La investigación sobre el atentado de Boston, que dejó hasta el momento tres muertos, entró ayer en su tercer día con la identificación de un sospechoso que ha sido posible gracias a un video tomado por un establecimiento comercial. Varios medios estadounidenses, entre ellos la CNN y la agencia Associated Press, informaron poco después de conocerse la identificación de que se había producido una detención, lo que finalmente fue negado por el FBI.
Paralelamente y mientras las autoridades buscaban pistas sobre el autor o los autores de los atentados en Boston, cartas con el letal veneno ricina fueron enviadas al presidente estadounidense, Barack Obama, y a un senador republicano, según informó ayer el FBI. Ambas cartas contenían el mismo mensaje, según los investigadores policiales. “Ver una falta y no exponerla es convertirse en un cómplice silencioso de su continuación”, habría escrito el autor de las misivas, firmadas las dos veces con la frase: “Soy KC y apruebo este mensaje”. Las cartas tenían fecha del 8 de abril y fueron selladas en Memphis, Tennessee.
Mientras la policía del Congreso estadounidense investigaba ayer al menos otros tres paquetes sospechosos, el FBI informó que no tenía indicios que conectaran las dos cartas con el atentado con dos bombas caseras del lunes pasado en Boston, que además de los tres muertos provocó más de 170 heridos. Sin embargo, la noticia que dos cartas impregnadas con ricina fueron enviadas a la Casa Blanca y a oficinas pertenecientes al Senado estadounidense encendieron todo tipo de alarmas y elevaron la tensión ya existente.
Tóxico mortal. La ricina es una substancia altamente tóxica y mortal, y no se conoce ningún antídoto para revertir su efecto. En 1978 este veneno fue utilizado para asesinar al líder disidente búlgaro Georgi Markov en Londres. El asesino simplemente pinchó a su víctima con la punta de un paraguas embebido en ricina. Markov murió cuatro días después.
El sospechoso del atentado en Boston fue identificado a través de un video portando una mochila negra y supuestamente dejándola en el lugar donde explosionó el segundo artefacto. La imagen fue obtenida de las filmaciones de seguridad que los almacenes Lord & Taylor —frente al lugar del atentado— aportaron a la investigación.
Desde que el FBI solicitara el martes ayuda ciudadana para dar caza y captura al individuo o individuos responsables de este crimen, las autoridades recibieron miles de imágenes y películas para revisar, que ahora parecerían haber dado resultado. Con un método similar fue con el que se atrapó a los responsables de los atentados de Londres en julio de 2005.
La Casa Blanca mantenía, sin embargo, la prudencia y poco antes del anuncio declaraba en rueda de prensa que seguía sin saber si el ataque de Boston era la obra de “un individuo o de un grupo, de un terrorista extranjero o doméstico”. Lo que sí se sabe cada vez con mayor certeza es que las bombas fueron construidas a partir de ollas exprés cargadas de metralla —clavos y perdigones de acero— con la intención de mutilar al mayor número posible de gente. Los aparatos explosivos fueron colocados en el suelo, por lo que el mayor daño lo sufrieron las piernas de la gente que asistía al evento, lo que no deja de ser una cruel ironía al tratarse del más famoso maratón del mundo.
Buscando pruebas. Ayer por la mañana, las autoridades encontraron la tapa de una olla a presión en la terraza de un edificio cercano al sitio de una de las explosiones. También anunciaban haber encontrado restos retorcidos de una olla a presión junto a metralla, un detonador y cables de lo que se cree fue el primer aparato explosivo que estalló en la línea de meta de la carrera el lunes pasado. Todas las pruebas fueron ya enviadas a la sede del FBI en Quantico (Virginia), donde se espera reconstruir el arma criminal y lograr resultados que arrojen luz sobre un caso que sigue teniendo grandes incógnitas abiertas y ninguna respuesta.
Las ollas de presión son usadas como artefactos explosivos por grupos extremistas en Afganistán, Irak, India y Nepal. Según un informe del Consorcio Nacional para el Estudio del Terrorismo y las Respuestas al Terrorismo, estos artefactos improvisados fueron el arma más común empleada en más de 200 conspiraciones y ataques terroristas en Estados Unidos desde 2001 a 2011.
En el frustrado atentado de Times Square de Nueva York en 2010, la policía se incautó de una olla a presión, entre otros materiales. Ese mismo año, terroristas usaban una olla de esas características en un ataque en Pakistán. En 2006, más de 130 personas morían en Bombay cuando varias ollas a presión repletas de explosivos estallaban en diferentes trenes.
El martes, el agente del FBI al cargo de la investigación, Richard DesLauriers, declaraba: “Alguien sabe quién ha hecho esto”. “En una apasionada exhortación a la población reclamando información, el agente recordó que “la persona que hizo esto es el amigo de alguien, su vecino, su compañero de trabajo o su familiar” abriendo de par en par la puerta para que quien sepa algo diga algo. Cientos de personas se reunieron en la noche del martes en actos de homenaje surgidos de manera espontánea para recordar a las víctimas.
El atentado de Boston y la revelación sobre las cartas ocurrieron en momentos en que el Congreso estadounidense se apresta a debatir dos proyectos de ley que exasperan a la derecha del país: un mayor control en la venta de armas y una reforma migratoria para regularizar a millones de indocumentados.