En una carta desde el exilio, el general Perón convocaba a dejar las canillas abiertas durante la noche, como una forma de resistencia individual al golpe militar que lo había derrocado en 1955. En aquellos años el servicio de agua era estatal y gratuito. Hoy esa forma de protesta les costaría a cada uno de sus seguidores unos dos mil pesos al mes.
Mucho cambió desde entonces. En 1980, la dictadura militar desmanteló Obras Sanitarias de la Nación y delegó su responsabilidad a las provincias. En Santa Fe, la Dirección Provincial de Obras Sanitarias (Dipos) se encargó del servicio hasta fines de 1995, cuando el gobierno de Carlos Reutemann impulsó la privatización. Durante casi diez años, el grupo francés Suez fue beneficiado por una concesión en la que no se le exigía canon, a cambio de realizar inversiones. Tras sucesivos incumplimientos, especialmente tras el derrumbe de la convertibilidad, el gobierno de Jorge Obeid canceló el contrato en enero de 2006. Así nació Aguas Santafesinas Sociedad Anónima (Assa) una empresa cuyo capital es casi completamente estatal pero que formalmente sigue atada al marco normativo de la privatización.
Después de casi siete años de operación, permanecen en la provincia viejos problemas vinculados al agua, como baja presión, falta de desagües cloacales y presencia en algunas zonas de niveles de arsénico más altos que los permitidos. Legisladores, funcionarios y directivos de Assa se trenzan sobre las causas, unos reclaman y otros prometen obras. Sin embargo, en las discusiones parecen relegados debates más profundos sobre las características de este servicio esencial para la vida: si prima una concepción mercantil u otra basada en el bien común, el rol del Estado, los montos y las fuentes de financiamiento y el desafío de satisfacer a todos los sectores sociales, sobre todo los más pauperizados.
BALANCES. Para Juan Giani, uno de los directores del Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress), el balance de los seis años de gestión de Assa "es agridulce". Afirmó que la provincia tenía un doble problema, que significaba "una bomba de tiempo" conformado por "obras pendientes en gran escala y niveles tarifarios bastante deprimidos".
El funcionario reconoció una serie de cambios positivos. "Es una empresa más «amigable» en el sentido de la resolución de los problemas cotidianos, hay una mayor sensbilidad social respecto a problemas que acarrea la falta de servicios sanitarios", dijo. Sin embargo, cree que "no hubo muchos avances entre la gestión de la empresa privada y la de Assa; la mayor parte de las obras importantes no se ha hecho".
El director de la Cátedra Libre del Agua de la Universidad Nacional de Rosario, Aníbal Faccendini, consideró que hubo avances en esta nueva etapa. "Son positivas la concientización de las administraciones del agua como derecho humano, también la idea de tomar agua del Paraná para abastecer la zona oeste de la provincia", indicó. Pero también expresó sus críticas: "Santa Fe no tiene código de aguas. Es nefasto que la ley 11.220 siga vigente, es la de la privatización, para esa ley somos usuarios y no ciudadanos. El agua sigue siendo del mercado", indicó.
COBERTURA VS. PRESTACIóN Assa abastece directamente 15 ciudades de la provincia y presta servicio de agua potable a 2.021.541 habitantes y servicios clocales a 1.423.349 personas, que representan el 97 por ciento y el 68 por ciento de la población total de estas ciudades. Los habitantes con agua potable son el 60 por ciento de la provincia.
Luego de la inauguración del Acueducto Centro, 12 nuevas ciudades son abastecidas por Assa como proveedor mayorista. En el resto de las localidades de Santa Fe, municipios y cooperativas prestan el servicio.
Giani afirmó que debe distinguirse cobertura de prestación. "En Rosario, por ejemplo, hay una cobertura muy alta, pero deficiente. Hay muchos barrios con niveles muy bajos de presión de agua", apuntó. "En aguas la cobertura es razonablemente buena, cloacas es un servicio más deficiente", agregó.
Además, añadió otro problema que es el de la calidad. "En general en Assa la calidad es buena, hay problemas en algunas ciudades como Cañada de Gómez, por el arsénico", dijo.
lugar en EL PRESUPUESTO. Durante la etapa de la privatización, el total de los recursos de la empresa provenía de las tarifas. Sin embargo, a partir de la reestatización el Estado provincial empezó a subsidiar el servicio sanitario.
Un repaso de las finanzas provinciales desde el 2007 hasta el 2011 —el último año con estadísticas disponibles— y los proyectos de presupuesto de 2012 y 2013 muestra que los recursos asignados a Assa aumentaron nominalmente cada año, pero representaron una porción cada vez menor del presupuesto total de la provincia.
Así, en 2007 los gastos totales de Assa fueron 219 millones (2,28 por ciento del total), en 2008 267 millones (1,96 por ciento); en 2009, 324 millones (1,94 por ciento); en 2010, 414 millones (1,95 por ciento); en 2011, 564 millones (1,86 por ciento); en 2012 el presupuesto de la empresa fue de 530 millones (1,56 por ciento) y, en el proyecto de 2013, se le asignan 598 millones (1,49 por ciento). Incluso, las inversiones también disminuyen porcentualmente: del 33 por ciento de 2007 al 17 por ciento del presupuesto 2013.
En cuanto al ejecutado en 2012, según Giani "hay una disminución del monto de 2011, y a su vez hay una subejecución del 40 por ciento". Adviertió que "lo que está presupuestado en 2013 es incluso más bajo que lo subejecutado en 2012".
El presidente de Aguas Santafesinas, Alberto Daniele, reconoció que el 2012 "fue un año difícil", pero negó esos niveles de subejecución. "Son números que no corresponden al final del ejercicio. En la primera mitad del año tuvimos dificultades de transferencia de partidas del Tesoro provincial. El número final ejecutado es casi igual al presupuestado", dijo y aseguró que el aumento alivió las cuentas de Assa. "La situación mejora en ingresos despúes de la adecuación tarifaria. Antes cubríamos menos del 50 por ciento de los costos operativos, ahora pasamos alrededor del 80 por ciento. El 20 por ciento lo pone el Estado, además de las obras", precisó
Señaló que los recursos necesarios "se consiguen o con un mecanismo de ampliación presupuestaria, o con transferencias del ministerio de Aguas o la secretaría de Hábitat, o a través de líneas de financiamiento externo".
Sostuvo también que hay inversiones que no figuran en el presupuesto de Assa porque son tomadas por el Ministerio de Economía y afirmó que esta es la situación del reemplazo de dos bombas de la planta potabilizadora de Rosario, para el que se destinarán 38 millones de pesos; o la del fondo kuwaití de 600 millones que es utilizado para la construcción del acueducto Gran Rosario. Por otra parte, destacó el escaso aporte del Estado nacional. "Las (empresas) que no estamos en la misma línea sufrimos", dijo. •