Como un clásico de todas las instancias previas a las elecciones en Santa Fe, el intento de reforma electoral (publicada ayer en exclusiva por LaCapital) generó un inmenso revuelo en todos los ámbitos de la política provincial.
Como un clásico de todas las instancias previas a las elecciones en Santa Fe, el intento de reforma electoral (publicada ayer en exclusiva por LaCapital) generó un inmenso revuelo en todos los ámbitos de la política provincial.
Al margen de consideraciones específicas sobre la necesariedad —o no— de algunas modificaciones, el error de los impulsores radica en el sentido de la oportunidad. Intentar darle tratamiento legislativo a cuestiones sensibles vinculadas al derrotero electoral sobre el filo mismo del proceso eleccionario sólo logra rechazos y/o suspicacias entre quienes no forman parte del poder.
Ayer, todos los protagonistas les dieron verosimilitud a la nota de este diario que aludió a una reunión bilateral entre importantes dirigentes del socialismo y de la UCR que, a su vez, ofició de presentación de credenciales de la nueva cúpula partidaria de los de boina blanca. Es más, internarse en la navegación profunda del contenido del encuentro realizado en la ciudad de Santa Fe permitió encontrar enormes bolsones de desconfianza entre dirigentes del socialismo que acusaban a los radicales de haberles filtrado información a este diario. Apostillas que hacen al fondo de la cuestión.
Todo confirmado. El socialismo confirmó ayer de boca de su principal referencia legislativa que intenta modificar la boleta única. El diputado Eduardo Di Pollina dijo que unir la boleta del candidato a gobernador con la lista a diputado "sería darle coherencia a lo que dice la Constitución provincial, en relación a que todo candidato a gobernador debe presentar su lista de diputados para poder, como requisito fundamental, presentarse a la compulsa". Palabras más, palabras menos, es el mismo pensamiento que tiene el actual senador Miguel Lifschitz, además de otras referencias de primera línea.
La posición de restablecer la boleta sábana —aunque corta— es compartida por el presidente de la UCR, Mario Barletta, quien, sin embargo, no fue tan enfático a la hora de hacerla pública. De hecho, en 2012 se presentó un proyecto del radical Santiago Mascheroni para modificar la boleta única reduciendo de cinco a tres los casilleros al momento de sufragar. Propiciaba no separar las categorías de gobernador con diputados provinciales ni la de intendente con concejales, con el argumento de darle "gobernabilidad" a los Ejecutivos.
Además del rechazo del PJ y del PRO a las iniciativas, el Frente Progresista no logra alcanzar ni por lejos una posición unívoca. El policromático escenario del radicalismo lejos estará de darle aval a los cambios cuando crece en su interior una franja de dirigentes que aspira a convertirse en alternativa en un tiempo no muy lejano. Creen en el sector que la idea de tener una boleta oficial atada a la del gobernador permitiría que se negocien las candidaturas entre cuatro paredes.
"No entendemos por qué Barletta apoya esto. Si se modifica la boleta saltarían varios de los que hoy están cerca suyo a la boleta que lleve de gobernador a Lifschitz", mensuran en el sector denominado GPS que, por estas horas, no descartaba una convocatoria transversal a dirigentes y legisladores de otros partidos para iniciar una campaña que "rechace el regreso de la lista sábana encubierta".
Otro motivo de asombro es que el intento de unificar boleta a gobernador y diputado no se extienda a los senadores. "¿Por qué no lo intentamos? Porque no hay ninguna posibilidad de que la Cámara de Senadores lo apruebe. Así de simple y de loco", admitió a LaCapital un legislador que está a favor de la modificación de la boleta única. La cuestión, más vinculada al pensamiento mágico, explica más que mil palabras las dificultades de llevar adelante una reforma seria e integral por los condicionamientos políticos de la distribución territorial y el peso específico de los senadores, hoy convertidos en mini-gobernadores.
La idea de meter mano en la boleta única casi siempre sobre el amanecer de un proceso electoral tiñe de sospechas el decálogo de presuntas buenas intenciones y convierte en materia opinable la cuestión, pero la idea de establecer un piso electoral para las categorías legislativas deberá analizarse seriamente y establecerse como prioridad. La política santafesina está en la víspera de un nuevo festival de boletas en sus categorías a diputado provincial y a concejal.
Aún más trascendente que una nueva plataforma mínima para ingresar al D'Hondt en la Cámara baja resulta la necesidad de establecer un piso en las primarias a concejal para acceder a la elección general. Actualmente, aunque una o mil listas saquen dos (2) votos en las Paso igual quedan legitimadas para la instancia posterior. Pese a que esa flagrancia ya había quedado expuesta en la parada electoral de 2013 —con 32 listas a concejal de Rosario compitiendo en primarias— nada se hizo al respecto.
Plata o nada. También asoma un nuevo frente de conflicto en relación a la publicidad gratuita para los partidos, algo que está íntimamente vinculado a la falta de regulación de los pisos electorales. Para el gobierno provincial la ley Rubeo resulta inaplicable por una cuestión de hecho y otra de derecho. Según pudo saber este diario, el gobierno santafesino debió pagar 24 millones de pesos a empresas de radio y televisión por la contratación de espacios a partidos, frentes y alianzas que compitieron en 2013 sólo en las categorías a concejal e intendente. Para 2015, la erogación no será inferior a los 120 millones de pesos.
De no modificarse la norma (que prohibe a los partidos políticos la contratación de espacios publicitarios en radio y TV) no habrá spots para nadie.
Sin novedad. Al margen del volcán en erupción que surfeó ayer a la política santafesina, la campaña nacional, provincial y rosarina para 2015 sigue en stand by. Cristina Kirchner, deberá definir la estrategia final del oficialismo camino a la sucesión. En el interior del kirchnerismo se reporta una compulsa a priori atractiva entre Daniel Scioli y Florencio Randazzo.
En Santa Fe, el impulso final a las gestiones de Antonio Bonfatti y de Mónica Fein influirán directamente en la posible continuidad del Frente Progresista —y del socialismo en particular— al frente de la Gobernación y de la Municipalidad de Rosario, que en este último caso encarnaría en la misma protagonista.
Como un fenómeno estacional siempre cercano a los turnos electorales, la probable modificación del sistema santafesino impactó con toda su fuerza dejando en pausa todo lo demás. Al menos por 48 horas.