El tiempo apremia: el próximo jueves 17 Estados Unidos podría quedarse sin dinero. Si hasta entonces no se eleva el techo de deuda, la suspensión de pagos amenaza a la primera economía de la Tierra. Nadie quiere pensar que eso va a ocurrir, pero aumenta la incertidumbre en los mercados y en la política de todo el planeta.
Aun cuando se haya registrado algo de movimiento en los últimos días, por ahora no se ha conseguido un avance en esta crispada disputa. Tanto demócratas como republicanos no están dispuestos a ceder y con esta postura están poniendo en riesgo la recuperación económica en el resto del planeta, según asegura el secretario general de la Ocde, Angel Gurría. "El actual bloqueo en Estados Unidos", dijo, "amenaza de forma totalmente innecesaria el crecimiento y la estabilidad no sólo en la economía estadounidense sino en la economía mundial".
Si no se aumenta el techo de deuda, habrá que recortar gastos entre mediados de octubre y mediados de noviembre por un monto de 106.000 millones de dólares (78.000 millones de euros), o lo que es lo mismo, cerca del 8 por ciento del rendimiento económico mensual, subraya el economista de Unicretid Harm Bandholz. "En vista de estos costos potenciales, uno opinaría que ninguna persona en sus cabales va a asumir ese riesgo y con ello a apostar a bloquear el aumento del techo de deuda. Pero justo esa es la realidad política en Washington", explica el experto.
Pronto se podría dejar de pagar los intereses y las amortizaciones de los bonos del Tesoro estadounidense, lo que tendría graves consecuencias para los mercados financieros, cuyo alcance es difícil de calcular. Eso supondría que "el depósito considerado como el más seguro del mundo dejaría de serlo. Y la consecuencia sería una subida estructural de las primas de riesgo en un frente amplio", advierte el economista de ING Willem Verhagen.
En resumen: si los bonos del tesoro de la superpotencia estadounidense dejan de ser una garantía, entonces tampoco lo son otros títulos de valores.
Munición monetaria. La incapacidad de Estados Unidos para hacer frente a sus pagos desencadenaría acciones mucho más complejas en el sistema financiero, apostilla Verhagen: "Existe el riesgo de un infarto financiero a lo Lehman". Pero a diferencia de lo que ocurrió cuando el banco de inversiones entró en bancarrota, los bancos emisores y la política han pulverizado entretanto toda su munición monetaria y de política fiscal. "La probabilidad de volver a reanimar el paciente sería mucho menor que en 2008".
Pero todavía no se ha llegado a ese extremo. "Más allá de todas las luchas de trincheras políticas, al final habrá que adecuar el techo de deuda de forma que se evite la cesación de pagos, la primera en la historia de Estados Unidos", señala confiado Michael Klaus, del banco privado Metzler. Pero esta incertidumbre ya está provocando estrés en los mercados financieros: todo sube y baja según la evolución de las negociaciones.
Para el economista jefe de VP Bank, Thomas Gitzel, los temores van demasiado lejos: "Por una parte Estados Unidos puede recurrir a medidas de emergencia, por otra parte una eventual suspensión de pagos sería teórica, pues en la solvencia real no duda prácticamente nadie". Además, el banco emisor de Estados Unidos sigue siendo un importante comprador de títulos soberanos estadounidenses.
Entre las medidas de emergencia posibles figura que el presidente Barack Obama alce de forma unilateral el techo de deuda o sencillamente que lo ignore, pues la "validez" de las deudas del gobierno no se puede cuestionar, tal como ordena la Constitución. El economista del Commerzbank, Bernd Weidensteiner, se muestra escéptico: "Los bonos que se emitirían entonces dejarían posiblemente de tener de una impecable base legal y en los mercados se los valoraría de forma diversa a los bonos ya en curso".
Salidas estrafalarias. Otras posibles salidas suenan un tanto estrafalarias: un agujero en la legislación monetaria daría derecho al Secretario del Tesoro a emitir una moneda de platino de un valor nominal cualquiera, explicó Weidensteiner. Podría por ejemplo emitir una moneda de 1.000 millones de dólares que entregaría a la Reserva Federal y ese dinero se abonaría en su cuenta. "Así el gobierno volvería a contar con dinero". Este truco, que no es la primera vez que se menciona, no deja de ser polémico, pues no se descarta que sea llevado a los tribunales mediante alguna demanda.