El ADN no indica siempre y necesariamente el camino a las certezas. "23 Pares", el unitario que debuta hoy por la pantalla de Canal 9, se ocupará de plantearlo durante 13 capítulos que se verán todos los viernes, a las 23.30. Con un elenco estable integrado por Erica Rivas, María Onetto y Fabián Vena, y otro rotativo en el que estarán Daniel Fanego, Gerardo Romano, Silvia Pérez y Adriana Aizenberg, entre muchos otros, la propuesta marca el debut de la directora Albertina Carri en la televisión abierta y cuenta con libros de la periodista Marta Dillon, inspirados en "El detector de mentiras", de Viviana Bernath.
Onetto y Rivas interpretan a dos hermanas que heredan un laboratorio de análisis genéticos y quedan al cuidado de un hermano con un trastorno siquiátrico, interpretado por Vena. Por el lugar pasarán distintos casos desde los de filiación y búsqueda y descubrimiento de la identidad, hasta otros sobre la posibilidad de transmitir enfermedades y diversos secretos genéticos cuyo descubrimiento puede cambiar el curso de la historia, incluida la de las protagonistas.
María Onetto contó a Escenario que el trasfondo de "23 Pares" es una suerte de representación de la "complejidad" de la vida. "Es un programa que tiene muy presente la idea de que los fenómenos humanos hay que tomarlos en su diversidad. Tomarlos, no considerar que algo es normal y se puede tomar y lo otro, al ser anormal, hay que segregarlo porque no coincide con el resto de los normales. Entre ellos, la locura".
En ese sentido, la actriz añadió: "Está lleno de temas inéditos en la tele, que tal vez los escuché alguna vez en un programa periodístico apenas rozados. Acá están tratados con toda la potencia que tiene la ficción y además mostrando la complejidad de las cosas, aceptando que la vida es compleja, que no es armónica. Me parece que la posición que uno tiene que tener con lo vital es al revés: las cosas son complejas y es así como las tenemos que tomar. Quejarse porque las cosas no son una línea recta es un error", afirmó.
Naturaleza y cultura.La actriz, que saltó a la popularidad con la tira "Montecristo" y en cine con "La mujer sin cabeza", de Lucrecia Martel, encaró con este trabajo un rol protagónico en un unitario en el cual encontró varios atractivos. Además de manifestar su admiración por el cine de Carri, galardonada por su filme "Los Rubios", se entusiasmó con la escritura a cargo de Dillon, la intriga, los temas que tocan lo social, un mundo poco frecuentado en televisión como el de las ciencias duras y la presencia de Rivas en el elenco. Y sobre todo, lo que definió como "la potencia que tiene en las personas las fuerzas de la naturaleza y de la cultura".
"El programa tiene cierta irreverencia que es la que tiene Albertina. Su cine no se parece a nada; ha tomado posiciones en relación a temas, recortada del sentido común o el deber ser o lo políticamente correcto, y a la vez siempre profundo en ella", explicó.
Pero además, la serie no esquiva un componente de la "complejidad" de la vida, como es el humor. "Siempre me resulta peculiar la pregunta sobre el humor", respondió Onetto sobre la presencia de ese elemento en el relato y añadió: "Me parecería al revés. Es decir, lo plomo que sería cualquier situación de relato ficcional si toca una única línea expresiva, o que sea tal el nivel de solemnidad que si hablamos de temas serios está inhabilitado cualquier otra posibilidad expresiva que no tenga que ver con mostrar gestos dramáticos. El programa tiene la mezcla que tiene la vida, donde hay un montón de líneas que se juegan y donde hay algo de tomar distancia y tomar cosas con humor que si no lo hacés así serían insufribles de vivir. Y me parece que también tiene que ver con los actores que estamos ahí y que atravesamos diversas capas de actuación", señaló.
Luego de explicar que el guión logró plantearle dilemas y generarle "inquietud", Onetto, que también es sicóloga, recurrió a esa disciplina para explicar ciertas implicaciones de este trabajo. "Tal vez la sicología es casi la pata cultural de estas cuestiones, esto que intenta darle lenguaje a situaciones que uno las siente como puras irrupciones de la siquis y de la naturaleza de las personas. Lo que me pasó es que yo estaba muy apoyada en la parte cultural que me correspondía y me parece que subestimaba las fuerzas de la naturaleza. En un momento me vi obligada a prestarles atención y el ejemplo más rápido es cuando te enfermás. Lo que me pasó es que a veces le quería encontrar palabras a un montón de cosas que a veces no las tienen. Son cosas que pasan y pasan. También es verdad que más que haberme recibido de sicóloga, haberme analizado durante muchísimo tiempo fue lo que en en todo caso te permite enfrentarte o ver qué posiciones tomás antes situaciones que te pueden pasar".
Sin embargo Onetto sostuvo que el ADN cumple una función especialmente compleja cuando interfiere con cuestiones culturales o afectivas. "Se pertenece a través del amor o del deseo", afirmó. "Los nietos recuperados son uno de los dilemas que plantea la situación genética con más fuerza e históricamente en este país. ¿Qué hacés con una persona que fue arrebatada de sus padres, que lo desearon, que lo querían; que fue criado por otros que lo quieren también, pero que no querían a sus padres, que te das cuenta que esas personas hicieron algo?", se preguntó.
"En ese despelote, uno diría que una persona tiene que ir por partes porque ahí hay algo biológico que tiene su peso y por otro lado, ¿cómo desarmás el vínculo afectivo con otras personas que te das cuenta que son unos hijos de puta y sin embargo a vos te criaron con cariño?. Después lo otro que uno puede decir es "yo nací de un frasco de esperma". Es otro de los temas que plantea el programa. ¿Ese es tu padre o es el que te crió? Esa es la complejidad una vez que descompusiste todos esos signos y que decidiste enfrentarte a la verdad", concluyó la intérprete.