El juez federal Julián Ercolini justificó ayer la condena de un año y medio de prisión en suspenso al ex secretario de Transporte Ricardo Jaime por el delito de dádivas, al subrayar que “es una pena relativamente alta en relación al máximo que se puede imponer” en este tipo penal .
Ercolini señaló que el juicio abreviado al que fue sometido Jaime se hizo “sobre la base de un montón de prueba” y remarcó que “en la condena se impuso un decomiso que tiene que ver con un estimativo de cuánto habrían sido las dádivas”.
Jaime fue condenado el martes pasado a un año y medio de prisión en suspenso por recibir dádivas (viajes y pago de alquileres) de empresarios a los que debía controlar, luego de que el juez aceptó la propuesta del propio ex funcionario para obtener una pena atenuada.
La condena a Jaime se extendió a 18 meses porque se unificó con la de seis meses que el ex funcionario ya recibió en Córdoba por el intento de hurto de prueba en la causa por enriquecimiento ilícito.
Con esta condena, Ercolini ratificó el acuerdo de juicio abreviado que Jaime convino con el fiscal Guillermo Marijuan, y ordenó el decomiso de dos millones de pesos al ex secretario de Transporte como compensación por el delito de “aceptación de dádivas” de empresarios “en 19 oportunidades”.
En declaraciones radiales, el magistrado expresó que “el acuerdo que hay entre fiscal, los acusados y defensa es sobre la base de los hechos que se investigaron sobre dádivas”.
Respecto al juicio abreviado, el Ercolini puntualizó que esa metodología “es algo práctico que hemos tomado del derecho anglosajón, especialmente del derecho de los Estados Unidos, que el fiscal y los imputados tengan la posibilidad de acordar, pero siempre sobre la base de lo legal, y en la Argentina es más rigurosa, porque acá hay que someterse a las pruebas y hechos que hay”.
“La pena prevista para el delito de dádivas es de dos años, y acá (por la causa Jaime) es de un año y dos meses. Si estuviéramos en un homicidio, que la pena es de hasta 25 años de prisión, serían 15 años. Así que es una pena relativamente alta en relación al máximo que se puede imponer”, indicó el juez Ercolini.
Jaime confesó en este juicio que, entre 2003 y 2006, recibió de la empresa TBA alrededor de 15 viajes en vuelos privados a Brasil, Córdoba y Uruguay, y de la empresa Teba SA el pago y las garantías de dos departamentos de lujo en los que vivió en Avenida Del Libertador y la calle Cerrito de la ciudad de Buenos Aires.