El mercado inmobiliario de Rosario mantiene su dinamismo y muestra señales de crecimiento, haciendo caso omiso a la tradición de que un año electoral frenaba las decisiones de inversión ligadas al sector. El nivel de operaciones durante 2011 se mantiene en similares niveles que durante 2007, el mejor año de los últimos tiempos. La clave de esta tendencia radica en que, además de los excedentes de la renta del sector agropecuario que se viene volcando en el sector (en departamentos o grandes emprendimientos inmobiliarios) ahora también aparecieron como actores del negocio un creciente número de profesionales de la zona que logró ahorrar pero como no llega a reunir el monto para adquirir la propiedad de sus sueños opta por invertir en un terreno en las localidades vecinas. Además surgieron aquellos que comenzaron a invertir en pequeños departamentos para tener una renta futura y asegurar un jubilación más digna. Todo un cambio de tendencia que le dio un renovado movimiento al sector.
Los referentes del sector son optimistas respecto del nivel de actividad pero consideran que todavía hay mucho camino por recorrer. Advierten que la puesta en marcha de créditos hipotecarios con requisitos acordes a la realidad de los que actualmente alquilan, que son los que naturalmente demandan este tipo de financiación, sumaría un actor más al mercado inmobiliario y se ampliaría el negocio. En este punto reconocen que es fundamental el rol del Estado para activar las propuestas bancarias, que últimamente fueron ineficientes para responder a las necesidades de la mayoría de la población.
Durante el II Salón Inmobiliario Rosario 2001 que se realizó en el complejo Metropolitano, Javier Grandinetti, presidente de la Cámara Empresas Inmobiliarias de Rosario (Cadeiros), remarcó que este año “está en los mismos niveles que en 2007 que fue el mejor nivel de cierre de operaciones”, al tiempo que recordó que después vino la crisis internacional y en 2009 hubo una recesión en el mercado inmobiliario por los pronósticos agoreros en la Argentina sobre que las propiedades iban a bajar un 30% y el dólar se iría a 5,50 pesos. “Generamos artificialmente una recesión. Esto se reencaminó sobre mediados de 2010 y ahora en 2011 se sigue sosteniendo este nivel de operaciones e incrementándose hasta los niveles de 2007”, subrayó el referente del sector.
“Siempre soy optimista, pero este año lo soy mucho más. Tenemos todas las posibilidades para que esto mejore. El mercado inmobiliario de Rosario y la región está sobre bases sólidas, no hay boom, no hay apalancamiento, no hay precios irreales. También hay posibilidades para que surja el tema de los créditos. Hay dinero disponible, capital disponible, el tema es como lo redireccionamos, y hay mucha confianza en el mercado inmobiliario. Está todo dado para que 2011 el mercado inmobiliario sea una nueva locomotora, además del campo”, precisó Grandinetti.
Por su parte, Carlos Darío, presidente de la Corporación de Empresas Inmobiliarias de Rosario (Ceir), coincidió con que “este año el sector viene bien, la demanda sigue siendo sostenida” y señaló que “el año electoral no influye”.
“La gente no se detuvo a pensar en las elecciones, ya no es como hace unos años atrás cuando uno pensaba que el que iba a ganar podía cambiar radicalmente las cosas y un tiempo antes había una especie de parate. Gane quien gane hoy uno espera moderación, ninguno de los candidatos dice que cambiará radicalemnte las cosas. El mercado no ha reaccionado con pánico como si fuera la bolsa de Estados Unidos”, resumió.
El furor de los lotes. El presidente de Cadeiros recordó que el mercado inmobiliario después de la crisis de 2001 se consolidó como la alternativa de excedente y ahorro, en busqueda básicamente de seguridad y de rentabilidad que la tiene por encima de otros activos y explicó las características que tomó en el último tiempo. “El mercado hoy está muy activo, aunque la Cámara de la Construcción habla de una desaceleración de nuevas unidades. Hoy el mercado esta muy segmentado, se puede hablar de un comportamiento general pero cada tipo tiene sus particularidades. Hay productos del mercado inmobiliario que siguen consolidándose pero a un ritmo menor que otros, como por ejemplo el tema de los loteos que tuvieron un altísimo desarrollo en los últimos 10 meses. Hoy hay mayor nivel de cierres en gama media y gama baja. Lotes para consolidación de ahorros de valores nominales bajos o pequeños departamentos y residencias que van al mercado de la renta. En alta gama el gran inversor está trabajando como consumidor final, lo compran para el uso más que para renta. Se puede ver una cierta desaceleración en esto, respecto a lo que venía en 2007”, señaló.
