Washington. — La lista de los desafíos inmediatos que deberá asumir el
futuro presidente estadounidense Barack Obama a partir del 20 de enero es cada vez más larga.
Además de una recesión y las guerras en Irak y Afganistán, también "hereda" un creciente conflicto
en Medio Oriente con la necesidad de actuar rápidamente a nivel diplomático, más rápido de lo
planificado.
Obama manifestó siempre que los esfuerzos de paz estarán entre sus mayores
prioridades de política exterior. Pero en primer lugar, y con respecto a ello no hay ninguna duda,
quiere combatir la crisis económica, y poner toda su atención en el inicio de la retirada de Irak y
el fortalecimiento de las tropas en Afganistán. Pero hay algo en lo que concuerdan todos los
expertos en Medio Oriente, y es que no tiene otra opción que la de involucrarse lo más rápido
posible en el conflicto palestino-israelí, y con magras posibilidades de éxito.
Evasivas. De todas formas, hasta ahora gran cantidad de comentarios en los
medios estadounidenses se centran en que Obama no ha logrado mostrar tener mejores ideas para
resolver el conflicto entre Israel y el grupo radical islámico Hamas que su antecesor, George W.
Bush.
La última espiral de violencia en Gaza le depara a la nueva administración "la
urgencia de una crisis sin la capacidad de hacer algo al respecto", considera Aaron David Miller,
del instituto de investigación Woodrow Wilson Center en Washington, según The New York Times.
"Incluso si finalizan los combates entre los israelíes y Hamas será muy difícil sentar a todas las
partes nuevamente en la mesa de negociaciones", señaló en tono pesimista Steven Cook, del
renombrado Institut Council on Foreign Relations.
La escalada de violencia llega en medio de un vacío político en Estados Unidos.
El saliente presidente Bush simplemente no tiene nada que decir, mientras que Obama se retrae y no
se cansa de destacar que no quiere contradecir al actual mandatario. "Todavía es George Bush el que
debe hablar por Estados Unidos", expresó el fin de semana el principal asesor de Obama, David
Axelrod, ante las preguntas sobre los planes de su jefe para ayudar a resolver la situación.
"Haría lo mismo". Hasta ahora Obama dio a conocer pocos detalles concretos sobre
sus planes para Medio Oriente. De todas formas destacó siempre el derecho de Israel de defensa
propia, incluso durante una visita en la frontera con Gaza en julio. "Si alguien disparara cohetes
contra mi casa, en la que mis dos hijas duermen en la noche, haría todo lo que tenga a mi alcance
para poner fin a eso", dijo entonces Obama. "Y esperaría que los israelíes hagan lo mismo",
añadió.
Este tipo de declaraciones, así como las decisiones sobre su equipo —sobre
todo la nominación de la declarada amiga de Israel Hillary Clinton como secretaria de Estado—
fortalecieron las esperanzas israelíes de que Estados Unidos pueda seguir siendo un fiel
aliado.
A pesar de que previamente había dicho algo diferente, en su visita en verano a
Israel, Obama señaló no consideraría mantener conversaciones con Hamas mientras esta agrupación
radical islámica no modifique su comportamiento de manera fundamental.
¿Pero cómo? El nuevo presidente estadounidense considera a Israel como su
principal aliado en la región, según aseveró Axelrod el domingo en varios talk shows. Obama tendrá
en cuenta a las "principales facciones" entre ambos Estados, pero tiene prevista una política para
Medio Oriente "dirigida a la paz y trabajará en conjunto con israelíes y palestinos en este
sentido". ¿Pero cómo? El equipo de Obama tampoco se hace demasiadas ilusiones. "Se ha vuelto
claramente más complicado", dice Axelrod.
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