Para remontar la cuesta Néstor Kirchner decidió empezar bien de abajo, en Rosario. Llenó de
fervor Sportivo América y logró reunir una amplia diversidad kirchnerista normalmente dispersa en
Santa Fe. Los centros urbanos del país condensan las mayores adversidades al oficialismo, y en esta
provincia Fe para 2011, el peronismo K sólo tiene dificultades por resolver. Las dos principales,
el gobernante socialismo, y el triunfante reutemismo que no compartirá fórmula presidencial con la
Casa Rosada.
Pero, se sabe, si algo parece inquebrantable en el santacruceño es su
convicción. Está seguro de que podrá recuperar electoralmente lo que perdió en los últimos dos
años. Este nuevo punto de partida del kirchnerismo, con la ya inocultable vocación hacia 2011,
desde Rosario, tuvo su punto más visible en un repleto Sportivo América. Aunque los logros mas
consistentes no fueron dados por la ocupación total del estadio de básquet de la calle Tucumán: fue
notoria la adhesión que logró Néstor Kirchner entre los intendentes peronistas de la provincia. Con
José Luis Freyre, intendente de Venado Tuerto, sentado en primera fila, junto al ex intendente
rosarino Héctor Cavallero (aliado de Agustín Rossi) y al líder de Villa Gobernador Gálvez, Pedro
González.
Néstor Kirchner fue muy estricto con los horarios, a las siete de la tarde ya
estaba sentado en el restorán de club, esperando subirse al escenario, flanqueado por los diputados
Agustín Rossi y Gustavo Marconato, y por algunos de los intendentes que llegaron hasta Rosario
especialmente para el acto. El apuro de Kirchner no fue casual: lo esperaba una multitudinaria cena
con unos 350 empresarios en el hotel céntrico de cinco estrellas que tiene la ciudad. Según pudo
saber La Capital, la respuesta empresaria ante la invitación de Néstor Kirchner superó las
expectativas. Llenos de entusiasmo confiaron que unos 80 empresarios “se invitaron
solos”, hasta colapsar la capacidad del Ros Tower, “tuvimos que habilitar dos plantas,
hubo un sector que lo vio a Néstor a través de una pantalla gigante”, explicaron desde la
organización.
Respetando el abc de la construcción de poder en política (en este caso
una restauración de un poder puesto en jaque) el ex presidente valoró la vocación de los
empresarios rosarinos y santafesinos por sentarse a su mesa. Acompañado por el diputado Rossi,
Kirchner les entregó un discurso de unidad, esperanzador y con extremo cuidado de no atacar a sus
adversarios políticos, sobre todo los locales.
En la misma línea discursiva se había expresado apenas un par de horas
atrás delante de los militantes: “No a las peleas de corto vuelo”, expresó. Cuidadoso,
y sabiendo que caminaba sobre un territorio adverso —la provincia de Santa Fe— Kirchner
repitió “no vine a atacar a nadie”.
Los aplausos más intensos en Sportivo América llegaron cuando Kirchner
trajo el saludo de la “presidenta Cristina”.
El kirchnerismo dejó anoche virtualmente lanzada la aventura de la
continuidad para después de 2011, y con Agustín Rossi como virtual candidato provincial.
A priori, una aventura difícil, como cruzar un desierto con pocos litros
de agua en las alforjas y unas cuantas latas de sardinas. Sin embargo nada ni nadie podría
pronosticar a la Argentina de marzo de 2011, la fecha en que finalmente todos los espacios
políticos —no sólo el oficialismo— decidirán sus estrategias electorales.
La provincia de Santa Fe, junto con la de Córdoba y la Capital Federal,
constituyen los distritos más ásperos para las aspiraciones kirchneristas. En las dos primeras,
dominan las consecuencias devastadoras que dejó la crisis del campo. En la otra, la adversidad con
el peronismo en todas sus versiones ha sido histórica.
Pero el kirchnerismo parece haber comprendido que sin remontar la imagen y la
inserción política en los grandes centros urbanos de la Argentina, su suerte estará echada. Y por
eso empezó ayer su aventura en Rosario.