Al respecto Grandinetti explicó que aunque existe un muy buen flujo de inversión desde el campo, no fue el esperado desde finales de 2010. “Se hizo un presupuesto de demanda del campo en función del alto valor de la soja y los rindes de cosecha que no se convalidaron en el primer trimestre. Nos quedó el resabio de que el tractor del mercado inmobiliario en Rosario es el campo. Lo fue de 2003 a 2007 pero ahora hay un componente de inversor regional urbano que se viene sosteniendo”, argumentó al tiempo que detalló que este nuevo actor regional es un inversor que trata de comprar un inmueble para asegurar su jubilación, asegurar su renta futura.
El crédito ansiado. Por otra parte, Darío consideró que “el campo sigue siendo un actor principal”, aunque también manifestó que hay un grupo de profesionales que durante estos años han podido adquirir propiedades y se manifestó a favor de que haya más consumidores finales, no tantos inversores. “No podemos depender solamente de la gente de campo para que nos compren inmuebles, tenemos que darle una solución a los profesionales, a las parejas jóvenes que recién se casan que quieren adquirir su vivienda. Deben surgir los créditos hipotecarios”, puntualizó.
Actualmente la oferta de créditos hipotecarios no se ajustan a la realidad económica de gran parte de la población y a los precios del mercado inmobiliario. Grandinetti consideró que existen muy buenas líneas de financiación pero sólo para aquellos que requieren pagar un diferencial para mudarse a una propiedad más grande o para quienes deciden remodelar o ampliar su hogar.
“Los inquilinos, este sector de consumidores finales reales, sigue estando postergados”, dijo el empresario y recordó que el Banco Hipotecario dejó de ser un banco de fomento y la banca privada se descalzó porque no hay depósitos o son a corto plazo y hoy no le damos solución a este tema, y más que por la importancia económica que tiene es por la importancia social que sustenta al mercado. En un mercado locativo de crisis ninguno puede hacer buenos negocios”, puntualizó.
Valores. Si de inversiones se habla, un tema fundamental es la evolución de los precios. En ese sentido, Grandinetti aseguró que el comportamiento de precios difiere del tipo de productos. “Si hablamos de la propiedad horizontal, tuvimos un comportamiento de los valores de las unidades en los últimos tres años que fue por debajo del aumento de los costos, se licuó la rentabilidad que en su momento fue por arriba de la normal y el inversor al entrar en el pozo ganaba. Hoy si entrás al pozo podés tener una rentabilidad real del 5%, contra el valor terminado. El dólar en los últimos 12 meses varió un 6 o 7% y el costo de la construcción lo hizo 25%”, explicó.
Ante esta situación, el presidente de Cadeiros advirtió que “hoy no hay posibilidad de bajar más la rentabilidad” y por lo tanto “o se consolidan estos valores y se sostiene un poco el incremento de precios o los precios van a subir” porque si no se consolida habrá una baja en la salida de unidades nuevas.
En tanto, Darío se sinceró y reconocío que “los valores se fueron incrementando y siguen haciéndolo”, aunque no aventuró en qué porcentaje se moverán durante este año. “Hace muchos años que vienen incrementándose y la tendencia se va a mantener en el alza. No puedo estimar un porcentaje, si será en el 15% como venía ocurriendo o menos, o más”, reflexionó ante un tema que mantiene en vilo a los inversores, más que interesados en que los valores aumenten para potenciar sus ganancias, y a los llamados consumidores finales que con cada alza ven más alejada la posibilidad de la vivienda propia.