Goyo Carrizo nació el 21 de septiembre de 1960 en Villa Fiorito. Treinta y nueve días después, en el mismo lugar, nació Diego Armando Maradona. A los siete años la pasión por el fútbol los convirtió en amigos, y poco tiempo después formaron parte de la delantera de los míticos Cebollitas y también comenzaron juntos su carrera profesional en las inferiores de Argentinos Juniors. Sin embargo, mientras Maradona cumplió con el sueño de llegar a Primera y alcanzó la gloria, Goyo tuvo que enfrentar un destino bien distinto: sufrió una gravísima lesión, se dejó estar y nunca pudo salir de Fiorito. Esta es la singular historia que los directores Ezequiel Luka y Gabriel Amiel decidieron reflejar en “El otro Maradona”, la película (un “documental no convencional”) que se puede ver hoy y el martes, a las 21, en el cine Arteón, Sarmiento 778.
Los realizadores se enfocan en Goyo Carrizo cuando el ex jugador se embarca en la tarea de descubrir nuevos talentos en el interior para mandarlos a clubes de Buenos Aires. “Nos interesó el personaje como el centro de esta suerte de tragedia, del que no había llegado”, comentó a Escenario Ezequiel Luka. “Debe haber millones de personas a las que les fue mal con el fútbol, pero hay uno solo que jugó desde chiquito al lado de Maradona, y que además le decían que jugaba mejor que Diego. Yo creo que Goyo todos los días se va a dormir y se pregunta qué hubiera pasado si el destino hubiera sido otro. La película también se relaciona con una cuestión mucho más universal como el éxito y el fracaso, cómo nosotros medimos nuestros méritos en función de éxitos que sólo tienen que ver con la vida profesional”, se explayó.
“Goyo es un personaje que contiene muchas preguntas, muchos dilemas”, agregó el rosarino Gabriel Amiel. “Y les pasa a millones de futbolistas que tratan de llegar y no llegan. Eso lo podés traspolar a otros aspectos y ver cómo una persona digiere la frustración, qué lugar termina teniendo en su vida. Maradona es como una sombra constante en la vida de Goyo, y es una vara imposible de alcanzar para cualquiera. Todos los días estamos expuestos a una noticia sobre Maradona. Imaginate lo que es eso para Goyo, es una carga constante”, explicó.
Indirectamente, la película también cuenta la historia de los comienzos de Maradona, pero los directores prefirieron dejar su figura a un costado, y tampoco buscaron su testimonio. “Todos los productores querían que Diego esté en la película, pero nosotros decidimos que no ya en las primeras semanas”, dijo Amiel. “Para nosotros era mucho más genuino reflejar la posición de Diego en la vida de Goyo hoy. Y esa posición es omnipresente, siempre está y al mismo tiempo él no aparece. Además si estaba Diego se iba a chupar toda la atención, y esa no era la idea”, puntualizó. “Poner a Maradona no hubiese sido fiel con nuestro personaje, que se nos brindó para contar su historia. Incluso había un material de archivo en el que ellos estaban juntos, pero al final no lo pusimos”, agregó Luka. Los directores también
aclararon que “El otro Maradona” no es un documental convencional, sino que tiene un formato de película, porque “está contando una historia, está apelando a un lugar emotivo y humano. La historia de Goyo podría ser perfectamente una novela”, según explicó Luka. Amiel, por su parte, agregó: “Desde la realización es un documental para cine, esa es la definición más exacta. Elegimos una cámara bastante pesada, con un lente grande, porque desde el principio teníamos claro cómo lo queríamos filmar. Siempre lo pensamos para la pantalla grande. Es un documental extraño, que por momentos parece tener elementos de ficción”, subrayó.
La película está teñida por una atmósfera de melancolía y nostalgia. Sin embargo, los realizadores fueron especialmente cuidadosos en no caer en el golpe bajo. “Tratamos de no ser amarillistas”, aseguró Gabriel Amiel. “Siempre tuvimos claro que queríamos que fuese Goyo en primera persona el que nos narrara las partes más bravas. Tratamos de mirarlo con cierta distancia, y que lo más íntimo surgiera a partir de él, y no que fuera forzado, que lo fuéramos a pinchar. El último día de rodaje Goyo se quebró emocionalmente en una entrevista que ni siquiera estaba planeada, cuando ya había una relación más de confianza entre nosotros tres”, relató.
“Hay algo claro en el corte final, en lo que uno elige dejar y no dejar. Y nosotros tuvimos la conciencia de tener ese pudor”, acotó Ezequiel Luka. Había cosas que incluso podían haber hecho más atractiva a la película desde un lugar más mediático, y decidimos sacarlas. Cuando vos hablás de un amigo de Maradona muchos te preguntan si se siguen viendo o si Diego lo ayudó, y eso no nos importaba, es cosa de ellos dos. Es una película que patina en un hielo muy fino, porque es fácil caer en el golpe bajo, pero intentamos no hacerlo”, afirmó.
Después de pasar por Rosario, “El otro Maradona” se verá en San Juan, Buenos Aires, Córdoba y Mendoza. Luka y Amiel también firmaron un contrato de distribución para que la película llegue a los cines y la televisión de Francia. “Nos vino muy bien que éste sea el año del Mundial”, concluyeron entre risas.