Walter Malosetti, nombre esencial del jazz argentino al que aportó el toque virtuoso de su guitarra, una trayectoria de más de seis décadas y una comprometida labor formadora, falleció ayer a los 82 años.
Walter Malosetti, nombre esencial del jazz argentino al que aportó el toque virtuoso de su guitarra, una trayectoria de más de seis décadas y una comprometida labor formadora, falleció ayer a los 82 años.
La triste noticia fue confirmada por Twitter por su hijo Javier, quien heredó de él la pasión por la música, y que hoy escribió en su cuenta: "Finalmente papá terminó su lucha y ahora descansa en paz".
?Gracias por el amor q sabemos sus hijos y familiares q todos uds sienten por él", escribió el bajista y compositor a través de esa red social.
Walter nació el 3 de junio de 1931 en Córdoba, fue discípulo de Irma Costanzo y egresó de la academia de guitarra Gascón y en su vasto recorrido musical debe citarse su presencia en Swing 39, conjunto con el que registró varios álbumes y que junto la Orquesta Sinfónica Mayo actuó en el Teatro Colón.
En solitario, puso su guitarra al servicio de álbumes y conciertos de Oscar Alemán, Hernán Oliva, el ?Gato? Barbieri, Baby López Furst, Enrique "Mono" Villegas, Roberto "Fats" Fernández, Lalo Schiffrin, Joe Pass y Jim Hall.
Como una postal de ese tránsito puede apreciarse el documental "Sólo de guitarra", de Daniel Gagliano, que aborda la vida y la obra del artista en video digital con un prólogo en 16 milímetros.
La película estructurada como un álbum musical, cuenta con testimonios del contrabajista Héctor González, el bajista Javier Malosetti -su hijo-, el percusionista Norberto Minichillo y el bandoneonista Dino Saluzzi.
"El jazz, al igual que la música clásica, maneja sus propios tiempos, tiende a la cultura, y eso molesta un poco. Es marginal en todo el mundo porque lo que se difunde es la música sanata", afirmó Walter a Télam en una entrevista de enero de 1995.
Entonces y a cuento del exquisito disco de tributo a Django Reinhardt, señaló que "quería hacer este homenaje desde mi lugar. No puedo hacerme el Django porque no toco como él. Yo toco un poquito Charlie, un poquito Django y un poquito Oscar Alemán. Estoy influenciado por todo lo que aprendí y escuché".
En el mismo sentido, añadió que "los grandes guitarristas que nos formaron a nosotros son Django, en la onda acústica y gitana europea, y el norteamericano Charlie Christian, el violero negro de la época del swing que murió a los 23 años, pero marcó una época".
En otra definición con su sello, Malosetti indicó que "no me importa vender mucho. A los músicos de jazz no nos conoce nadie, pero somos sinceros y no queremos comprar a la gente".
Parte de ese legado estético y ético, Walter lo trasladó a los jóvenes que formó en el Estudio de Música (que fundó en 1961) y en otros ámbitos educativos y también en los libros que desde "Bases de improvisación para guitarra", publicó a partir de 1975.
En 2001, en ocasión de presentar el disco "Grama", cuyo título reunía las primeras sílabas de Graciela Malosetti, su esposa recientemente fallecida, celebraba "que se está recogiendo una semilla que sembramos en los 70 y la buena influencia que produjo Miles Davis al fusionar jazz y rock, y que logró que los que entraron en el jazz ya no pudieran salirse más de esa onda artística".
Para Malosetti, esa escuela ligada al uso de la síncopa y la improvisación, "logró que la gente pueda ir comprendiendo lenguajes que antes, aún en sus formas más accesibles como las que abordaba Louis Armstrong, no se entendían", precisó.
Convencido del valor de la música del jazz, el creador consideró que "el jazz ayuda a comprender a las demás músicas populares que son buenas" y dijo que "el jazz es como un condimento que le viene bien a todas las músicas porque hace un culto de la apertura y el buen gusto".