Suboficiales de la Prefectura Naval Argentina y la Gendarmería Nacional mantuvieron ayer por tercer día consecutivo su inédita protesta en reclamo de mejoras salariales, mientras el gobierno nacional trataba de descomprimir la situación, que se estiraría hasta la semana próxima.
El gobierno depositó la diferencia que había sido quitada por el decreto firmado en septiembre pasado por la presidenta Cristina Kirchner y el gesto fue bienvenido por los manifestantes, pero no alcanzó para descomprimir la tensión.
Sin embargo, tanto prefectos como gendarmes —y también efectivos de Fuerzas Armadas que se plegaron en las últimas horas a la medida— se mantuvieron firmes en sus lugares de protesta (los edificios Guardacostas y Centinela) con su postura de lograr una nueva escala salarial con un piso de 7.000 pesos, entre otros puntos del petitorio que confeccionaron.
Este pedido motivó un par de reuniones con las autoridades del Ministerio de Seguridad: una por la madrugada que terminó alrededor de las 5 de ayer, y la restante por la tarde, bajo un gran hermetismo sobre el escenario y los protagonistas.
Pero las negociaciones avanzaron muy poco. "Estamos estudiando punto por punto el petitorio a fin de determinar la escala salarial que se va a tratar la semana que viene con las autoridades que nos han recibido. Lo vamos a hacer de manera consensuada Gendarmería y Prefectura", aseguró el sargento Serrano, en la explanada del edificio Guardacostas de Prefectura.
Tanto prefectos como gendarmes anunciaron que permanecerán con su reclamo, siempre bajo la aclaración de que la protesta no afecta el servicio, ya que quienes están en esos lugares lo hacen durante su franco o en horas de descanso.
De acuerdo con lo informado por los prefectos en la asamblea realizada en la madrugada en la puerta del edificio Guardacostas, el gobierno nacional propuso darles una respuesta el martes al mediodía, pero ante esta posibilidad resolvieron continuar con la medida de fuerza hasta entonces.
Respuestas. Mientras tanto, cientos de prefectos no se movieron de la explanada del edificio Guardacostas, en Puerto Madero, y mantuvieron liberados sólo dos carriles de la avenida Eduardo Madero para el tránsito en ambas manos.
"Queremos la respuesta, queremos la respuesta", vociferaron al unísono cuando las noticias de la reunión llegaban en cuentagotas y con distintas versiones.
Mucho menos bulliciosos —sin bombos ni trompetas como en Puerto Madero— los gendarmes hacían guardia en el edificio Centinela del barrio porteño de Retiro.
"Pacífica y democráticamente", según se encargaron de aclarar, una bandera graficaba el tenor del reclamo: "El gendarme no vive, sobrevive".
Pero la atención y la tensión está puesta ahora en las Fuerzas Armadas, que desde el miércoles se plegaron al reclamo frente al edificio Libertad, en la avenida Comodoro Py.
En declaraciones a al prensa, el suboficial principal de mar Alfredo Beleizan explicó que presentaron un petitorio del mismo tenor que el de los prefectos y gendarmes ante el Ministerio de Defensa, que tiene el consenso de la Marina, el Ejército y la Fuerza Aérea.
Beleizan detalló que la protesta se extendió también a puntos como Puerto Belgrano (la base más grande de la Marina, cercana a Bahía Blanca), Ushuaia, Mar del Plata, Zárate y hasta se recibieron adhesiones de los Cascos Azules en Haití.
En ese sentido, integrantes del Regimiento de Infantería de Montaña 22 de San Juan se acuarteló también en reclamo de mejores sueldos.