Casi la mitad de los británicos se quieren ir de la Unión Europea, según un sondeo de un medio de prensa. "¿Cree usted que el Reino Unido debería seguir siendo miembro de la UE?" preguntó un sondeo publicado por el diario conservador The Daily Telegraph, y el 46 por ciento de los consultados contestó con un rotundo "no". Es el porcentaje más alto en encuestas recientes sobre el tema. Esa pregunta es la misma que el gobernante Partido Conservador quiere plantear a la población en un referéndum en 2017.
El Partido Conservador y buena parte de los ministros del gobierno de David Cameron comparten ese criterio. En las últimas semanas al menos nueve ministros y otros altos funcionarios se han posicionado en este sentido. Pero Cameron tiene problemas: preside un Ejecutivo de coalición con los centristas del Partido Liberal-Demócrata, quienes son decididos europeístas.
Cameron ha debido por esto moderar la postura de su gobierno en materia de ruptura con la Unión Europea, pero a la vez vio cómo un centenar de diputados de su propio partido votaba recientemente en su contra. Mientras, el Partido Antieuropeísta (UKIP) de Nigel Farage se consolida como la tercera fuerza política en el Reino Unido. En el sondeo del diario británico un 44 por ciento se manifiesta a favor de celebrar la consulta de forma inmediata, mientras que un 29 por ciento es partidario de esperar hasta 2017, como plantea Cameron.
Premier en problemas. El primer ministro británico está "perdiendo el control de su partido", dijo un destacado miembro del Partido Conservador, Geoffrey Howe. El malestar conservador amenaza con distanciar todavía más a Cameron y su círculo cercano del núcleo de su partido, con el que los vínculos están casi en un punto de ruptura.
Las diferencias con las bases conservadoras sobre la integración de Reino Unido en la Unión Europea y el apoyo de Cameron a la legalización de los matrimonios entre homosexuales han planteado desacuerdos y podrían dañar al partido en las próximas elecciones, previstas para 2015.
El fenómeno del UKIP ha avivado un debate nacional sobre si el Reino Unido obtiene beneficios de su pertenencia a la UE que compensen su costo financiero y la cesión de poderes importantes a Bruselas, como la capacidad de limitar el ingreso de inmigrantes procedentes de los otros 26 países de la UE. Un sondeo publicado ayer en los diarios Sunday Mirror y The Independent situó el apoyo al UKIP en un 19 por ciento, el mayor nivel que ha conseguido hasta ahora. El opositor Partido Laborista lidera la encuesta con el 35 por ciento, mientras que los conservadores obtienen un 29 por ciento y sus socios de coalición, los liberal-demócratas, sólo un 8 por ciento.
"El efecto del euroescepticismo ahora ha ido tan lejos que el liderazgo conservador está de hecho asustándose de sus propios diputados", sostuvo Howe. En enero, Cameron prometió que si los conservadores ganaban las elecciones de 2015 convocaría un referéndum en 2017 sobre si Reino Unido debería permanecer o marcharse de la UE.
Fuego amigo. Pero eso no fue suficiente para muchos conservadores, que la semana pasada lo obligaron a respaldar un nuevo proyecto de ley que lo blindaría.El ala más derechista de los conservadores también votó la semana pasada para criticar la agenda legislativa del gobierno por no incluir este proyecto de ley en primer lugar. El momento es especialmente complicado para Cameron, cuyo proyecto de ley para legalizar las bodas entre homosexuales se debatirá en el Parlamento esta semana.
Cameron dice que le gustaría hacer más para satisfacer al núcleo conservador, pero que se ve frenado al estar en coalición con los progresistas del Partido Liberal-Demócrata. Las relaciones entre los dos partidos se han tensado con frecuencia desde que se asociaron en 2010, y ayer en un artículo de prensa, Cameron sugirió que podría poner fin a la coalición antes de las elecciones de 2015.