El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva, Lino Barañao, aseguró ayer que hace falta mejorar los canales de comercialización de los desarrollos en biotecnología agropecuaria nacional a través de la creación de una empresa del tipo del Invap, firma rionegrina de nivel internacional que lleva adelante proyectos tecnológicos en materia nuclear y espacial.
"En materia de biotecnología precisamos un Invap, una instancia que se ocupe de comercializar en todo el mundo lo que se produce acá, de encontrar los clientes y de certificar los procesos", explicó el ministro, quien participó de la jornada de cierre del Biotech Forum 2011 en la Bolsa de Comercio local.
Según el funcionario, el país puede ocupar espacios de relevancia mundial en este ámbito, e instó al sector privado a "exportar conocimientos y no sólo granos", ya que como productor de alimentos Argentina tiene "una responsabilidad global" que asumir. También agregó que desde el Estado existen proyectos muy adelantados en materia de transgénicos, pero que falta desarrollar la pata de la comercialización posterior, algo en lo cual podrían participar más las empresas. "Tenemos que instalar el concepto de supremacía tecnológica, y Argentina puede ser líder mundial", dijo, y aseguró que el país vive "un momento único en la historia de la ciencia" gracias a las políticas públicas en ese ámbito, que según especificó apuntan tanto a mejorar la innovación tecnológica constante como a que esas innovaciones sean "inclusivas".
Teoría. Según el ministro, desde el gobierno percibieron que es necesario cambiar las pautas de evaluación de las carreras de investigador y científico del Conicet, ya que existe una abundancia de desarrollos teóricos de tipo individual que pocas veces se transforman luego en tecnologías concretas. "Queremos instalar la idea de responsabilidad social del científico, para lo cuál nos preguntamos cuál debe ser el perfil del investigador", subrayó, tras lo cuál agregó que es mejor formar profesionales "abiertos y con pluralidad de visiones" antes que superespecialistas que sólo tengan una visión de los fenómenos.
Respecto al debate sobre la propiedad intelectual, y más concretamente sobre la Ley de Semillas, el jefe de la cartera de Ciencia aseguró que es un tema "muy complejo" que debe ser abordado de forma racional, y que antes de tomar decisiones hay que "ponerle números" a las posturas de cada uno de los actores involucrados. "Apoyamos la propiedad intelectual nacional, el Estado financia las patentes tanto de los organismos públicos como de las pymes", aunque aclaró que en el caso de la semillas "el debate es muy complicado".
Consultado sobre la posición del Estado sobre la problemática que genera el uso de los agrotóxicos, Barañao aseguró que hay que "abandonar los discursos apocalípticos" al considerarlos "más religiosos que científicos", y lo comparó al de los accidentes de tráfico: "los accidentes causan una alta tasa de mortalidad, y sin embargo nadie deja de usar el auto".El funcionario dijo que desde el gobierno "son conscientes de los efectos colaterales", pero que hay riesgos que asumir.
Reclamo laboral
Un grupo de trabajadores de ATE-Conicet se reunieron ayer frente a la Bolsa para repudiar la presencia del ministro Lino Barañao como expositor en un foro "a favor de los agronegocios" y reclamar además mejores condiciones laborales. "Nos deben aumentos de sueldo, paritarias y explicaciones", dijo Lautaro Massa, delegado gremial.
Semillas: críticas al uso propio “sin restricciones”
El abogado Fernando Sánchez, del estudio Sánchez y Asociados, criticó a la actual ley de semillas al considerar que tiene deficiencias de origen que nunca fueron corregidas, y que permiten que Argentina sea el único país de la región que habilita sin ningún tipo de restricción “la excepción del agricultor”, o sea la posibilidad de que cada productor utilice las semillas que cosecha como propias sin pagar regalías a la empresa dueña de los derechos de propiedad intelectual.
“La ley actual confunde el uso propio con el uso no comercial, porque los agricultores hacen un uso propio de las semillas con claros fines comerciales”, dijo durante el Biotech Forum, tras lo cuál estimó como un gran déficit el hecho de que no exista ni siquiera un anteproyecto en el Congreso para modificar esa legislación. Sánchez atacó también la implementación de la ley de patentes, ya que según explicó las licencias duran 20 años a partir de la solicitud del inventor ante el Estado, que demora años en tramitarlas: “Existen alrededor de 1.000 solicitudes en trámite desde hace entre 10 y 15 años”, algo que atenta claramente sobre la exclusividad del creador.