El jorobado de París" cumple veinte años y lo festeja con una gira nacional. La comedia musical, el segundo gran éxito de la compañía dirigida por Pepe Cibrián Campoy que cuenta con música de Angel Mahler, se presenta hoy, a las 21, en el teatro El Círculo (Laprida y Mendoza). Ambos creadores contaron a Escenario cuál es la vigencia sobre esta puesta en escena en la que el eje es la discrimación, según coincidieron. "La sociedad actual se acerca más a Dorian Gray: el culto a la belleza exterior y a la no pérdida de la juventud. En este caso hablo de la discriminación a lo no «bello» desde un estereotipo, y de no validar lo interior", resumió Cibrián Campoy.
"El jorobado de París" se estrenó en el Luna Park en 1993, poco después del éxito de "Drácula", con la cual el dúo creativo dejó una marca en la historia del espectáculo argentino. Volvió a subir a escena en el 95, el 99 y en 2006. Y estuvo en cartel hasta fin de junio en el teatro Presidente Alvear. La obra, inspirada en el texto de Víctor Hugo, relata la historia de amor imposible protagonizada por Quasimodo, que vive escondido por su deformidad física, y la bella gitana Esmeralda, que de alguna manera le devuelve su dignidad.
Cibrián Campoy prefirió utilizar la palabra estreno y no reposición para hablar de este regreso: "Cada vez que volvemos a estrenar una obra nuestra, hago una nueva puesta en su totalidad ya que mi visión de la obra con cada año que pasa es diferente, porque este director es un hombre diferente y su visión de la obra es otra. El texto es el mismo, pero es un estreno", afirmó.
En ese sentido, el director -de viaje en Italia y vía mail- añadió: "Es como si habláramos de reposiciones cada vez que se estrena una obra de (Harold) Pinter. Sería así si fuese tal cual la puesta original, como hacen las reposiciones de los musicales norteamericanos que en general exigen que sean exactos al original. Nuestras obras son obras que amamos reanalizar y el público lo vive con placer ya que de esa manera pasan los años y siguen vigentes sus músicas y sus textos. Y veinte años del «Jorobado...» no es poca cosa". Para esta puesta la pieza tuvo un "nuevo análisis, una nueva visión del conflicto de sus personajes", afirmó y dio como ejemplo "que en esta versión, la canción de Esmeralda a su madre, siempre interpretada desde una ternura y dolor de pérdida, es un grito de enojo ante quien la abandonó".
Clásicos. Mahler aclaró que son "pequeñas cositas" las que se podrían modificar en la música. "Sí ocurre en la puesta", señaló "donde siempre cambia por las cosas con las que podés contar hoy", además de la posibilidad de incluir "luces más poderosas, efectos o escenografía". Sin embargo puntualizó: "Básicamente es mi intención que a través del tiempo (las obras) se transformen en clásicos, incluso que nos trasciendan a nosotros. Y que «El jorobado...», de acá a 50 años, cuando nosotros no estemos más, continúe dando vueltas porque me parece que el contenido emocional es fuerte. Y ese libro hizo que la música también no solamente me guste mucho, sino que tiene vigencia, es como la música de las operas. Y me parece que eso ocurre cuando el libro es bueno porque en un «Turandot», en «Boheme», o en ese tipo de operas no hay un punto flojo, y eso lo hace maravilloso".
La desgraciada historia de Quasimodo determina la vigencia de este texto ambientado por el autor francés en el París del siglo XV. Allí, además, cumple un rol central la piadosa actitud de Esmeralda, la única que advierte la vulnerabilidad del despreciado Quasimodo. Así lo explicó Cibrián Campoy: "La sociedad actual se acerca más a Dorian Gray: el culto a la belleza exterior y a la no pérdida de la juventud. En este caso hablo de la discriminación a lo no «bello» desde un estereotipo y de no validar lo interior". Pero, ¿qué aporta la comedia musical como género para comunicar esos temas? "Todo, si es de buena calidad, y nada, como todo lo que no sirve; tanto como una obra de texto, un poema o una novela", afirmó. En tanto, Mahler dijo que música y texto son dos partes indisolubles: "El compositor necesita un buen libro; la música debe ser muy descriptiva y componés pensando en cómo funciona en la escena. Por eso nos llevamos tan bien con Cibrián, porque en ese punto tenemos absoluta coincidencia sobre lo que vemos en el escenario", resumió.
