El gobierno nacional comenzó a instalar en la agenda la posibilidad de reducir los subsidios que actualmente representan un 5 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) de la Argentina y de ese modo equilibrar la balanza energética y lograr el autoabastecimiento.
Ayer, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, explicó que "menos subsidios es más ingreso disponible" para el Estado para destinar a la inversión para la sustitución de energía.
"El subsidio es un problema de ingreso disponible. Si bajamos el subsidio, tenemos más ingreso disponible", dijo en conferencia de prensa. Agregó que "la discusión de subsidio sí o subsidio no, en términos monetarios es poco importante para el usuario final", como son las industrias, pero es importante para el Estado porque "genera las condiciones" para la inversión en pos del "autoabastecimiento".
El funcionario aclaró que los subsidios a la luz y el gas consumida en hogares son "poco significativos" y explicó que el mayor volumen de fondos se destina a la importación, por lo que el gobierno busca recuperar el "autoabastecimiento".
Así, abrió otro interrogante sobre el camino que adoptará la Casa Rosada respecto de las tarifas de energía hogareñas.
El ministro brindó esas precisiones luego de trascender que el gobierno avanzaría con el retiro de subsidios a la luz y el gas consumida en hogares de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, en caso de lograr controlar la escalada de precios.
La posibilidad de eliminar esos subsidios había sido sugerida por el propio Capitanich y el ministro de Economía, Axel Kicillof, mientras que la presidenta Cristina Kirchner había considerado que los compradores de dólares no eran merecedores de obtenerlos.
El jefe de Gabinete aseguró que el objetivo es mantener la "energía barata" para propiciar mejores condiciones para la industria, y sostuvo que "el modelo a seguir es Estados Unidos".
El funcionario le bajó el tono a las críticas de la oposición a la aplicación de subsidios para todos los usuarios más allá de su poder adquisitivo, dado que —según explicó— es mayor la cantidad de recursos que se destina para importaciones de energía.
La decisión, sumada a la devaluación y el nuevo índice que mide la inflación, fue ponderada por algunos economistas. Ayer, Miguel Kiguel estimó que la mayor urgencia del gobierno es frenar la inflación y opinó que, a la larga, la devaluación y la suba de tarifas sirven para lograrlo.
Kiguel dijo que "claramente ha habido un cambio" en el gobierno y aclaró que "el nuevo IPC es fundamental para sincerar los números y hacer un esfuerzo para recuperar financiamiento que en este momento Argentina necesita y a gritos".
El titular de Econviews afirmó que por el lado monetario se están tomando medidas más acertadas porque la cantidad de dinero en la calle está creciendo menos y eso "es positivo".
Medicamentos
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, reconoció ayer que “no hay acuerdo en el proceso de negociación” con los laboratorios para “retrotraer los precios de los medicamentos” a los valores de diciembre, tal como él había anticipado la semana pasada y tras los fuertes aumentos registrados.