El régimen chino intenta cada vez más impedir informaciones críticas de los medios de comunicación también allende las fronteras del país, según se desprende de un informe publicado ayer por el Centro de Apoyo a los Medios (CIMA) de la Fundación Nacional para la Democracia (NED), que es financiada por el Congreso de Estados Unidos.
El informe sobre "el brazo largo de la censura china" denuncia que el régimen de Pekín no sólo restringe el trabajo de los corresponsales extranjeros en el país, sino que también ejerce una influencia cada vez más fuerte sobre los medios de comunicación internacionales.
El informe habla de "métodos sutiles" para imponer la autocensura o para influir en socios publicitarios, los dueños de organizaciones de prensa o actores internacionales. El gobierno chino realiza "esfuerzos sistemáticos" para advertir a socios comerciales que sus actividades de comunicación corren peligro si cooperan con "voces molestas" o se abstienen de censurarlas, afirma el informe. Según la investigación, tanto la dimensión como la naturaleza de los intentos chinos de utilizar su creciente peso político en el mundo para ejercer presión han aumentado en los cinco últimos años.
"El juego de poder es latente, pero en realidad el «factor China» existe en las centrales de las agencias de noticias del mundo", escribió la autora del informe, Sarah Cook. Temas delicados son los tibetanos, los uigures, los disidentes, el movimiento religioso Falun Gong, proscrito en China, o el cuestionamiento del régimen comunista de partido único.
En otros ejemplos mencionados en el informe, el embajador de China en Estados Unidos intentó impedir que la agencia de noticias Bloomberg informara de la riqueza de los familiares del nuevo presidente y líder del Partido Comunista chino, Xi Jinping.
Portales bloqueados. En la misma línea, se exigió al diario The Nework Times que no escribiera sobre los miles de millones de dólares amasados por familias de los dirigentes chinos. Aun así, ambos medios publicaron sus informaciones. Sin embargo, desde entonces sus páginas web en China están bloqueadas, lo que les ocasiona pérdidas comerciales. Asimismo, sus periodistas tuvieron problemas con sus visados.
En cuanto a la situación dentro de China, el informe lamenta que las autoridades locales o las fuerzas de seguridad impidan cada vez más, también con medios violentos, que los corresponsales extranjeros puedan acceder a personas para ser entrevistadas y que intimiden a sus fuentes o colaboradores.
La asociación de corresponsales extranjeros en China (FCCC), considerada como una "organización ilegal", fue obligada a retirar de su página web informaciones sobre tales incidentes. Dos corresponsales fueron expulsados de China en 2012.
Recompensas. El informe denuncia que diplomáticos chinos en el exterior también intentan influir directamente en importantes redactores. Los medios en Hong Kong, Taiwán y publicaciones en lengua china en el exterior se ven expuestos especialmente a presiones cuando persiguen intereses económicos en China. En cambio, si se comportan bien reciben recompensas económicas, señala el estudio. Los críticos, sin embargo, sufren represalias. Un tercio de los periodistas de Hong Kong habría admitido en una encuesta realizada en 2012 que aplican la autocensura.