Discriminación. Mahler coincidió en ese punto con el director: "La discriminación es un tema absolutamente vigente. En lo personal creo que cada persona se ha sentido en algún momento, no sé si discriminado, pero sí rechazado por algún amigo, familia, pareja. Lo que pasa es que en este caso se sublima aun más por el amor incondicional que tiene Quasimodo hacia Esmeralda, sabiendo de antemano que es imposible. Quasimodo es deforme y es imposible pretender que Esmeralda se enamore de él. Sí lo quiere, pero nunca proyecta en él al hombre de su vida", consideró.
La discriminación, añadió el músico, se hizo sentir por momentos sobre el propio género. "En cuanto a la comedia musical como género es simplemente menospreciarla. Hubo que luchar contra eso. Pero entiendo porqué pasaba. Pensá que las primeras comedias musicales donde había texto y música eran entretenimiento y eran historias más livianas, por llamarlo de alguna manera. No tenían la trascendencia que podía tener un «Fantasma de la Opera», «Miss Saigón » o «Los Miserables». Estamos hablando de libros con un altísimo nivel emocional. Pero «Drácula», «El jorobado...», «Las mil y una noches», tienen libros que apuntan a otro lado, en contraposición a otros como «Hello Dolly» o «Mi bella dama», que son fantásticas, pero son más entretenimiento, de las cuales todos aprendimos, pero que es otro tipo de comedia musical. Al principio tal vez en Argentina, no así en Estados Unidos, tuvimos que luchar con imponer un sello, una fórmula que definitivamente se quedó establecida en el gusto popular de la gente a partir de «Drácula» en el 91".
Exito. "Drácula" fue, de hecho, un hito difícil de superar. No sólo por haber abierto el Luna Park, antes reservado al deporte, a manifestaciones artísticas de esta naturaleza, sino también por el promedio de público, de entre 4 y 5 mil personas, según recordó Mahler. Sólo tres años después del estreno, llegó "El jorobado de París". Según Cibrián Campoy los números no incidieron en su consideración cuando el dúo decidió lanzar la obra inspirada en Víctor Hugo. "Nunca ni supuse ni deseé «superar» económicamente a «Drácula» u otra, ya que, en general, cuando se habla de «éxito» se habla de dinero, no de arte. Cada obra, antes y después de «Drácula», estoy seguro que superó en esencia a la anterior. Ese por lo menos ha sido nuestro deseo, lo cual no invalida a la anterior", aseguró.
Sobre este aspecto, Mahler apuntó: "Uno aprende mucho y la verdad que el estreno de «El jorobado...» fue apresurado. Mínimo unos tres años apresurado. Porque estábamos en un momento donde bajar el suceso de «Drácula» no podés... era muy difícil superar eso. ¿Cómo hacés? Tenés que construir otro Luna Park al lado y llenarlo. Era imposible. Creo que nos apresuramos, pero el artista siempre quiere hacer y lo más difíciles es saber cuándo. Pero se estrenó y estuvo muy bien, aunque hablar de 2.500 o 3.000 personas diarias hoy parece un chiste porque es lo que hace un teatro por semana, y para «Drácula» eran 4 ó 5 mil. Pero a través del tiempo esos números se fueron emparejando. Fue muy lindo hacer «El jorobado...», con un elenco de lujo, una orquesta gigante. Se vivió muy intensamente, pero cuando digo que se adelantó dos o tres años es porque la gente todavía quería ver «Drácula». Ahora, los que vieron por primera vez «El jorobado...» se quedan con «El jorobado...». Mucha gente descubrió el musical a través de estos títulos", completó.
En una suerte de balance, Cibrián Campoy evaluó la trayectoria de la compañía. "Se perdió, debido a los factores económicos, la posibilidad de darle espacio a muchísima gente, y se ganó por haber generado un teatro musical con gente tanto más preparada que antes. No menos talentosa ni menos pasional. Pero lamentablemente podemos dar espacio a menos gente. Terrible. Doloroso".
Gira nacional. El tiempo les da la razón, y "El jorobado de París" sigue su camino, que, en esta ocasión, irá de gira desde Jujuy a Santa Cruz, luego de veinte años recién cumplidos. "Veinte años es tiempo para poder creernos que no la afectó el tiempo. Hablo de la obra -texto y música-, no de sus puestas porque estas tratan de superarse, dijo Cibrián Campoy. Mahler orientó su respuesta en un sentido similar al reflexionar sobre las dos décadas de la obra. "Es la felicidad de un trabajo bien hecho y de una obra que perdura en el tiempo. Te diría que es mucho tiempo. Los musicales, en general, salvo honrosas excepciones, se hacen por un tiempo y no siguen. El hecho de que esto suceda es fantástico".