Santiago de Cuba. - El papa Benedicto XVI aseguró al llegar a Cuba que apoya las "justas aspiraciones de todos los cubanos", y que "Cuba está mirando al mañana, en este momento tan especial de su historia". Estas frases cargadas de significación las pronunció durante su mensaje de saludo ante el presidente Raúl Castro, en el aeropuerto de Santiago. Posteriormente, el Papa dio una misa en esta ciudad cubana, en la que reclamó una sociedad "abierta y renovada".
"Llevo en mi corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos, dondequiera que se encuentren, y de modo especial de los jóvenes y los ancianos, de los adolescentes y los niños, de los enfermos y los trabajadores, de los presos y sus familiares, así como de los pobres y necesitados". Esta frase pareció referirse a los presos políticos, así como a los disidentes, a quienes se les prohibió la asistencia a sus actos.
De México. El pontífice llegó de México para una visita de algo más de 48 horas. El gobierno de Raúl Castro lidera actualmente un paulatino proceso de reformas económicas, pero sin ninguna apertura en el plano político o de los derechos individuales. "Estoy convencido de que Cuba, en este momento especial de su historia, está mirando al mañana, y para ello se esfuerza por renovar y ensanchar sus horizontes, a lo que cooperará este inmenso patrimonio de valores espirituales y morales que han ido formando su identidad más genuina", afirmó Benedicto XVI. El Papa no hizo alusiones políticas directas a los "prisioneros políticos", como sí hiciera su antecesor Juan Pablo II en 1998. Joseph Ratzinger tampoco habló de la revolución cubana, ni cuestionó su modelo socioeconómico y político.
Esperada con grandes expectativas en varios sectores de la sociedad cubana, la visita de Benedicto XVI es seguida con especial interés por la oposición y el exilio. Mientras el gobierno espera que el Papa condene el embargo comercial de Estados Unidos, la disidencia pide que el Papa aborde la grave situación de los derechos humanos en la isla. Estas violaciones a los derechos individuales se volvieron a evidenciar con la visita pontificia. El aparato policial se encargó de detener en las horas previas a la llegada del Papa a un centenar de disidentes. Ayer, eran al menos 58 los detenidos, sólo en el sector oriental de la isla según un vocero opositor, José Daniel Ferrer. En un comunicado publicado en la página de las Damas de Blanco, Elizardo Sánchez, titular de la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, aseguró que además un centenar de mendigos fueron "detenidos e internados, de manera arbitraria y extrajudicial, para que no fueran vistos" por peregrinos y periodistas.
Juan Pablo II. BenedictoXVI también recordó la visita de Juan Pablo II en 1998. "No puedo dejar de recordar la histórica visita a Cuba de mi predecesor, que ha dejado una huella imborrable en el alma de los cubanos", declaró. La visita del Papa polaco devolvió espacios a la fe católica en Cuba, tras décadas de represión por el régimen comunista. "Su paso por la isla fue como una suave brisa de aire fresco que dio nuevo vigor a la Iglesia en Cuba", comentó. Esa visita "fue la inauguración de una nueva etapa en las relaciones entre la Iglesia y el Estado cubano, con un espíritu de mayor colaboración y confianza".
Por la tarde, el Papa se movilizó en el "papamóvil" por Santiago de Cuba para dirigirse a una gran plaza, donde dio misa ante decenas de miles de fieles. "Deseo hacer un llamado para que, con las armas de la paz, el perdón y la comprensión, luchen para construir una sociedad abierta y renovada, mejor", dijo el pontífice. Antes, el arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García, pidió ayuda al Papa para que el pueblo cubano supere sus problemas por medio de "la misericordia, el diálogo, el respeto y la reconciliación". La Iglesia cubana se ha convertido en un importante actor político y social, sobre todo tras la llegada de Raúl Castro al poder hace cinco años. La mediación de la Iglesia logró la liberación de un centenar de presos políticos, aunque con la dura condición de ir el exilio. Pero la conducta de la Iglesia, dirigida por el cardenal Jaime Ortega, ha recibido también críticas por su acercamiento al gobierno, que le ha dado inéditos espacios en los medios de comunicación. Un privilegio que muy pocos tienen en Cuba.