"La dama de negro", una de las obras de teatro más exitosas de Londres -25 años en el West End y más de siete millones de espectadores- y con una película posterior protagonizada por Daniel Radcliffe, tiene su versión argentina. Con la dirección de Manuel González Gil, y con Fabián Gianola y Nicolás Scarpino como intérpretes, la obra llega, hoy, a las 21, al teatro Fundación Astengo (Mitre 734).
Gianola -que se sumó al elenco de "Los Grimaldi" y debutó en política como candidato del Frente Renovador- adelantó a Escenario que la pieza es una mezcla de teatro dentro del teatro, pinceladas de humor, drama y suspenso, sobre un fondo de horror. "La dama de negro" narra cómo a partir de unas inocentes clases de teatro, un abogado encargado de resolver unos trámites de una clienta fallecida, termina absorbido por el horror en medio de un antiguo donde una presencia amenaza su cordura.
—¿Encontrás algún punto de contacto con "Los 39 escalones", además de que compartís elenco con Scarpino?
—Tiene que ver con que somos dos actores y hacemos nueve personajes, y en ese sentido tiene un gran parecido. Después no, porque "Los 39 escalones" es una parodia y esto no es una parodia. Es teatro dentro del teatro.
—¿Puede haber algún riesgo al repetir el elenco?
—Al contrario. Nos ha pasado que hay gente que les ha gustado tanto o más que "Los 39 escalones". Por otro lado el teatro siempre es un riesgo. Más allá de compartir la dupla, hagas algo parecido o distinto, siempre es un riesgo porque los momentos son diferentes, las situaciones son distintas, la gente cambia, la situación económica se modifica, las circunstancias. Eso tiene que ver con que convierte al hecho teatral en un riesgo.
—El terror es difícil de representar y que resulte eficaz, tanto como la comedia. ¿Cuál fue la dificultad en este caso?
—No podría decirlo porque sinceramente siempre hay un riesgo cuando encarás un texto. Si me tengo que poner a pensar en los riesgos que debo asumir en cada compromiso no trabajaría de nada. Cuando encaro algo lo hago con entusiasmo, pensando que va a ir bien, que va a gustar, que va a ser un gran trabajo y no pienso mucho en los riesgos. No me asustan los riesgos porque además puede salirte bien o peor, pero uno lo intenta y para eso está. Después lo ve la gente y que diga lo que le parece.
—¿Cómo estás viviendo este momento de regreso a la televisión y a una tira?
—Yo estaba en "La Pelu". Terminé mi contrato y me propusieron "Los Grimaldi" con un personaje muy lindo, muy agradecido, con el Ranni, Georgina Barbarossa, Atilio Veronelli, Nazarena (Vélez), un elenco muy importante, y la suerte de poder estar en un horario que conozco bien, con una comedia familiar como la que hice con "Los Benvenutto" o "Los Felipe", así que estoy disfrutándolo.
—¿Qué problemas tuviste en "La Pelu"? ¿Es verdad que te fuiste disgustado?
—No, no me disgusté. Les di todas las opciones, y el ofrecimiento de Canal 9 fue muy bueno a nivel profesional y económico y la verdad que fue muy conveniente. Hablé con las autoridades de Telefé, pedí la rescisión del contrato de común acuerdo, en muy buenos términos. No hubo ningún problema.
—¿De que forma compite esta obra con una película, como fue el caso de la versión de la obra que protagonizó Daniel Radcliffe?
—Lo que pasa que la versión cinematográfica es posterior a la teatral. Generalmente la versión teatral es posterior a la película. En este caso no. La obra de teatro lleva 25 años en cartel en Londres. Hay una versión del 80 y pico y una del 2012.
—¿Cómo fue la experiencia de actuar en una película animada, que además tiene un desempeño muy bueno en el mundo?
—Fue una experiencia lindísima que sigue dando sus frutos porque me acaban de confirmar que soy la única voz que queda de los actores argentinos para Latinoamérica. Imaginate lo que es eso para mi, que mi personaje sea la única voz que se escuchará en muchos países del mundo. Estoy muy contento.
—¿Qué tuvo la película para, con personajes tan locales, haber llegado a esos mercados?
—Primero que es una historia universal, es una historia de amor, de defensa de los principios, de los valores, del amor al lugar propio y eso también es universal. Y el fútbol también es universal. Digamos que hay varias cosas, y digamos que Campanella también es universal. Fueron muchas cosas que hicieron a la película internacional desde el comienzo.
—¿Qué te decidió a incursionar en política y desde el Frente Renovador?
—Tenía la necesidad de involucrarme, de participar, no me gusta el estado de cosas que vive el país. Pienso que se puede hacer otro tipo de política, que hay otras formas de hacer política en Argentina y no solamente lo que es el oficialismo. Y me siento contenido en un espacio que desde la diversidad busca hacer un proyecto mejorador y superador. Me atrajo la diversidad de opinión, la tolerancia, la diversidad. Me parecía que era muy sano y muy constructivo un espacio donde se podía polemizar y distintas vertientes políticas pudieran expresar sus opiniones y ser contenidas dentro de este espacio.