cronología de la resignación.
En Apipé, Corrientes, se evacuaron unas 300 familias, según fuentes de Defensa Civil. En
Barranqueras, Chaco, el hidrómetro midió esta semana 6,55 metros y se autoevacuó más de un centenar
de habitantes de las costas. El Chaco puso en funcionamiento una sala de situación y un comité de
emergencia para monitorear la zona y la evolución del "El Niño".
En Paraguay la situación es conflictiva, hay evacuación y asistencia para centenares de familias
en el este y sur del país por la crecida, dos personas murieron y se evacúan familias en
Encarnación y Ayolas, al sur de Asunción y en la frontera con Argentina, en donde está emplazada la
represa de Yacyretá. El Paraná alcanzó el 27 de octubre 6,90 metros en l Encarnación, donde se
estiman dañados el 40 por ciento de los negocios, unos 300 locales.
Por su parte, la Entidad Binacional Yacyretá informó que la represa tiene las compuertas
abiertas, aguas arriba y abajo. El caudal del Paraná supera los 25 mil metros cúbicos por segundo.
La actual situación genera que el nivel del agua supere rápidamente los 80 metros sobre el nivel
medio del mar en Encarnación y Posadas
El río, que arrima tierra y agua y acostumbra a crecer, se prepara para inundar. Para los
isleños "hay que esperar que el agua baje y después todo vuelve a ser igual y hay más pescado".
Pero no todos piensan igual, los ganaderos pierden y los "puebleros" se quedan sin la playa. El
Paraná es así; injusto y generoso.
Entre Ríos en alerta
Los ganaderos entrerrianos están en alerta roja. Mantuvieron reuniones con el gobierno, y
reclamaron mayor presencia del Estado frente a la crisis que puede acarrear la creciente: “En
la última inundación, el gran problema fue el estado de los caminos”, contó Alfredo Bel,
dirigente de la Federación Agraria.
La problemática es compleja. Para los productores el traslado del ganado es una ecuación costo
beneficio. De momento dicen que se ubica la hacienda con destino a faena pero que hay ganado que
van a tener que ubicar en tierra firme.