Horas después de que el presidente ruso Vladimir Putin y su esposa, Lyudmila, comunicaran al país que su matrimonio había acabado, un presentador de un programa satírico online anunció solemnemente la noticia: Putin nombró a Lyudmila “primera dama en funciones”. Por supuesto era un chiste pero los rusos dicen que hay un toque de verdad en cada chiste: aunque los motivos para la separación pueden ser profundamente personales, el reconocimiento orquestado de un alejamiento del que se sospechaba desde hacía tiempo fue la última apuesta política pragmática de Putin.
El anuncio fue un ejemplo de control de daños, con el objetivo de cerrar un cabo suelto que ha ensombrecido la imagen del ex espía de la KGB, de 60 años, y permitirle abordar sus seis años de tercer mandato que comenzó en mayo de 2012 con borrón y cuenta nueva. “Se hizo necesario resolver esta situación: había demasiados rumores merodeando, incluyendo que envió a su mujer a un convento”, dijo Alexei Malashenko del Centro Carnegie de Moscú.
Putin ha mezclado sus vínculos personales con la política en sus 13 años como presidente, buscando reforzar su apego al poder cambiando de aliados y expulsando a enemigos a su paso. Ahora, su mujer durante 30 años, que desde hace años estaba ausente de su lado, oficialmente está fuera de la foto; casi como un burócrata soviético borrado de las fotos tras caer en desgracia. En realidad Lyudmila, de 55 años y ex azafata, sólo ejerció de primera dama durante los primeros años, ya que con el paso del tiempo cada vez se hicieron más contadas sus apariciones públicas. Sus largas ausencias dispararon los rumores sobre su estado de salud e incluso se especuló de que había ingresado a un convento, emulando así a otras consortes de la época de los zares.
Pedro I El Grande, quizás el gobernante más influyente de la historia del país, fue el único dirigente ruso que se divorció mientras estaba en el poder, hace más de 300 años, tras lo que su esposa fue recluida en un convento, acusada de un complot.
Putin, en tanto, ha defendido los valores familiares y mantenido a la Iglesia Ortodoxa rusa como una guía moral para una sociedad que dice estaba peligrosamente a la deriva tras la desintegración soviética. Pero la retórica suena a hueca con el telón de fondo de especulaciones de que el mandatario había abandonado a Lyudmila por la gimnasta rítmica olímpica Alina Kabayeva, con quien habría tenido un hijo.
¿Marido infiel? El bloguero Leonid Volkov cree que Putin quería eliminar la imagen de un marido infiel: “Hemos escuchado a taxistas decirlo muchas veces: «Si está engañando a su mujer, implica que está decepcionando a su país»”, escribió en Twitter. Algunos de sus enemigos alabaron la decisión. El político opositor Boris Nemtsov dijo que era una rara muestra de honestidad. “La vida política en Rusia se convirtió en un poco más humana”, dijo el magnate de los medios y crítico de Putin Alexander Lebedev.
El divorcio es habitual en Rusia, donde muchas personas se casan jóvenes y la convulsión que siguió a la caída del comunismo ha deteriorado el tejido social. “Cuando lo escuché en televisión estaba en shock”, dijo Lyubov Andreyeva, una profesora retirada en Moscú. “Pero al mismo tiempo, si no quedan sentimientos y los hijos han crecido, ¿qué sentido tiene continuar el juego?”. “Creo que el público entenderá su decisión y Putin se volverá más popular porque todo el mundo verá que es un hombre normal, que puede tener problemas familiares como el resto”, dijo Malashenko.
Pero algunos rusos dijeron que el anuncio llegaba muy tarde. “Creo que la hora de hacer esto fue hace tiempo porque todo el mundo ya sabía en mayor o menor medida sobre la pobre Lyuda, que se había vuelto loca o ido a un convento o muerto”, dijo Yulia Tsoy, moscovita. “No tenía sentido continuar con ese circo”, agregó.
Si bien la noticia confirmó lo que la mayoría de los rusos ya suponía, dejó a muchos con una pregunta sin responder: ¿Putin está con otra mujer y se casará? Durante años, la prensa amarilla llegó a informar de una posible relación sentimental entre Putin y la doble campeona olímpica de gimnasia rítmica y diputada por el oficialista partido Rusia Unida Alina Kabayeva, de 30 años y considerada una de las mujeres más bellas de Rusia. Consciente de la imperiosa necesidad de una aclaración, el portavoz presidencial Dmitry Peskov aclaró que no había otra mujer en la vida de Putin y que el jefe de Estado estaba demasiado ocupado gobernando para tener una vida familiar. No es nada difícil, aún sin ser un experto, ver el horario de trabajo de Putin, y entender que su vida, lamentablemente, no está de ninguna manera atada a una relación sentimental”, dijo a la emisora Eco de Moscú. En cuanto a la posibilidad de que el líder del Kremlin vuelva a casarse, como lo hiciera el ex presidente francés, Nicolas Sarkozy, con su amada Carla Bruni, Peskov aseguró que se tratan de “rumores y chismes”. El vocero dijo que la pareja no se divorció oficialmente y que Putin seguía llevando su anillo de casado. Agregó que la pareja, que tiene dos hijas (María y Yekaterina), conserva una magnífica relación personal.